Capítulo 10.

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Se encontraba recostado en el sofá de la casa de los Terano, era una de esas noches en que estaba solo con los pequeños, quienes llevaban poco de haberse dormido, lo que le permitió a Rayan utilizar el tiempo en estudiar un poco, había estado demasiado distraído en otras cosas esas últimas semanas y no podía permitirse descuidar sus clases.

Pasaban las 10 de la noche cuando recibió un mensaje de Haruka, preguntando si podía llamarlo.

[[Llamada telefónica]]

Haruka: Wow, eso fue rápido.

Rayan: bueno, estoy en el trabajo aún, así que estaba despierto y sin nada más para hacer ¿Cómo estás, Haru?

Haruka: Bastante bien, hoy salí con los chicos y recién llegué a casa.

Rayan: se nota que lo pasaste bien, qué bueno.

Haruka: Si... Oye, en realidad llamaba para saber si querías tener una cita conmigo mañana.

Rayan: ¿Cómo? (miró el teléfono con incredulidad antes de seguir hablando) Sí, por supuesto, me encantaría.

Haruka: ¿De verdad? Ay, por lo menos, estaba nervioso al pensar que podrías decir que no.

Rayan: ¿Por qué diría que no?

Haruka: Bueno, no sé, es algo que podría pasar. En todo caso, no importa porque ya dijiste que sí, entonces ¿Puedo pasar por ti a las 4?

Rayan: ¿Hasta irás por mí? Waoo, eso sí que es inesperado. Sí, por supuesto, te estaré esperando en casa a esa hora.

Haruka: Perfecto, entonces hablaremos mañana, ten una linda noche, Rayan.

Rayan: Linda noche para ti, Haruka.

[[-----]]

Rayan se dejó caer en el sofá pataleando de la emoción, sonaba irreal el hecho de que tuviera una cita al día siguiente, si no hubiera estado tan tarde, habría llamado a su padre en ese mismo instante para contarle lo sucedido, pero tendría que conformarse con el tiempo que tendrían para hablar de ello al día siguiente.

Empezó a fantasear con diferentes escenarios en los que deseaba estar con el chico de los cabellos púrpuras, era difícil adivinar qué estaría pensando su crush en ese momento, pero había una cosa que le robaba sonrisas a Haitani cada que la recordaba y era el hecho de que Shiba había usado la palabra cita.

Los Terano llegaron poco antes de la 1am, Rayan recogió sus cosas y desobedeciendo a su padre decidió caminar a casa, no era una actitud muy común en él, pero realmente prefería no tomar un taxi aquella noche, lo mejor sería aprovechar el clima fresco y tranquilo para pensar un poco, además deseaba acumular cansancio para irse a dormir apenas atravesara su puerta.

El joven Haitani se encontraba feliz, divagaba pensando nimiedades, como la ropa que debía usar o si debía comprar algo para regalarle al otro chico durante la cita. Tal vez por ese estado mental distraído en el que se encontraba, no se percató de aquellos dos hombres que venían tras de él y lo que le avisó de su presencia fue el golpe en su cabeza, por suerte tenía una cabeza bastante dura y muy buenos reflejos.

Cayendo al piso el joven dio un par de vueltas sobre sí mismo para evitar más golpes y se puso alerta. Reconoció rápidamente a ese par, eran los mismos que le habían abordado la otra noche cuando estaba con Haruka.

— Te advertimos que nuestro jefe no aceptaba un no como respuesta, Haitani. ahora pagarás las consecuencias.

El menor, lejos de estar asustado, se enojó sobremanera. No solo con el par de imbéciles que tenía en frente, sino con él mismo, una sola vez que decidía no hacer caso a Rindou y este era el resultado, empezaba a pensar que su padre era una especie de brujo que conspiraba con el universo para convertirlo en un buen chico.

La frustración que sentía actuaría en su favor, pues obviamente esos dos serían quienes pagaran por ello. Rayan sacó un manopla de su bolsillo y la usó para interceptar el bastón retractil con el que se acercaba el más grande de los contrarios para golpearlo, con un par de rodillazos y una patada bajo la nariz, logró dejar inconsciente a este, haciendo desaparecer la ventaja obvia de un dos contra uno. También pudo deshacerse del otro sin salir mayormente lastimado, luego de eso salió corriendo, irrumpiendo en un par de jardines para escabullirse hasta su casa sin ser visto.

Trató de limpiarse un poco las heridas en lo que subía al piso donde quedaba su apartamento, esperando que sus padres estuvieran dormidos, pero él no tenía tanta suerte, tanto Rindou como Ran le esperaban en la sala de estar.

— Buenas noches, hijo. — Fue lo único que dijo Ran, se acercó y acarició la cabeza de su pequeño antes de irse a su habitación.

— Buenas noches papá. — Avanzó hacia el sofá y se sentó suavemente al lado de Rindou dejando escapar un suspiro.

— Supongo que comprendes por qué no deberías caminar media ciudad a estas horas de la madrugada — aunque el tono era calmado y plano, Rin obviamente se encontraba molesto, pues las heridas en la cara de Rayan eran obvias y el joven no se había percatado que aún tenía sangre y tierra en la camisa.

— Lo siento mucho, no volverá a suceder.

— ¿Hubo alguna razón en particular?

— Quería pensar en algo antes de venir a casa, ya sabes que me despeja caminar y el silencio.

— ¿Pasó algo? — preguntó con seriedad mientras se disponía a revisar las heridas de su hijo.

— Bueno, supongo que sí. — bajo la cabeza pensando en si era buen momento para hablar con su padre respecto a su cita.

— Habla — dijo en tono irritado mientras ponía una compresa de hielo en la espalda de Rayan de modo que este se sobresaltara.

— Ya voy, ya voy — levantó la voz — no seas impaciente.

Ambos rieron y pronto Rayan empezó a contarle sobre su cita y su padre pronto empezó a darle opciones de lo que podía usar y un montón de consejos que seguramente el menor olvidaría al día siguiente, todos excepto el más importante "Sé tú mismo y sé feliz cuando estés con ese chico." Ese era el único deseo que tenía Rindou para su hijo, que las pocas relaciones sociales que tenía, le brindaran gran felicidad siempre. 

Rayan Haitani: Un Adolescente en ApurosWhere stories live. Discover now