Plan de conquista en marcha.

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-La vida es una mierda.

Sonreí de lado al escuchar su irritabilidad de regreso. La miré pasándose la mano derecha por el rostro. El anillo plateado que le había dado aquella noche del accidente seguía en su dedo medio.

Había descubierto que T/n lo cuidaba con recelo. Y casi nunca se lo quitaba.

-Por eso muchos dicen que no suele ser color de rosa. -ladeé la cabeza.

T/n me miró arrugando el gesto en confusión y diversión.

-¿Eres una especie de filósofo?

Comencé a reír animadamente. Algunos copos de nieve se habían quedado en su cabello. Acerqué la mano poniendo un mechón de cabello detrás de la oreja haciendo que me mirara.

-Eres muy hermosa. -sonreí de lado.

Sus mejillas se tornaron de un color rojizo, ella podría decir que se debía al frío, pero yo sabía perfectamente que no era verdad.

Me levanté del columpio y me puse detrás de ella.

-¿Que haces? -la escuché.

Sentí todo su cuerpo tensarse cuando comencé a empujarla.

-¡Aidan!

-Ley en algún lugar que columpiarse libera endorfinas que te hacen sentir feliz.

-¡Eso no va a funcionar!

Sonreí retrocediendo cada vez que el columpio se elevaba más. Sus protestas fueron callando poco a poco hasta que su cuerpo se volvió a relajar.

Sonreí de lado.

-¿Esta funcionando?

-Si... Creó que... Si...

Miré como una sonrisa relajada y tierna se formaba en sus labios. Eran estos momentos los que valían la pena. Sus ojos estaba fijos en el cielo sin borrar su hermosa sonrisa.

Su cabello corto se agitaba con lentitud en su rostro. No importaba qué, T/n siempre se vería hermosa ante mis ojos.

Segundos después, sus risas tranquilas y llenas de esperanza comenzaron a resonar.

Esa es la mujer que yo había conocido aquella tarde. La mujer que me platicó lo idiota que era mi hermano.

Esta era la mujer que amaba con locura. No quería que me siguiera ocultando las cosas, que siguiera fingiendo estar bien cuando no era verdad.

Quería que me dijera como se sentía. Ya no quería que siguiera sufriendo. Yo estaría a su lado para unir todos sus pedazos rotos. A pesar de saber que en cualquier momento podía cortarme.

A veces pensaba que T/n era demasiado buena para su propio bien. Siempre fingía estar bien para ayudar a los demás, cuando ella estaba igual o más rota que nosotros.

Cuando el columpio se detuvo, sujeté las cadenas poniéndome frente a ella. Su enorme sonrisa comenzó a borrarse para mirarme con intensidad.

Mi mano acarició su mandíbula levantando un poco su rostro para verla por completo. Mi mirada quedó clavada en sus labios en el momento en el que los lamió con lentitud.

Mi dedo pulgar acarició su labio inferior. Sentí mi respiración comenzar a agitarse poco a poco.

-Se que esto es difícil para ti... -susurré acariciando su labio y regresando mi mirada a sus ojos -Pero por favor no te rindas...

-Estoy cansada... Nadie me necesita. -susurró.

-Yo te necesito. -respondí con urgencia. -Te necesitó más que a nada en mi vida. Yo no te voy a dejar sola.

Cuando seas mía. Tomar una decisión.Where stories live. Discover now