HS. Capítulo 2.

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— Kawata ¿Eh? Eso me recuerda que hace tiempo no llamo a Nahoya para ir a beber ¿Cómo está él? — preguntó el señor Haitani tras terminar el grueso de su trabajo y preocuparse un poco por la vida de su joven pasante.

— Está muy bien, trabaja duro y es muy amable siempre.

— ¿Y qué hay de Sou?

— También está bien, todo es excelente en casa.

— Supongo que ha sido difícil para ti tenerlos cómo padres.

— Bueno, el mundo a veces es cruel, pero compensa que tengo una vida maravillosa en casa y un par de excelentes amigos... solo se trata de dejar de pelear contra el mundo y simplemente seguir mi propio camino.

— Suenas como mi hijo.

— Bueno, es que fue Rayan quien me lo enseñó, él es mi mejor amigo.

— ¿Conoces a Rayan?

— Sí, desde hace un par de años que entrenamos en el mismo gimnasio. Es un chico adorable, siempre me defendió de los malos comentarios y creo que nadie en el mundo podría entenderme tan bien, nos hicimos amigos casi al instante de conocernos.

— Eso suena bastante lindo ¿Por qué nunca has ido a visitarnos? — preguntó curioso Ran.

— Bueno, él y yo solo nos vemos en el gimnasio, — La chica trató de disimular su nerviosismo al hablar, pero era evidente que algo sucedía — nunca he pensado en visitarlo, una vez me invito, pero la verdad es que me da un poco de vergüenza hacer visitas.

— Entiendo — Ran notó al instante el comportamiento extraño de la pequeña y decidió que quería saber más — Ven, acompáñame allí junto.

El mayor llevó a la chica al café que quedaba al lado del edificio y tras pedir un café para él y una malteada para ella, buscó la forma más natural de entrar en conversación de nuevo con la pequeña.

— Supongo que ha sido difícil mantener la amistad con mi hijo.

— ¿Por qué lo dice? — Se sorprendió al ver

— Porque por alguna razón Souta nos odia a mi esposo y a mí, así que no creo que le agrade que seas amiga de mi hijo. — Ran rió mirando por la ventana para no poner nerviosa a la chica — De hecho es muy sorprendente que te haya dejado trabajar aquí.

— Lo de Rayan tuvo que aceptarlo, no era algo a lo que estuviera dispuesta a renunciar, pero en el caso de este trabajo debo admitir que falsifiqué un par de firmas y como es una actividad de la escuela Naho no hizo preguntas.

— Nahoya siempre tan confiado — rió Ran, mientras miraba a la chica quien lucía un poco culpable — ¿Y porqué? ¿Fue por Rayan? Espero que no estés enamorada de él porque supongo que sabes que está embobado con el niño Shiba ese.

— Oh no, no es por él, estoy conforme con el tiempo que nos vemos cada semana, es solo... Otra cosa, nada importante — no podía evitar suspirar, quería decir la verdad y no sabía si era por el aura amable y protectora de ese hombre o simplemente el hecho de que necesitaba hablar de ese secreto con alguien.

— Eso suena misterioso — bromeó para suavizar de nuevo el ambiente — Desde hace un rato tengo la impresión de que tienes algo que decir, ¿Estás segura que no es nada importante?

— Bueno, tal vez sí lo sea — volvió a suspirar y se acomodó en la silla con pose confiada — pero usted debe prometer que no va a decírselo a nadie, ni siquiera a su hermano.

— Wao, eso suena bastante serio.

— Lo es, y si usted promete no decirlo, yo prometo hacer lo posible para que quien debe decir las cosas, las diga. — el tono de la joven era serio y todo rastro de nerviosismo había desaparecido, solo quedaba aalí la determinación de buscar un aliado, alguien en quien confiar y descargarse, porque aunque sabía que Rayan estaba para ella en ese sentido, creía injusto que fuese ella quien le dijera esa información a él. Las cosas en la mente de Aya tenían un orden y un deber ser, y ella estaba dispuesta a respetar ese orden, pero tenía que hablar con alguien de eso, de verdad deseaba compartir con el resto de su familia como si fueran realmente una familia.

— Está bien — Ran permaneció impasible, a la espera de aquel secreto que tenía la joven peliazul.

Kawata comenzó a narrar la historia que conocía acerca de su nacimiento, no dio grandes detalles y se limitó a explicar su origen, para luego hablar brevemente de la vez en Rayan quiso ir a visitarla. Aunque el mayor no decía nada, le era imposible no ser expresivo frente a lo escuchado, creía que estaba preparado para todo, pero no para enterarse de toda esa información. Cuando la joven terminó de hablar, se quedó allí sentada mirando a Haitani quien buscaba las palabras adecuadas para darle, después de todo solo era una pequeña de 16 años que había tenido que lidiar con esa información por su cuenta y se encontraba atrapada entre querer mantener una promesa y querer reunirse con su padre biológico; adicional a ello estaba Rindou, lo conocía mejor que nadie y aún así no sabía cómo reaccionaría al saber eso, pues habría de todo en su interior, enojo, frustración, culpa y seguramente alegría también, después de todo, hubo un tiempo en que deseó tener una niña. El hombre estaba a punto de decir algo cuando fue interrumpido por una visita inesperada.

— ¡Papá, aquí estás, estaba buscándote! — Ryoko llegó impetuosamente y ni siquiera se sentó, solo llamó la atención de su padre al saludarlo.

— Princesa... — sonrió suavemente y recuperó un poco su aura — ¿qué haces aquí? no me dijiste que vendrías hoy. Estoy con mi nueva pasante, Ayaka Kawata.

— Mucho gusto — sonrió y se enfocó de nuevo en su padre — No estaba en mis planes venir, es que mamá está enfermo y necesito dinero para comprarle algunas medicinas — Aunque Ryoko era muy enérgica, todo su lenguaje corporal indicaba lo preocupada que estaba y lo importante que era eso para ella.

— ¿Viniste sola? ¿Shion necesita algo más? ¿Quieres que envíe un médico?

— No es necesario, le revisaron hoy en el hospital, solo debe reposar y tomar sus medicinas, pero no quiso comprarlas porque es demasiado terco y dice que va a mejorar así... por eso vine a pedir que me prestes para comprarlas.

La frustración de la joven rubia era notoria, su padre la acarició mientras sacaba su billetera y le daba algunos yenes — si necesitas algo más puedes llamarme ¿Viniste sola? ¿Quieres que le pida a alguien que te lleve a casa?

— No es necesario, Mako viene conmigo, es solo que aún no le agradas y se quedó allí fuera — Ryoko rió y dio un beso de despedida a su padre para luego reunirse con su chica afuera, tal vez no era la forma ideal, pero esa pequeña distracción era justo lo que Ran necesitaba para saber qué hacer en el caso de Ayaka.

— Ella es mi hija, la hermana mayor de Rayan y es hija de otro chico que no es mi esposo.

— Rayan me había contado sobre ella, pero nunca la había visto, es una chica muy hermosa.

— También tú, los genes Haitani siempre hacen hijos hermoso — bromeó mientras acariciaba los azules cabellos de la chica — No sé como piensas convencer a tu padre, porque es el hombre más testarudo que conozco, pero quiero que sepas que cuentas con mi apoyo, será difícil no decírselo a Rindou, pero entiendo que es algo que debe hablar directamente con Souta... Aún así, eres parte de la familia así que puede acudir a mí ante cualquier necesidad... Así como Ryoko viene corriendo a mí para todo, tú puedes hacerlo — le dio una sonrisa dulce a la chica y limpió un poco una lagrima que se asomaba por su mejilla.

— ¿Puedo llamarte Tío Ran? — preguntó con timidez.

— Por supuesto — no pudo disimular su emoción — me encantaría que me llamaras así, ángel.

— ¿Ángel?

— Llamo a Ryoko princesa porque es mi niña consentida, lo que ella dice se hace y la eduque para que así fuera... a Rayan solía llamarlo sol, porque es un niño cálido y dulce que llena mis días de luz y tú, bueno tú eres una niña con buen comportamiento y buen corazón, que harías cualquier cosa por proteger a los tuyos y que llevas demasiadas cosas sobre tus hombros, en resumen, un ángel.

Las palabras de Haitani no hacían más que conmover a la pequeña Ayaka, cómo había podido estar toda su vida alejada de este lado de la familia, cuando allí también había tanta calidez y amor para ella, eso era justo lo que quería y necesitaba en ese momento, Ran simplemente había dicho las palabras correctas y para Aya no habían quedado más dudas, debía convencer a su padre de hablar con Rindou, los Haitani no eran malas personas y mínimo merecía saber la verdad. 

Nota: Muchas gracias a todos los que lean esta historia, espero seguir actualizando semanalmente, un abrazo fuerte. <3 

Rayan Haitani: Un Adolescente en ApurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora