Capítulo 13

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Crystal

Al terminar la partida los chicos se quedaron en el sótano a dormir todos juntos, yo me despedía de ellos para volver a casa cuando Jonathan me sorprendió subiendo las escaleras.

—¿Vas a irte a casa, Crystal? Puedes quedarte a dormir aquí, la habitación de mi madre está libre.

—Eres muy amable, pero no me gusta molestar y creo que ha estado bien por hoy. Tendrás que hacer de canguro y estarás cansado, no te preocupes por mí.

Intenté sonar lo más educada posible, aunque estaba realmente cansada y volver andando de noche no era lo que más me apetecía del mundo.

—Insisto. Si no quieres quedarte a dormir, déjame que te lleve a casa en coche. Una chica tan guapa no puede ir de noche por la calle, no me perdonaría si te pasara algo.

Jonathan sonreía de manera muy sobria, como un caballero. No tenía la picardía de Eddie en su rostro, era mucho más sereno y serio. Es sorprendente lo mucho que puede decirte una sonrisa. Me sonrojé por el piropo, pues ciertamente no estaba nada acostumbrada a recibirlos y no sabía qué decir ni cómo actuar.

—No creo que a mucha gente le resulte guapa, siempre he pensado que podría caminar impunemente por el bosque de noche porque ni los delincuentes querrían tener nada conmigo.

Me eché a reír pero Jonathan tenía el gesto totalmente serio, casi enfadado. Dejé de reírme y me di cuenta de que quizá lo que había dicho no le haría gracia a todo el mundo.

—Lo siento, me gusta hacer bromas con mis defectos. No pretendía... molestarte.

—¿Qué defectos, Crystal? ¿Te estás quedando conmigo? Eres una chica preciosa. —Me miraba profundamente a los ojos. —Que no vayas vestida como la animadora de turno no te hace sino más especial y diferente.

Dios mío. Me estaba empezando a marear. Era la primera vez que alguien que no fuera Eddie me decía algo así de bonito. Sinceramente siempre pensé que él lo decía por quedar bien y porque era su novia, pero Jonathan no tendría ninguna necesidad de decirme estas cosas. Estaba hecha un lío.

—Yo... No sé qué decir. Gracias, supongo, aunque se queda muy corto. Como te dije esta tarde no estoy acostumbrada a este tipo de halagos y piropos. Eres muy amable, Jonathan.

—Me sentiría más agradecido si me dejas llevarte a casa y... quizá hacerte unas fotos.

A Jonathan le volvió la sonrisa y me la contagió. Suspiré y acabé asintiendo, divertida.

—Está bien, señor Byers. Le concedo el placer de poner mi culo sobre su coche y que me lleve a casa si es lo que desea.

Ambos reímos. Jonathan bajó a asegurarse de que los chicos estaban dormidos y al subir me pasó el brazo por los hombros y me acompañó hasta su coche. Era un modelo bastante antiguo y de color beige, bastante clásico.

—¿Puedes apoyarte en el coche ahí donde da la luz de la farola? —Jonathan sacó su gran cámara del asiento trasero del coche y me señaló dónde situarme. —Creo que pueden salir buenas fotos aquí.

Hice lo que me dijo y seguí varias indicaciones. Me dejé llevar y posé para él como me decía, estaba deseando ver las fotos reveladas. Nunca me habían hecho un reportaje para mí sola.

Cuando terminó con las fotos, Jonathan condujo hasta mi casa. Charlamos más en el viaje de vuelta y descubrí que recientemente había dejado una relación bastante larga con Nancy, la hermana de Mike.

—Bueno, ya hemos llegado. —Jonathan apretaba el volante, visiblemente nervioso. —¿Te gustaría ver las fotos que te he hecho hoy, Crys? Bueno, lo siento, ¿puedo llamarte Crys?

—Sí a ambas. —Reí un poco. —Me encantaría ver las fotos, Jonathan. Seguro que son geniales.

—Bien pues... Podemos quedar antes de que acaben las vacaciones. Las podemos revelar juntos y luego ir al cine si te parece bien.

—¿Como una cita?—dije alzando un poco las cejas, divertida.

—Como una cita. —Jonathan sonrió ampliamente por primera vez esa noche.

Nos despedimos con un beso en la mejilla y volví a casa con cuidado de no despertar a nadie. Tenía sentimientos encontrados, pero me apetecía quedar con Jonathan de nuevo.

Pasados unos días fuimos juntos a revelar el carrete de su cámara. Había varias fotos de la naturaleza, de gente pillada desprevenida y luego estaban todas las mías: la del buzón —que era la más bonita de todas, como bien me advirtió él—, las del coche y dos fotos en las que salíamos los dos, que fueron las que más les costó hacer y salían medio borrosas pero tenían mucho encanto y eran un buen recuerdo. Cada uno se quedó con una de ellas y yo le cedí la foto del buzón para que él la guardara.

La cita en el cine fue bien, vimos Top Gun, cosa que pareció sorprenderle gratamente. Después fuimos a comernos una hamburguesa y finalmente me volvió a llevar a casa en coche, esta vez menos nervioso.

—Lo he pasado muy bien contigo, Crys. No sé si te apetecería tener otra cita conmigo...

Jonathan se sonrojó y yo hice lo propio. Temía que la cosa fuera a más y que yo no sintiera lo mismo que él. Pese a pasarlo bien con este chico, no podía dejar de pensar en Eddie con cada cosa que me recordaba a él. Pero Jonathan era un chico muy agradable y se había portado muy bien conmigo, a fin de cuentas Eddie dejó claras sus intenciones y en algún momento yo tendría que rehacer mi vida amorosa, aunque fuera poco a poco.

—Sí, sí me apetecería. Podemos quedar ya después de vacaciones, que en nada empiezan las clases de nuevo. Podrías recogerme algún día y llevarme a hacer fotos al bosque, por ejemplo.

—Me parece un plan perfecto, Crystal. No hay nada que me guste más que hacer fotos, y si además tengo una musa como tú para tal propósito, me sentiría muy afortunado.

Me limité a volver a sonrojarme, este chico me decía tres cosas bonitas por segundo.

—Entonces quedamos en que te recojo uno de estos días, te esperaré al salir, Crys. —Jonathan se inclinó y se acercó un poco a mí.

—S-sí, claro. —Se quedó mirando fijamente mis labios, y después subió una de sus manos y me agarró gentilmente la barbilla para acercarme a él.

Me besó. Fue un beso corto y muy suave. Yo abrí mucho los ojos y sonreí como una tonta.

—Nos vemos, Crystal. —susurró aún muy cerca de mis labios.

Ahora que estaba hecha un lío.

Dragones, Amor y Mazmorras | Eddie Munson [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora