Capítulo 15.

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Esa sería su cuarta o quinta vez trabajando con Hanma, había llegado temprano como siempre y se encontraba ordenando el almacén que les serviría como sala de poker aquella noche. El juego ese día era particularmente grande, tendrían 3 mesas es decir que habrían al menos 12 apostadores y el estaría encargado de vigilar una de ellas. Era poco común, pero Shuji también trabajaría allí esa noche, como guardia general y eso impulsaba al joven Haitani a comportarse aun mejor de lo que siempre lo hacía, pues no quería decepcionar a su jefe.

Poco después de las 8pm empezaron a llegar personas al lugar, a acomodarse en las mesas y todo comenzó con respectiva tranquilidad, excepto por las gélidas miradas entre uno de los jugadores y Rayan.

Haruka estaba allí esa noche, cuando según había dicho a su novio estaría en una reunión importante con la pandilla y aunque ciertamente esa era una actividad delincuencial no era la que Haitani esperaba que él hiciera, pero ¿Tenía algún derecho a reclamarle? Él tampoco había sido claro respecto a cuál era su trabajo y su reticencia a decir la verdad podría ser fácilmente interpretada como mentir descaradamente acerca de su situación laboral. Ambos eran jóvenes llenos de secretos y ese día les estaban explotando en la cara.

Rayan no tuvo más opción que darle una sonrisa desanimada y acomodarse en la mesa contigua, que era en la que debía trabajar, mientras tanto Haruka pasaba por una buena racha, ganando una ronda tras otra.

Pronto un compañero se acercó a Rayan y le susurró en el oído “redada”, este pronto se puso en acción y tomó al cliente que le correspondía, indicándole sutilmente que debían salir de allí, este se retiró sin hacer escándalo y empezó a seguir al rubio hasta la salida de emergencia. Lo malo es que siempre, los que no eran clientes de Hanma, eran dejados como carne de cañón para que los atrapara la policía y Haruka hacía parte de ese grupo, tras indicar la salida a su cliente, Rayan se detuvo un segundo en la entrada y pronto Shuji estuvo a su lado con su mano sobre su hombro.

— Sé lo que sientes, así que toma a ese chico y escapa — susurró antes de correr y cerrar la puerta de la salida de emergencia tras de él.

Justo en ese instante entraron gran cantidad de policias al local y Rayan no lo pensó dos veces y se lanzó a la acción para sacar de allí a Shiba sin importar lo que pasara. Tal era su convicción que su puño envuelto en su manopla, no dudó ni titubeó mientras se acercaba lentamente a la cara de Naoto, quien estaba intentando apresar a Haruka. Haitani se arrepintió al instante, pero era tarde para eso, empujó al azabache y tomó fuertemente a su novio del brazo para saltar por una ventana que daba a la parte de atrás del local usando su cuerpo y su chaqueta para atravesar el cristal.

Corrió sin siquiera voltear a ver el estado de Haru por un par de cuadras antes de detenerse en un parador de busetas, ya allí respiró y sintió como su acompañante le soltaba bruscamente.

— ¿Estás bien? — preguntó sin voltear a verlo mientras se quitaba la chaqueta de los brazos para ver sus heridas.

— ¿Qué demonios estabas pensando? — dijo Haru mientras tomaba aire — el tío Nao va a matarte.

— Ya lo sé — el rubio se dejó caer en la banca mirando a su pareja — la verdad no estaba pensando, solo quería asegurarme de que tú estuvieras bien.

— Gracias — suspiró y se acercó para ayudar a Rayan con los cristales que tenía incrustados en el brazo — La verdad lo agradezco, Naoto te dejaría escapar a ti antes que a mí.

— ¿Aún distantes con la familia de Taiju?

— Aún y por siempre, decisión de Hakkai y yo se la respeto.

— Naoto y Taiju son grandes personas, aunque puedo entender la posición de tu padre, el caso es que sé que no me la dejará pasar esta vez, será mejor que vaya mañana a presentarme a su comisaría.

— ¿Qué crees que te hará?

— Una multa es lo que normalmente haría, pero considerando que lo golpeé en la cara tal vez me ponga en condicional, siendo sincero es lo mejor que me podría pasar.

— ¿Como excusa para dejar el trabajo? — Haruka no lo sabía por boca de Rayan, pero su novio era sumamente transparente, era obvio que no estaba feliz con seguir siendo un delincuente de ese tipo.

— Sí… — suspiró y se quejó, pues justo estaba retirando un pedazo muy incrustado de vidrio — ¿y tú? ¿Me contarás desde cuando eres el rey del poker clandestino? — sonrió y le habló con ternura, pues no quería parecer molesto por lo sucedido, sabía que Haru era muy receloso con sus secretos y no quería invadir su espacio temporal.

— Soy bueno, ¿no?

— Bastante hasta donde alcancé a ver.

— Me gusta la adrenalina que genera, es lo único en lo que apuesto.

— Cuando necesites guardaespaldas puedes llamarme, si Naoto no me encarcela estaré feliz de acompañarte.

— Eres bueno en eso, sería maravilloso ser cuidado por ti.

Haru besó suavemente a Rayan mientras seguía retirando los cristales de su brazo y limpiando la sangre que les estaba manchando a ambos.

— ¿Puedo quedarme hoy en tu casa? — preguntó Haruka con ternura.

— Claro que sí, aunque ¿hay alguna razón en particular? — estaba extrañado ante la petición del menor.

— Así me prestas algo para ponerme, no quiero llegar a casa todo cubierto de sangre de mi novio, a Takashi le daría un infarto verme así.

— Buen punto, vamos.

Rayan paró un taxi y tomaron rumbo a su casa, a pesar de las heridas y de lo complicada que había sido su noche, al recostarse en el pecho de Haru y escuchar el rugido del motor del taxi en movimiento, se sentía en paz, seguro y tranquilo al lado de la persona que más quería en el mundo.

Rayan Haitani: Un Adolescente en ApurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora