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一 ¿dónde esta taeyong hyung?

一 se supone que en el mercado. 一 doyoung se encogió de hombros y continuó cortando los vegetales, sin despegar sus ojos de los mismos.

el omega formó un pequeño un puchero y dejó de lavar los platos.

一 ¿se supone? 一 ladeó su cabeza 一 ¿está todo bien, doyoung?

一 claro que lo está, ¿por qué lo preguntas? 一 terminó de cortar las verduras y procedió a ponerlas en la olla

minho arqueó su ceja.

一 ¿siquiera sabes dónde está?

el rubio bufó, el menor calló.

一 está bien. 一 dijo, no queriendo profundizar más en el tema.

odiaba ver a doyoung de esa manera.

habían pasado unos días desde que habló con su madre, era fin de semana y había decidido visitar al matrimonio kim.

pero... había algo que no le cuadraba desde que llegó ahí.

el ambiente se sentía tenso y incómodo, apenas y había cruzado unas cuantas palabras con taeyong, además de que doyoung estaba más que indiferente con él.

no sabía qué pasaba, no lo entendía.

pero tampoco podía meterse entre ellos, además, si doyoung no quería contarle lo que sucedía, no lo podía obligar a hacerlo.

era amargo. un sabor amargo que le tocaba la punta de la lengua cada vez que abría la boca.

y tal vez debía irse de ahí, tomar a jaemin y dejar esa casa, porque había una fuerte opresión en su pecho por el aroma tan pesado que soltaba el alfa.

tenía dolor de cabeza y su cachorro parecía querer llorar cada que lo miraba.

se sentía extrañamente culpable de lo que pasaba ahora.

es decir, algo en su interior se removía con tan sólo pensar que estaba siendo una clase de obstáculo para esa pareja. él y su bebé, de alguna forma, sentía que era el responsable de sus discusiones o aunque sea pequeñas peleas, ya que, lamentablemente, él había presenciado muchas últimamente.

un carraspeo hizo que saliera de sus pensamientos, volteando inmediatamente a ver la entrada de la cocina.

一 ¡oh! 一 exclamó, una suave sonrisa posándose en sus bonitos belfos 一 volviste.

taeyong intentó sonreírle.

一 hey, min 一 se acercó con lentitud a la mesada de la cocina y dejó unas cuantas bolsas en la misma, suspiró 一. lamento haberme tardado, la fila era muy larga.

一 no te preocupes. puedes ir a descansar, doyoung y yo terminaremos el almuerzo, ¿verdad?

los dos omegas miraron al alfa, que no había dicho nada hasta al momento, ni siquiera saludado al castaño.

apretó sus labios.

一 está bien 一 taeyong negó con su cabeza 一, yo lo terminaré. ve a cuidar de jaemin.

一 pero-

一 por favor, sólo ve. 一 volvió a decir.

el pelinegro asintió, viendo a la pareja por última vez, antes de salir de la cocina y dejarlos solos.

sus ojos picaron al ver a su bebé dormido en su coche, con sus manitos cerradas y su boquita un poco abierta.

se sentó en el sofá al frente del coche. sabía que su hijo podía dormir en cualquier lugar que le pareciera cómodo, así que, cuando llegaron, decidió no sacarlo de ahí, ya que en aquella casa no había alguna cuna o algo por el estilo y a su pequeño no le agradaban las camas.

se acercó un poco hasta él y besó suavemente una de sus regordetas y sonrosadas mejillas, acariciando sus lacios y oscuros cabellos.

él era su único lugar seguro.

tanto así, que no había notado unos ojos gatunos mirarlo a lo lejos con recelo.

tanto así, que no había notado unos ojos gatunos mirarlo a lo lejos con recelo

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𝘀𝗼𝘂𝗿 𝗰𝗮𝗻𝗱𝘆,  𝖻𝖺𝗇𝗀𝗂𝗇𝗁𝗈.Where stories live. Discover now