f i v e

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Unos pequeños golpecitos hicieron que el silencio de la noche los despertara, Pietro apretó la mano del mayor con más fuerza al no reconocer aquel extraño montón de chasquidos.

Los ojos de Pietro miraron alrededor con miedo, y fue lo primero que notó Clint al despertar, y su primera reacción fue abrazarlo contra sí, como si así pudiera protegerlo de cualquier cosa.

—C-Clint... —murmuró el menor se removió un poco en sus brazos.

—Es lluvia...

—Es sólo lluvia.

Se separaron para mirar hacia el exterior de la caja de cristal, miles de gotitas golpeaban el vidrio, ni muy violentas pero tampoco tranquilas, en algunos lados, ríos de agua descendían.

Alzaron sus ojos hacia arriba, no tan lejos, una nube de un gris oscuro se iluminaba con leves luces que imitaban unos rayos, el agua parecía ser detenida por un techo, ya que ni una gota entraba a la caja.

—¿Puede llover aquí? —preguntó Clint, con sorpresa y confusión.

—Parece que no puede llover aquí dentro.

El mayor se separó del platinado para acercarse a los límites de la caja, gateando sobre el suelo, que seguía teniendo la textura de colchón, y se hundió con cada presión de su cuerpo, miró hacia el suelo del exterior, notando que ahora había agua en aquel, como si fuera un charco, sus cejas se alzaron cuando notó pequeñas plantas creciendo.

Pietro se acercó a él, tomando su brazo y apoyando el rostro en su hombro.

—Hay plantas creciendo —murmuró Clint, y Pietro se separó para buscar en el suelo lo que su compañero decía, se sorprendió al encontrar que era cierto.

—¿Crees que significa algo? —preguntó Pietro, se miraron un momento compartiendo su sentimiento de duda, entre otros.

—¿Creés que él quiera decirnos algo con esto? —preguntó Clint—. Quizás sólo quiere que enloquecernos...

—Quizás quiere darnos esperanzas... De que hay algo bueno fuera de esto.

Clint no quiso romper su positivismo.

Creía que las personas a veces, en momentos desesperados, necesitaban creer en algo bueno, algo que les dé esperanza, a pesar de que sea una completa mentira.

—Lo bueno de estar así de mal, es que no se puede estar peor, y que las cosas sólo pueden mejorar —murmuró, volvió su vista a los ojos de Pietro— ¿No crees?

Y por primera vez de todo aquel tiempo que habían pasado en esa caja, Clint vio a Pietro sonreír realmente, en una sonrisa magnífica de dientes rectos, con sus ojos azules resplandeciendo.

Clint estaba algo boquiabierto al ver algo tan hermoso, el rubor subió a sus mejillas y rio de forma nerviosa.

Se sintió confundido cuando un burbujeante sentimiento de felicidad lo invadió, y lo hizo sentir como si alguien estuviera haciendo cosquillas sobre su estómago, bajó la vista con nerviosismo por aquella sensación tan embriagadora.

Lovely ¦ Hawksilver AUWhere stories live. Discover now