Nuestro Hogar en La tierra Hueca. Parte50

132 11 4
                                    


-¿Roni? ¿Me escuchaste?

Lo llamé al ver que no me había contestado. Volteó a verme, ya que tenía la mirada perdida.

-¿Ah? ¿Qué era? ¿Qué me preguntaste?

-Que si puedo saber por qué renunciaste...

Le dije bajamente. Me estaba comenzando a sentir mal, es que... siento saber porqué lo hizo. Solo espero esté equivocado...

-Bueno, cuando terminamos, yo me sentí muy mal, así que falté muchos días al trabajo. De tan desanimado que me sentía, no quería hacer nada, menos trabajar. Cuando fui nuevamente, solo llegué a poner mi renuncia.

Y solo eso bastó para que me sintiera fatal. Sentí lágrimas caer debido a que sí era lo que estaba pensando, pero no quería creermela. Fue por mí, por mi culpa...

-Perdóname.

Dije, mientras más lágrimas caían por mis mejillas.

-Cariño, no... por favor no llores, aaah... Por eso tenía miedo decirte, porque sabía que te ibas a culpar cuando no tienes porqué. ¡Yo renuncié porque yo quise hacerlo!

-¿A pero de quién fue la culpa? Si yo no hubiera terminado lo nuestro de esa manera tú seguirías...

No terminé mi monólogo porque vi que ponía su mano en mi boca. Ante eso subí mis ojos a los suyos. Después de dos segundos la quitó y subió su mano a mi mejilla, dándome suaves caricias.

-No fue tu culpa. Yo decidí hacerlo porque ya no quería seguir trabajando. Deja de atormentarte con algo que no te pertenece y que no es culpa tuya. No me gusta ver que hagas siempre eso, me enoja. Siempre te tienes que disculpar o culpar de problemas que tú no cometiste.

Bajé mi mirada hacia el suelo, sin saber qué decir ante esas dulces palabras. Roni, como siempre, tan... tierno y comprensible. Sentí su mano subir mi mentón con lentitud, este me dio una cálida sonrisa.

-Roni...

-Dime, precioso...

Bajé mi mirada un segundo, sintiéndome algo avergonzado. Volví mi vista a él.

-Gracias. Gracias por perdonarme. Gracias por siempre estar para mí cuando más lo necesito. Eres un verdadero amigo que siempre está en las buenas y en las malas, más en las malas...

Subí mi mano a la suya, dándole un suave apretón. Roni tomó mi otra mano, la subió a su rostro y le dio un suave beso. Yo tragué saliva ante eso.

-Siempre estaré para ti. Jamás te voy a defraudar, cariño. Para eso están los amigos, para estar en los momentos más difíciles.

Aparté lentamente mi mano de su rostro, ya que me estaba sintiendo extraño. No incómodo, pero sí extraño.

-Quiero verte sonreír, precioso. No me gusta verte decaído.

Di un suspiro y aparté la mirada, dejándola pegada en el suelo unos segundos.

-Ya me siento mejor, y todo gracias a ti.

Le dije sonriendo. Este también me devolvió la sonrisa.

-Es solo que aún no sé qué hacer con lo que Godzilla me dijo.

Subí mis ojos a Roni, viendo que me miraba confundido.

-¿Qué cosa te dijo ese bastardo?

-Roni...

Le dije seriamente al escuchar cómo insultaba a Godzilla. Este apartó la mirada y dio un suspiro.

-Lo sé, lo siento, es solo que me enoja demasiado al ver como te hace sentir.

Nuestro hogar en la tierra hueca. Where stories live. Discover now