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—¿Qué tal si deseamos salir? —preguntó Pietro, Clint lo miró en silencio, esperando que se explicara—. Deseaste que el suelo fuera una cama, y lo hizo... Si deseamos salir quizás salgamos.

Clint hizo una mueca.

—Inténtalo, no creo que funcione en realidad...

Pietro se acercó a las paredes de cristal, mirando a su infinita altura un momento.

—Deseo salir de aquí —dijo, en voz fuerte y clara, esperó unos cuantos segundos, pero nada pasó, golpeó el cristal con su puño, como si tocara una puerta para que la abran— ¡Quiero salir de aquí!

Su respiración se hizo agitada, y quiso romper en llanto, Clint se acercó a él, abrazándolo por la espalda y apartándolo de las paredes, mientras el menor rompía en llanto y gritos desesperados, ya completamente en pánico, de nuevo.

Clint sólo lo sostuvo con fuerza, escondió el rostro en su espalda, hasta que sintió al chico dejar de pelear.

—Pietro....

—¿Por qué? —interrumpió el menor— ¿Por qué a ti te hizo caso y a mí no?

—No es eso, Pietro, ¿No lo entiendes?

Pietro negó.

—¿Qué hay que entender, Clint?

—Alguien nos encerró aquí —dijo el mayor, su voz grave sonó contra el oído del menor—. Y no nos va a dejar salir sólo porque lo deseamos.

—Pero ayer tú...

—Quién sea que esté controlando esto, no le molesta darnos esas cosas, puede darnos todo, pero no va a dejarnos salir, ¿Entiendes? No podemos salir de esto. Podrías pedir todo lo que quieras y lo hará, pero nada de salir.

Pietro tembló entre sus brazos.

—¿No saldremos nunca?

—No. Quizás sólo hasta que él quiera —dijo Clint—. O hasta que descubramos algo...

—¿Descubrir qué?

—¿Y si estamos aquí por una razón?

Lovely ¦ Hawksilver AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora