Capítulo 82

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HANS

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HANS


Nate me llama un par de veces en lo que entro en la clínica y lo ignoro con Kat en mis brazos.

—¿Qué ha pasado? ¿Por qué Katherine está inconsciente? —se acerca Vernon junto con Brutus.

Sigo apresurado por el pasillo en lo que Zion les habla que no se preocupen pidiéndoles que no entren conmigo. Acelero los pasos y los dejo atrás sin apartar los ojos de Kat.

—Hans no me ignores, maldita sea. Estás en el punto de mira de un traficante de armas y tú solo te preocupas por ella —escucho el reclamo de Nate que se hace notar poniéndose por delante para que le de atención.

Lo ignoro de nuevo. Y es un arte que se me da bien cuando se trata de Kat y que ella es mi prioridad.

—Ahora no tengo tiempo para ti. Más tarde hablamos —sentencio.

—Qué no tienes tiempo...

Entro en mi habitación y bloqueo la puerta para que no pase porque no estoy para sus mierdas, dejando atrás su verborrea de insultos —tan típico de él— y me apresuro en dejar a Kat en la cama, sintiendo una presión en el estómago que no me deja respirar.

—Kat, cariño —la llamo acariciando su rostro.

No reacciona y a mí me mata verla tan frágil, tan delgada. La paciencia no es mi mayor virtud ahora que tengo que lidiar con mil problemas y con el parásito que tengo en mi corazón que hace pender de un hilo mi vida.

Sigue demasiado empapada por culpa de la lluvia. Voy raudo al baño controlando el mareo que me azota y agarro una toalla volviendo con Kat. Le seco el pelo, se lo paso por el rostro y el cuello, y me fijo que tiene una marca roja, como si alguien la hubiese agarrado. Ardo de rabia. Maldita seas Debrah. Se atrevió a tocarla a pesar de mis advertencias.

Casi puede pasar desapercibida esa marca, pero no para mí como tampoco paso por alto los pequeños puntos rojos, casi morados que encuentro en sus brazos y que no parecen recientes. No me pongo en lo peor porque detecto otro síntoma que no me hace salir de la habitación para buscar explicaciones. Permanezco pensativo y reviso minuciosamente su cuerpo para cerciorarme de lo que estoy pensando. No me gusta. Lo que jodidamente veo no me gusta.

Mi mente regresa al momento que nos encontramos fuera de la estación de policía. Se veía fatigada, muy pálida, fría, mareada...

La puerta se abre y ni me molesto en girarme ya que reconozco quien ha entrado, y porque es el único que debe saber como desbloquear la puerta.

—No ha podido comer ni dormir correctamente desde que te induje al coma —escucho la voz de Zion en la puerta. Lo dice como si no pudiera callarlo más—. Katherine lo ha pasado realmente mal estos siete días, esperando que despertaras. Por eso la ves tan débil.

Remembrance ©Where stories live. Discover now