Capitulo 14.

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ADARA BECK.

Que doloroso es aparentar ser fuerte cuando en realidad todo te duele, que doloroso es aguantarte las ganas de llorar todo el día para no derrumbar a los demás, que doloroso es llorar sin lágrimas para no llamar la atención.

— ¿Por cuánto te vas? —inquiere Olivia que me está ayudando a empacar mis cosas en las dos maletas.

—Regreso, a más tardar, el martes —cierro la enorme maleta color rosa pálido.

— ¿Con quién vas? —pregunta por décima vez en lo que va de la mañana.

—Ya te lo dije, con Alexander. No vamos a escapar, vamos al aniversario número 50 de Olymp, allí estará Jace y el abuelo—le explico, de nuevo.

La pobre esta paranoica. Cree que escapare con mi novio hacia el atardecer y nunca volveré. Eso es imposible y tengo dos razones, bueno, son las razones principales por que hay un sin fin de ellas. Primero, esta relación no es real. Segundo, desde que surgió el tema de Víctor me he alejado y lo he evitado. Puede que esté actuando como una niña pero...pero no hay peros.

—La estas agobiando. No es la primera vez que viaja a un evento de tal magnitud—le recuerda Nora—Estará bien.

—No confió en ese tipo. Me da una vibra muy mala—se defiende mi tía cruzándose de brazo.

—Tú y tus vibras, Olivia. Lo importante es que le guste a Ada y no a ti—le guiña un ojo.

— ¡Termine!—anuncio cuando ya he terminado de empacar todo lo que faltaba en la segunda maleta—Creo que no me falta nada: Ropa cómoda, productos de higiene personal, maquillaje, mi laptop, mi Tablet, los cargadores, tacones y el vestido.

—No me digas que vas a llevar uno de esos vestidos.

—Esos vestidos son hermosos.

Ellas entran en un debate sobre si mis vestidos tipo victorianos son lindos o aburridos. Reviso mi celular y hago una mueca al caer en cuenta de que en este momento debería estar saliendo hacia Olymp. Después de la jornada laboral emprenderemos nuestra travesía hacia Múnich, Alemania y como un bonus extra, el jet en el que iremos será compartido: Evarie Richter, Ian Miller, Camille Pullman, Gianna Miller, Su nuevo novio, Steve Lewis, Lila Rice, Alexander Richter y yo. Esto va a ser súper incómodo.

—Bien chicas Beck, es hora de emigrar—le doy un abrazo a cada una. No las veré en 5 días, tal vez más, tal vez menos, el caso aquí es que las voy a extrañar demasiado—No vallan a destrozar la galería en mi usencia.

—Se lo diré a tu amiga—mi abuela lleva una mano a mi mejilla y la acaricia—Cuídate, Adara Beck. No vayas a ser un grano en el culo para ese muchacho.

A pesar de que aún no conoce a Alexander, ya es su fan número 1, incluso estoy empezando a creer que le agrada más que yo.

—Mamá—Olivia niega con la cabeza—Cuídate mucho, Ada, y no vayas a hacer un desastre.

Que poca fe me tienen.

—Tratare de no hacer. Las voy a extrañar.

Después de una larga despedida salgo de la casa arrastrando las dos enormes maletas. Abro el baúl y con mucho esfuerzo meto las maletas. No quiero parecer paranoica o algo que se le parezca pero desde hace unos días me he sentido observada, miro hacia todas las direcciones en busca de algo o alguien pero no encuentro nada. Me convenzo de que esta sensación es producto de mi imaginación y solo estoy nerviosa por el viaje que hare en unas horas.

Conduzco algo, demasiado, intranquila hacia el edificio Olymp. Al llegar allí hago lo mismo que he hecho durante tres semanas, me bajo del auto, le entrego las llaves a Cross y sin mirar a nadie entro en las instalaciones. Las puertas del elevador se abren y a toda prisa, camino hacia a oficina de Lila. 1 maldita hora tarde ¡genial!

LIMERENCIA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora