FINAL🦋🇷🇺

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-No hace falta que contestes ahora, si quieres pensarlo lo entiendo.-

Volkov sintió una punzada en su pecho, pensó que Horacio le daría una respuesta positiva pero iba a respetar su decisión, lo más importante para él era tenerlo en su vida, de la manera que fuera.

-No es que no quiera, pero necesito tiempo,- acarició con dulzura el rostro de su ruso,- tenemos unos dias para estar juntos aquí, lo único que quiero ahora mismo es esto,- se abrazó a él estando todavía en esa posición, sentados y pegados lo más posible.

Viktor acarició pausadamente la espalda del chico, besó su hombro, su cuello y lo apretó en el abrazo contra sí mismo sintiéndole, sabiendo que aunque no contestase, Horacio le amaba, eso era evidente.

Pasaron el dia entre muestras de amor, besos, caricias, recuperando el tiempo que se debían, el que habían pasado separados por culpa de terceros, de malentendidos tontos, pero ya estaban juntos y habían aclarado la situación.

A la mañana siguiente, Viktor despertó temprano, el sol iluminaba la habitación, pero él necesitaba admirar a su otro sol, el que yacía en esa inmensa cama junto a él.

Se dió la vuelta sonriente pero no lo encontró allí, se levantó y fué al baño, se dió una rápida ducha y fué hasta el salón donde se había dejado el teléfono, no había rastro de Horacio así que comprobó si tenía algún mensaje o llamada, no encontrando nada, mandó un mensaje avisándole de que salía y que le esperaba en el restaurante.

Se vistió y decidió bajar para desayunar algo, cuando la puerta se abrió, dejando ver a su precioso chico de cresta muy sonriente, empujando un carrito el cual portaba una gran variedad de alimentos como frutas, café, pan tostado, tortilla, embutidos y otras cosas dulces.

-Buenos dias mi solntse,- se acercó a él y lo abrazó por detrás mientras el hiperactivo muchacho colocaba platos en la mesa.

-Buenos dias, bajé para pedir todo esto,- se dió la vuelta entre sus brazos y lo besó.

-Has madrugado mucho, quizás esta noche tenga que cansarte más para que duermas bien,- Volkov lamió lentamente el cuello del chico haciéndolo estremecer.

-Yo...esto, eh...joder, ya no sé qué iba a decirte,- rió nerviosamente mientras sentía la lengua rusa pasearse por su clavícula y los dedos del mayor, apartar suavemente la camisa rosa que llevaba abrochada solo con dos botones.

Viktor le dejó sin habla, se apartó y lo observó, sus ojos cerrados, su boca semi abierta, sus mejillas rosadas y su cara de satisfacción, le encantaba verlo así.

-Vamos a desayunar,- tiró de él y cayeron en el sofá juntos.

-He ido a reservar mesa en un restaurante increible, debemos ir de traje por protocolo así que espero que hayas traido uno,- Horacio había comprado un traje antes de pasar a por el desayuno, sacó la bolsa de la parte de abajo del carro que le habían prestado y se lo enseñó al ruso.

-Vaya, es muy bonito Horacio,- imaginaba cómo le quedaría ese traje azul eléctrico que el menor le mostraba,- yo siempre llevo un traje en mi maleta, nunca sabes qué puede pasar,- el menor lo miró atento.

-Viktor, esperabas un sí, ¿verdad?, no te he dicho que no, sabes que te amo, pero necesito un poco de tiempo para poder aclararme, han pasado muchas cosas en muy poco tiempo y bueno...solo puedo decirte eso, que no es un no.-

-Solntse, con que estés a mi lado me vale, sólo te necesito a tí para ser feliz,- besó sus labios dulcemente.

Desayunaron y se dispusieron a dar un paseo por el barco, admiraron todo lo que aquel enorme espacio les ofrecía, desde tiendas, itinerarios de visitas, actividades varias y decidieron apuntarse a alguna clase de baile, ya que el de cresta llevaba tiempo sin bailar ni divertirse, Volkov haría el esfuerzo por él.

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