Capítulo 44

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3 MESES DESPUÉS. 

ADARA BECK. 

Es gracioso ver cómo superamos eso que creíamos que nunca íbamos a poder. Y como luego nos enamoramos de lo que ni siquiera sabíamos que queríamos. La vida nos embarca en viajes que, si fuera por nosotros, no hubiéramos emprendido. Me siento mucho mejor, sé que no ha pasado mucho tiempo desde que comencé a emprender el camino del autodescubrimiento, pero me siento bien, no tanto como quisiera, sin embargo, un avance siempre será un avance sin importar que sea poco o mucho.

— ¡Ya estoy aquí! —Exclama Jackson cuando he abierto la puerta de mi casa— ¿Qué sucedió? ¿Están bien? ¿Les sucede algo?

Suelto una risita ante la notable preocupación de mi primo favorito. Se nota que no se tomó la molestia de lavarse la cara, la marca de la manta sigue grabada en su rostro.

—Tengo hambre.

—Menos mal—sujeta su pecho respirando con fuerza— ¡Casi me matas de un infarto, Beck! ¿Esas de coña, Adara?

—Tengo hambre—hago un puchero hacia el—Tenemos hambre, mucha hambre.

— ¿No podías levantarte a preparar algo?—suelta exasperado. Vale, me siento un poco mal por despertarlo, pero ¡Tengo hambre! — ¡Son las 4 de la mañana! Pensé que te había pasado algo, les había pasado algo, rubia insensible.

—Lo siento, pero me dijiste que te llamara si necesitaba algo—me encojo en hombros y me hago a un lado para que pase—Es tu culpa por ofrecerte a cuidarnos.

—Tienes dos preciosas manos para hacer de comer—suelta un bufido antes de ingresar al espacio—A este paso tendré que mudarme con ustedes ¡No! Vete a molestar a tu esposo. No puedo más con ustedes dos.

Niego con la cabeza siguiéndolo hacia la cocina. Puede que esté abusando de su amabilidad, no me gusta Salí de casa más que todo porque estoy estructurando mi propia firma de arquitectos ¡Sí! He tomado la decisión de independizarme de los Richter y los García para formar mi propio futuro, futuro que le dejare a las próximas generaciones.

—Vale, lo siento, pero....

—Tienen hambre, ya lo dijiste—entrecierra sus ojos hacia mí— ¿Qué quieres?

—Paella con helado de chocolate.

—Definitivamente estás más loca de lo que pensé—hace una mueca de horror—Y lo gracioso del asunto es que no ha sido tu antojo más raro ¿Quién demonios come camarones con arroz con leche?

—Yo—me encojo en hombros—No es mi culpa, el bebé se levanta en medio de la noche a pedir comida y solo te tengo a ti.

Bebe. Sí, estoy embarazada. Al principio pensé que estaba enferma, vómitos, mareo y nauseas, horrible, incluso creí que tenia un tumor en el estomago vientre porque crecía cada vez mas. No fue hasta que Mónica me obligo a ir a hacerme un chequeo y ¡Sorpresa! La última vez que estuve con Alexander, que fue cuando intente divorciarme de él, pasamos por alto la protección y aquí estoy, con una pequeña panza de casi tres meses.

— ¿Cuándo tienes planeado decirle?

Tal vez fui una persona egoísta al guardarme esto por estos tres meses, pero estaba asustada, aun lo estoy, no sé cómo reaccionara si bien o vomitara así como yo lo hice cuando me entere porque si, vomite y me humille frente al doctor. Quisiera borrar ese momento de mi memoria.

—Mañana viajo ¿Recuerdas? Hay un baile beneficio en Alemania para recaudar fondos para la fundación púrpura y ya compre mi entrada—me encojo en hombros—Allí le diré o mejor aún, él se dará cuenta de que su hijo crece en mi vientre.

LIMERENCIA.Where stories live. Discover now