『 °*• ❀ •*°』IX『 °*• ♫ •*°』

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Antes de empezar quiero aclarar que desde el capítulo uno (cuando Aziraphale y Crowley se conocen) hasta finales del capítulo dos (cuando Aziraphale escucha a Adán y a sus amigos hablar sobre el jardín) transcurre exactamente un mes y medio. No lo había mencionado antes debido a que soy medio tonto con las fechas y la verdad lo olvide. Sin más disfruta del capítulo.

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En cuanto sus sollozos cesaron el pelirrojo tomo su rostro con cuidado y con los pulgares limpio los restos de lágrimas de sus mejillas, deposito un beso en su frente que logro robarle el aliento al albino.

- Esta bien, yo estoy aquí para cuidarte. No llores más, mi dulce ángel.

Esas palabras removieron algo en su interior y despertaron un sentimiento que creía haber perdido hace muchos años. El no podía enamorarse de Crowley, no estaba bien. El era mayor y había desperdiciado una década de su vida con alguien incorrecto. Crowley aún era jovén y merecía a alguien que no tuviera su vida arruinada. Pero el sabía que si seguía conviviendo con el pelirrojo no podría evitar enamorarse más y más.

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Adán caminaba feliz a la escuela, era jueves en la tarde y ese día empezarían con las plantaciones. Sus amigos ya estaban ahí y al verlo llegar le señalaron hacia una dirección, se veían  a sus profesores favoritos trabajando muy juntos, parecían murmurar cosas y el albino estaba algo sonrojado. El castaño veía eso con una ligera sonrisa, sus amigos y el no podían quitar la mirada de ahí, eso hasta que de pronto sintieron una presencia detrás suyo. 

- ¿Ustedes también lo ven? - era el profesor Hastur, veía lo mismo que sus estudiantes. 

. Sí, eso es lindo - dijo Brian sonriendo. 

- Solo falta que ellos se den cuenta - el rubio cenizo alboroto el cabello de uno de sus alumnos y sonrió - ¡Empecemos a trabajar chicos!

Alumnos y profesores empezaron a trabajar en el huerto. Sembraban, araban la tierra y se divertían. Durante su trabajo Warlock tuvo una idea. El pelirrojo estaba haciendo algunas maromas para impresionar al albina así que con sigilo se acercó a su maestro de biología. Una vez estuvo lo suficientemente cerca lo empujó con una carretilla haciéndolo caer en brazos del profesor de literatura y con la manguera encendida los mojo a ambos. Ambos adultos se miraron mutuamente, estaban húmedos y muy cerca el uno del otro. Sus ojos brillaban y sus mejillas ardían. Crowley solo podía pensar en lo mucho que quería besar al hombre frente a el; por otro lado Aziraphale luchaba internamente con sus fuertes y escándalos latidos. Algo dentro suyo se removió, eso ya lo había vivido antes, antes de Gabriel también había sentido eso pero no recordaba hacia quién.
Al ver las intenciones del pelirrojo por acercarse a su rostro el de ojos azules lo soltó.

- ¡Diablos! - exclamó Crowley mientras sobaba su pierna.

- ¡Lo siento, lo siento! - se excuso de inmediato Aziraphale - Es que se me durmieron los brazos y ya no pude. De verdad lo lamento mucho.

- Tranquilo ángel, no hay problema - miro a sus alumnos con resentimiento - No se quién lanzó la carreta pero más vale que no vuelva a suceder ¿comprenden?

- Sí señor Crowley. - contestaron todos los jóvenes a la vez. 

La tarde siguió corriendo de manera tranquila para todos, cerca de las 6 P.M decidieron dejarlo hasta ahí y seguir otro día. Hastur les propuso a sus amigos ir a beber algo a un bar, pero los tres maestros estaban cubiertos de tierra y sudor por lo que decidieron mejor en la casa de Crolwey. Al llegar al lugar el pelirrojo comprobó que todo estuviera limpio, al final de cuentas llevaba casi una semana sin poner un pie en el lugar. Los adultos empezaron a beber, pero sin excederse al final de cuentas tenían clases al otro día. Charlaban de cosas triviales entre ellos y hacían bromas, el de cabello cenizo no pudo evitar sentirse alegre por el par sentado frente a el, ahora que veía al profesor de literatura y lo comparaba con la primera vez que lo vio había una gran diferencia. Se veía mucho más feliz, mas brillante y sin heridas, pero sin embargo pudo sentir cierto miedo en los ojos del contrario. Cuando el pelirrojo se levanto al baño vio la oportunidad perfecta. 

єηѕєñαηzα ιηєƒαвℓєDonde viven las historias. Descúbrelo ahora