CAPITULO 9

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LA SECUNDARIA

Uno de mis momentos favoritos con Jake fue un día que estaba lloviendo, justo como el primer día que nos conocimos.

En la escuela había un evento escolar y todos los grados estábamos designados a decorar un área de la escuela. A nosotros, los de último año, nos tocó el gimnasio. Todos estábamos ayudando, pegando, cortando y decorando.

Mi escuela era demasiado proactiva cuando se trataba de eventos escolares, era como si todos tenían que estar participando sí o sí. La directora de esta escuela fue porrista, presidenta de clase, líder del club de ciencias y no sé qué otras cosas más. No tengo idea si es cierto pero siempre va presumiendo de todo eso.

Mi mejor amiga Daisy estaba pegando unas estrellas doradas grandes en las paredes junto con otras compañeras, ellas reían y hablaban de algo que no podía escuchar. Daisy es mi amiga más cercana y tal vez, es mi única amiga a diferencia de ella que todos en la escuela se llevan de maravilla con Daisy.

Daisy era muy bonita, seguro lo sigue siendo. Su piel morena clara contrastaba con su cabello castaño, un poco ondulado. Sus ojos eran color miel y su nariz era pequeña, también tenía un cuerpo más adulto que varias de nosotras, incluyéndome. Daisy también tenía una bonita personalidad, amigable y siempre positiva.

No me sorprendió que Jake se enamorara de ella.

Así es, unas semanas antes de este día, Jake me preguntó si conocía a la chica que era la capitana de las porristas. Le respondí que era mi mejor amiga pero no quería hablar de ella, quería hablar de nosotros. Pero no había ningún nosotros.

Jake me pidió que le ayudara a conquistarla.

El problema con Daisy es que es demasiado exigente y no solo eso, su familia es católica y le prohíben salir con chicos que no sean católicos. Ella se toma su religión en serio y ha respetado esa regla impuesta por sus padres pero Daisy es una chica común y corriente al final del día y puedo notar como sonríe cada vez que Jake se acerca.

Odio que Jake me use de excusa para acercase cuando estoy con Daisy. Finge que no la ve pero es obvio que quiere hablar con ella, no conmigo. A pesar que me molesta ser utilizada, no puedo negar que no me guste que Jake me hable aunque se vaya después que ella se despida de mí.

Antes yo era así, me sentía satisfecha con las migajas de amor que Jake me daba, no me importaba si él no se acercaba primordialmente por mí, lo único que importaba era que él se estaba acercando.

Daisy ha comenzado a maquillarse pues antes no lo hacía. Puede que por su religión, pero la verdad es que ella no necesita maquillaje. Su belleza ya es natural. También ha comenzado a vestirse diferente, como más combinada y todo eso. No es necesario que se esfuerce, ella se ve bien con camisetas grandes y leggins.

Hay días donde me duele verla, ella es todo lo que yo jamás seré. Ella no necesita de dietas, tratamientos faciales, frenillos o alisarse el cabello con calor. Ella ya nació siendo hermosa. ¿Qué pacto tienen que hacer tus padres para traer al mundo una hija naturalmente bonita? ¿Qué están pagando los míos para que yo saliera de esta forma?

Regresando al gimnasio, todos estábamos ocupados haciendo de todo. Jake no estaba aquí a pesar de ser de último año pues el forma parte del equipo de baloncesto y los deportistas están ayudando a cargar unos muebles en el teatro.

La profesora Athor, una mujer de unos treinta años bastante amigable, me pide que vaya a darle unas hojas del programa a la profesora de inglés, la señorita Ernesthon.

Le aviso a Daisy que regresaré en seguida y me voy corriendo hacia allá. Corro cuando la gente no está presente, de lo contrario, no lo hago. Me da mucha vergüenza. Cuando eres joven te da vergüenza correr, toser más de dos veces en clase y usar gafas.

OTRA VEZWhere stories live. Discover now