Cap.16

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Los dias pasaban y Horacio mejoraba a pasos agigantados, caminaba con ayuda de Volkov y el fisioterapeuta, iba cogiendo de nuevo algo de masa muscular que había perdido, comenzó a comer poco a poco, ya toleraba todos los alimentos y su ánimo estaba por las nubes, se sentía bien, querido y apoyado, Viktor se separaba de él pocas veces, Greco, Athenea y Claudio le visitaban frecuentemente y Gustabo estaba a punto de volver.

-Bueno Horacio, creo que ya va siendo hora de que salgas del hospital, podrás volver a casa pero debes seguir viniendo para continuar tu rehabilitación,- Claudio le trajo los informes de alta y se los entregó al ruso,- debe cuidar su alimentación de momento, nada de excesos y debe descansar los primeros dias, mucho sobreesfuerzo puede dejarle agotado, aún está algo débil.-

Volkov guardó los papeles y fué a buscar al armario la ropa del de cresta,- con permiso Claudio, voy a ayudarle a vestirse,- le invitó a que saliera de la habitación, aunque el médico le hubiese visto desnudo, al peliplata no le gustaba que estuviera ahí en ese momento.

-Si claro, perdón,- fué a salir pero paró en la puerta un momento,- si teneis alguna duda, llamarme a la hora que sea,- sonrió y los dejó solos.

-Podría haberme vestido él,- Viktor le dedicó una mirada gélida al muchacho.

-¿Qué?,- lo miró fijamente.

-Es coña, me encanta verte celoso ruso,- Horacio estaba de pié apoyado en la cama y tiró de la camisa de su pareja para acercarlo y poder besarlo,- sabes que solo tus manos pueden tocarme, no me mires así, que cuando te pones serio...uff,- el mayor soltó una risa nerviosa, le gustaba el coqueteo del menor pero todavía se ponía muy nervioso y más teniendo en cuenta, que llevaban mucho tiempo sin intimar.

-Anda ven, vamos a vestirte que quiero largarme ya de aquí,- le ayudó a colocarse toda su ropa, recogió todo lo que pudo de la habitación y salieron hacia el coche que había dejado aparcado en la puerta.

Ayudó al chico a montarse en él, guardó sus cosas en el maletero y se subió, metió las llaves en el contacto e iba a arrancar, cuando Horacio se dió cuenta de que no tenía su móvil.

-Viktor, me he dejado el teléfono en la habitación,- el peliplata bufó pero salió a buscarlo, diciéndole a Claudio, que se encontraba en la recepción hablando con unos compañeros, que le echara un vistazo al de cresta.

Entró de nuevo en la habitación que quería abandonar de una vez por todas, encontró el móvil del chico sobre la cama, lo cogió y se lo guardó en el pantalón, miró por última vez comprobando que no se habían dejado nada más y salió de nuevo hacia afuera.

Vió a Claudio en el mismo lugar donde lo había dejado, seguía en la recepción, pasó por su lado y le miró mal,- ¿has dejado a Horacio solo?,- preguntó y pasó por las puertas que daban a la salida, comprobando que su coche no estaba.

-Horacio...¡joder!,- corrió hacia adentro y arrastró del brazo al médico, llevándolo hacia afuera.

-¿Qué haces Volkov?,- lo soltó de malas maneras y señaló al hueco que quedaba delante de ellos.

-¿Dónde coño está Horacio?, ¿has visto algo o a alguien?,- Claudio se empezó a poner blanco, no había salido cuando el excomisario se lo dijo, no le dió tanta importáncia ya que iba a tardar poco.

-Vo-Volkov...yo....eh...- el ruso salió corriendo hacia comisaria mientras llamaba a Greco.

-Dígame su majestad, ¿en qué puedo servirle?,- el de barba quedó estático al escuchar a su desesperado amigo.

-Déjate de bromas, han secuestrado a Horacio, lo dejé montado en mi coche y entré un minuto a por su teléfono Greco, ¡un puto minuto!, el coche no está,- le faltaba el aire, sus manos temblaban y su corazón quería traspasar su pecho.

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