Capitulo 19

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Todo estaba oscuro lo único que podía percibir era el olor pútrido y húmedo del lugar. Miles de pensamientos se arremolinaron en mi cabeza ¿estaba muerta? ¿Por fin había llegado a mi final? Pero el ruido de unas cadenas me sobresalto. La luz de la luna entraba por una pequeña ventana llena de barrotes, un hombre encadenado gruñía con debilidad. Me levante con rapidez, estaba en mi sueño. Frente aquel hombre que tenía todas mis respuestas. Su cuerpo estaba delgado, sus muñecas derramaban sangre, intente ayudarlo... Pero igual que la ultima vez mis manos no podían tocarlo.
-Eva... - murmuro- viniste - sonrío con tristeza. Su cuerpo temblaba como si intentará mantenerse en control.
- ¿por qué estás así? - pregunte con un hilo de voz.
- es una larga historia - levantó su rostro demacrado.
- supongo que tengo tiempo- me senté un poco lejos de él ya que su aroma era poco agradable.
Sus ojos me miraron con tristeza.
- fue hace 22 años cuando salí de caza al bosque - sus labios se levantaron en una sonrisa. - la luna brillaba tan hermosa como siempre... Su luz nos bañaba como lluvia, yo quería tocar a la luna, sentirla, enamorarme de algo tan bello como ella. Lo que no esperaba era encontrar algo más bello que la luna- sus ojos estaban perdidos - y entonces la vi... Aquella mujer de cabellos dorados casi blancos, caminaba desnuda por el bosque, su piel era tan pálida que sus venas azules se podían apreciar desde lejos. Su figura era delicada, ¡que belleza de mujer! Y mi lobo quería reclamarla como suya- soltó una risita- cuando sus ojos plateados me miraron, casi pierdo el control. Era el ser más bello sobre la tierra, y la quería solo para mi. Algo que no me esperaba es que fuera tan testaruda - sonrío - los animales a su alrededor la buscaban como si fuera la luz y ellos la polilla, yo también estaba en ese grupo... Cada luna llena nos veíamos en el mismo lugar... Solo cuando había luna llena ella aparecía y yo esperaba cada veintiocho días para verla. - sus palabras eran dulces- después de un tiempo me di cuenta que estaba enamorado, aunque ella siempre huía de mis caricias, me prometí conquistarla... Porque ella no era una mujer lobo y eso en mi manada era un deshonor, pero yo estaba dispuesto a dejar todo por ella. Recuerdo esa noche de enero cuando la nieve caía con suavidad. cuando su cuerpo apareció, iba desnuda como siempre, yo iba en mi forma de lobo, cuando me transforme quedamos iguales, sin nada que nos escondiera del otro. Esa noche los dos nos entregamos en el amor. - lagrimas corrían por su rostro- mi lobo se descontrolo que no pude evitar morderla... Y su sangre fue como el mejor manjar que hubiera podido probar, la había marcado como mía, pero cuando ella desapareció sentía su lejanía en mi pecho. - me quede atónita frente a sus palabras, es como si hubiera revivido un poco de la historia que tenía con Christopher- pasaron unos meses y ella no volvía, me resigne al hecho de que la había perdido para siempre. - sus ojos me miraron con dolor- para mi alegría, ella volvió un tiempo después, pero era diferente. Su barriga había crecido, eso indicaba solo una cosa. Esperaba un bebe, mi felicidad no podía ser más grande, le pedí que viniera conmigo, que escapáramos. Pero su respuesta fue un no. Me sentí tan furioso que ese día intente llevarla conmigo, pero lo que me sorprendió fue ver como su cuerpo desaparecía en mis brazos a medida que la luna iba desapareciendo del cielo. - guardo silencio por un largo rato- cuando tuve a ese bebe mis brazos fui el hombre mas feliz del mundo. Pero nadie sabia de su existencia y nadie podía saberlo. - Cerro los ojos con fuerza- Eva, no sabes el dolor que siento cuando te veo- mi pecho se contrajo- nadie debía saberlo. Pero un beta me traiciono, mi propia manada me traiciono- rugió- ¡mis hermanos me traicionaron! - sacudió las cadenas, pude ver como sus colmillos crecían - ellos me siguieron por meses, sabían quien era ella. Su belleza y frescura eran iguales a la de la luna, ella era nuestra diosa y era mía- lloro- quisieron matarte y beber de su sangre - sollozo- y yo no pude hacer nada, tu madre Selene escapó contigo. Y yo me quede luchando. Mate a uno de mis hermanos, pero eran tantos que no tardaron en encadenarme. Yo era una basura para ellos- sus ojos estaban furiosos- mi hermano menor quería la manada y si bebía la sangre de un dios seria indestructible, pero al verme en este estado tan lamentable su cometido fallo- miro al suelo- perdón por no estar contigo Eva- susurro- perdón por dejarte sola.
Mi cuerpo no dejaba de temblar, cuando el hablaba de sacrificarse por amor, se refería a esto.
- se tiene que morir para ser inmortal - susurre - la leyenda dice que si se muere después de haber bebido la sangre de un dios serás indestructible .
Sus ojos me miraron con sorpresa.
-¿que tan cierto es eso? - preguntó con cierta duda.
- no, pero ha cambiado, su cuerpo ha sufrido cierto cambio. - susurre- es solo una teoría. ¿Cuanto llevas sin comer?
- meses - susurro.
Una idea vago por mi cabeza, quizás él ya había sufrido el cambio pero su dolor no le permitía darse cuenta de la magnitud de la situación.
- ¿sabes dónde estás? Tengo que sacarte de acá. - hable decidida.
- la llaman manada Sin sangre - sus palabras me afectaron, ahora si todos iban a morir- estas hermosa hija - murmuro con un brillo en los ojos.
Me acerqué a él he intente tocarlo, intente abrazarlo aunque mi cuerpo no sintiera nada.
-¿entonces que soy?- murmure asustada.
- eres hija de la diosa luna y de un alfa- me separe para verlo- eres una diosa terrenal.
- ¿por qué mi madre me abandono? - pregunte dolida.
- eso tendrás que preguntárselo a ella- me miro con profunda tristeza.
- aun no se tu nombre... - mordí mi labio nerviosa.
- Andrew. Aunque preferiría que me llamaras papá - mi cara de horror hizo que se riera- haces los mismos gestos que tu madre- sonrío con melancolía.
Agache mi mirada avergonzada.
- tienes que irte ahora Eva- susurro.
- juro que te sacare de acá - hable con fuerza- solo espera un poco.
Su sonrisa me destrozo, porque una parte de mi sabia que no sería fácil, y porque el simple hecho de saber de su existencia y de como vivía, destrozaba mi existencia porque me sentía responsable de su encierro.
Poco a poco su imagen se convirtió en una escena borrosa que se alejaba cada vez más.

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