summer '86

seven

Cuando Steve despertó de nuevo fue porque escuchó el clic del obturador de una cámara. Levantó la cabeza y la golpeó contra el armario en el que se había apoyado. Con un gemido, apartó el brazo del chico que había estado sosteniendo y se frotó la nuca.

—Adorable —Nancy arrulló, se paró con los brazos cruzados al lado de Dustin que tenía su cámara en sus manos. Mike se catapultó más lejos de Steve como si a alguien le importará que hubieran estado cerca el uno del otro y se puso de pie con urgencia. Steve se quedó en el suelo. Estaba seguro de que ya tenía un bulto en la nuca.

—Si alguna vez le muestras esa foto a alguien, Dustin —Mike señaló al niño con una mirada fulminante.— Te mataré.

—Bien —Dustin levantó las manos en señal de rendición, con las cejas levantadas.

Sin otra palabra, Mike salió de la cocina a toda prisa y se estrelló contra el sótano. Steve finalmente se puso de pie y compartió una mirada con Nancy. Había una pregunta silenciosa en sus ojos. Él asintió levemente, para hacerle saber que lo había manejado. Al menos, eso es lo que Steve esperaba que sucediera. El niño parecía haber dormido bien a pesar de su arreglo para dormir menos que ideal.

—¿Desayuno? —Steve levantó la voz con esperanza.

—Eso es en realidad de lo que vine a hablar contigo —Se dio cuenta de que Nancy ya estaba vestida, con las llaves de su auto en la mano.— Robin, Max y yo vamos a ir a la tienda más cercana para abastecernos. En realidad, solo nos quedan unos tres huevos y media caja de cereales.

—¿Media? —Steve palideció.— ¿Cómo nos quedamos sin nada tan rápido?

Dustin miró sus zapatos con aire de culpabilidad.— Lucas puede haberme convencido de que necesitábamos un refrigerio de medianoche la otra noche —Suspiró cuando confesó.— Teníamos dos tazones cada uno.

—Jesús —Steve murmuró. Se apoyó contra la isla con una mano mientras se frotaba la frente con la otra.— Está bien, ¿supongo que necesitas una lista?

—Ya está hecha —Nancy tomó un pedazo de papel del mostrador y lo agitó frente a él. Se preguntó cómo él y Mike no se despertaron con esto.— Me aseguraré de que tengamos suficiente para el resto de la semana. Comprar comida no es exactamente una actividad festiva que quiera repetir.

—Sí, no tan emocionante —Steve estuvo de acuerdo con un asentimiento.— Gracias. Mi billetera está en la chaqueta al lado de la puerta, así que toma un par de billetes de diez dólares.

Dustin habló.— Los otros chicos y yo queríamos ir a la sala de juegos, y Max nos encontrará allí, ¿entonces-?

—Vayan y vuélvanse locos  —Steve ofreció su permiso fácilmente. Por mucho que quisiera estar rodeado de gente para amortiguar o estar completamente solo, el tiempo con Eddie no era algo que lo decepcionara.

Steve se pasó una mano por el cabello, con los pensamientos lejos mientras Nancy y Dustin salían de la habitación para prepararse para el día.