Hᴇʏ ʏᴏᴜ - [Tabi x Agoti]

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6:30 a.m
El muchacho de tez oscura se levantó molesto por la insistente alarma, la había pospuesto hace 5 minutos, apenas estaba cerrando sus ojos cuando esa mierda volvió a sonar, o al menos el la sentía así.

Iba a lanzar su teléfono lejos cuando un agradable aroma le hizo detenerse a mitad de la acción. Miró en dirección a la puerta de su habitación, la cual estaba semi abierta. De seguro era su hermano mayor en la cocina, dejó su teléfono en su lugar, y poniéndose sus pantuflas salió de la habitación, bajando las largas escaleras de aquella enorme casa tropezó un par de veces tras permitirse cerrar sus ojos constantemente por lo agotado que estaba, caminó hasta la puerta de la cocina, donde se asomó.

- Buenos días, Al. —Dijo adentrándose tras confirmar que era su hermano.

- Buenos días, flojo. ¿Dormiste bien? Papá te dijo que debías levantarte a las 6 en punto, ¿Por qué vienes tan tarde? Entras a clases dentro de poco.

- No me apetece ir a la universidad hoy. —abrazó a su hermano desde atrás.

- Lo siento, el viejo dejo órdenes estrictas. Debo dejarte en la universidad y luego debo volver al trabajo. Además, no jodas, es tu segundo día y tienes un horario jodidamente flexible.

- Extraño despertarme a las 2 de la tarde.

- No tienes opción, tu insististe en venir a esta ciudad con la condición de renovar tus estudios.

Era verdad, desde que tenía memoria una persona aparecía constantemente en sus sueños, había sido señalada aquella dirección, esa ciudad, y tras mucho insistirle a su padre por aventurarse a descubrir que le deparaba en aquella ciudad tuvo que hacer aquel trato.
Sinceramente, ya estaba arrepintiéndose.

Apartándose de su hermano, recibió unas palmadas en la cabeza por parte de este, y tras oír su voz de mando volvió arriba, debía alistarse, era algo lento en ello, pero por algo debía empezar.

...

Ya más tarde, a unos 15 minutos de que empezaran sus clases emprendió viaje con su hermano, nuevamente en aquel lujoso vehículo, miró nostálgicamente por la ventana, sumergiéndose en el profundo silencio que inundaba aquel auto.

Si bien su familia era de dinero, siempre deseó de poder tener un poco más de compañía por parte de sus familiares, desde pequeño nunca había tenido tanto contacto con su padre, este siempre estaba metido en trabajo, y compraba su felicidad con regalos y otras cosas, y su hermano mayor siempre debía estar pendiente a estudios, ahora mismo no era tan diferente, solo que a él le tocaba ahora el tener que lidiar con las estrictas reglas de su padre.

Cualquiera pensaría que siendo el hijo menor tendrías más privilegios que el mayor, pero no era así, el mayor solo era el de práctica para el segundo, se basaban en aquello a lo que había sobrevivido el primero para aplicárselo al segundo.

Su padre no era malo, solo era algo... Distante.

Llegando frente a su universidad, se despidió de su hermano, tomando su mochila abrió la puerta y bajó. Miró cómo su único transporte se retiraba, definitivamente extrañaba su cama.