Asi se hace...

28 6 0
                                    

Me apresuré a caminar detrás de T/n. Esta mujer daba una zancada y yo daba dos.

-Amor, espérame...

Choqué con su espalda justo cuando se detuvo para sujetar bien la bolsa en sus brazos.

-Lo siento. -dijo con una enorme sonrisa.

No me molesta verla así, pero me moría de la curiosidad por saber que planeaba.

-¿Porqué no dejas que yo me lo lleve? -sonreí con ternura tomando la bolsa negra.

Miré a todos lados.

-Así que está es la firma de tu abuelo...

Es más grande de lo que me imaginé. Nunca había venido a este lugar. Había enormes ventanales que dejaban ver la cuidad.

-En un futuro no muy lejano... Mi firma... -murmuró -Tengo que ser la mejor. -la miré.

-Ya lo eres. -sonreí.

T/n me regresó la sonrisa.

-Andando. Ya nos están esperando.

Sonreí asintiendo con la cabeza. Unos metros más adelante, en la sala de juntas, se encontraban Archibald, la casera y los abogados.

T/n se detuvo con la mano en la puerta y respiró hondo.

Creí que iba a decir algo, pero su mirada inmediatamente se tornó seria. Llena de determinación.

-Buenas tardes. -abrió la puerta.

Me apresuré a seguirla y bajar la bolsa.

-Buenas tardes. -saludé a los demás.

Archibald asintió con la cabeza. Tomé mi lugar a su lado y esperé a que T/n hablara.

-¿Ya tenemos el convenio? -mi mirada fue directo al abogado que había amenazado.

Inmediatamente carraspeó.

-Señorita Specter, ¿Está lista para un convenio?

-Si. -la vi desabrochar su saco y recargar las manos en la mesa -Estoy lista para que hagamos un convenio. Ustedes le pagan la renta de un año a mi cliente y nadie va a prisión.

Sentí una descarga en todo mi cuerpo al ver la seguridad que la llenaba. Esta T/n me encantaba. Más que la salvaje.

-¿Disculpe?

-Nadie pagará nada al muchacho. Él me va a pagar. -habló la mujer.

-Supuse que dirían eso. -T/n giró en sus talones tomando la bolsa negra.

La subió a la mesa y después se puso los guantes de limpieza que, momentos atrás, había comprado.

-¿Ahora vas a repartir dulces? -se burló la mujer.

Archibald tensó la mandíbula. Sabía lo mucho que quería intervenir, pero hacer eso, era hacer enojar a T/n. La conocía a la perfección para saber que no quería que nadie se metiera en sus batallas.

-Si. Y no les va a gustar.

Sacó el pedazo de alfombra que habíamos comprado hace una hora. La casera se apresuró a levantarse de la silla y retroceder con desesperación.

-Saca esto de aquí... -señaló a T/n.

Ella sonrió de manera cínica.

<<Amo cuando se pone modo Cero. Me calienta más que el sol de verano.>>

Apreté los labios para no soltar la carcajada.

-Ah... ¿Reconoce su alfombra?

-Hagan que la saque de aquí... -ordenó a los demás.

Cuando seas mía. Tomar una decisión.Where stories live. Discover now