n i n e

248 41 4
                                    

Al otro día, al despertar, las plantas ya no eran verdes, ya no estaba esa selva abundante que habían visto aparecer, ahora todo estaba seco y negro, como si un incendio hubiera pasado.

Ambos se miraron con algo de incógnita, fue Pietro quien se separó de las manos que siempre tenían unidas y fue hasta el cristal, viendo las plantas que tanto disfrutaba con vida ahora muertas.

Su mano se alzó frente al cristal, golpeando el vidrio con un dedo, nada pasó.

—¿Qué ocurrió? —murmuró Pietro.

Clint miró alrededor, se sintió terrible que las plantas estuvieran muertas, y aún peor de no saber el por qué.

—¿Es una señal? —preguntó Pietro, su ceño se frunció— ¿Y... Si nosotros seguimos?

—No —Clint habló en tono contundente—. No, Pietro, no voy a permitirlo —se acercó a él, colocando una mano en su cintura, acercándose a su rostro, dejando que el menor se concentrará en sus ojos como siempre, hasta estar más tranquilo.

Pietro miró un momento los labios del mayor, y lo pensó un segundo, antes de alzar la vista de nuevo y posar sus labios sobre la nariz de Clint, en un diminuto beso.

—¿Te estás acercando de a poco? —preguntó Clint, con algo de burla.

Pietro negó, con una sonrisa.

—Como técnicamente no lo recuerdo... Sería mi primer beso y quiero esperar un poco más...

Clint asintió, con una mueca en los labios.

—Sería una pena si lo robo —murmuró, recibió un golpe en el pecho de parte del menor, haciéndolo reír.

—Tonto...

Y ninguno le prestó atención a las plantas mientras estas se deshacían en polvo, dejándolos con la misma nada que habían tenido desde el principio.

Lovely ¦ Hawksilver AUWhere stories live. Discover now