HS. Capítulo 3

72 5 0
                                    

La vida escolar no podía ser más aburrida, Ayaka llegaba cada mañana completamente predispuesta a tratar de no dormirse, sabiendo que no había nada disfrutable en ese lugar, pero eso estaba a punto de cambiar. Dado su buen rendimiento, el director de grupo le pidió que llegara temprano aquella mañana para que le ayudara siendo guía de un nuevo estudiante que llegaría a su grupo. Solía hacer esas actividades frecuentemente así que no era nada fuera de lo común, otro chico con el que hablaría un día y seguramente nunca volverían a hablarse.

– Buen día – una voz profunda y amable inundó el lugar, llamando la atención de todos los presentes. El recién llegado se acercó al director de la escuela saludando y luego se presentó con el director de grupo – Mucho gusto, mi nombre es Jeremiah Ryusei.

La joven Kawata se quedó impactada, no solo era la fuerte presencia de ese chico, sino que también era sumamente atractivo, sus brillantes ojos amarilla, su cabello blanco con las raíces negras y su piel morena, tenía un encanto natural hipnótico que la desconectó de la realidad hasta que lo vio extendiéndole la mano.

– Muchas gracias, estoy feliz de que una chica tan linda sea quien me enseñe la escuela.

La chica solo sonrió y se levantó para irse con él a dar la vuelta. Mientras hacían el recorrido escuchó un poco de la vida del joven, sus padres habían sido miembros de la ToMan, así que seguramente habían conocido a los padres de Aya y eso les dio un punto de partida para hablar. Para una joven introvertida y algo odiosa como ella, era extraño sentirse tan cómoda y además tener esa sensación de cercanía con alguien que acababa de conocer, ni siquiera con Rayan le había sucedido eso, era una experiencia increíble y estaba dispuesta a disfrutarlo.

Pasaron el resto de la jornada escolar juntos y como el chico recién se estaba instalando en la ciudad y buscaba un lugar donde ejercitarse, Ayaka lo invitó al gimnasio donde ella entrenaba. Como era de esperarse al llegar allí, estaba Rayan, esperando a su mejor amiga.

– ¡Aya! Hola – El rubio se acercó a la chica y la saludó emotivamente, ignorando por completo al joven a su lado.

– Hola Ray, mira te presento a Jeremiah Ryusei, es nuevo en mi escuela.

– Mucho gusto, un placer conocerte – Jeremiah hizo una sonrisa que era poco tranquilizadora para el rubio y extendió la mano para saludarlo.

– Rayan Haitani, el placer es mío – no sonrió, no le salía bien ese tipo de hipocresia y de entrada no le caía bien ese chico – Tu cara me suena ¿Te conozco de algo?

– No creo, aunque mi padre salió con el tuyo en su juventud y dicen que me parezco mucho a él, así que deber ser eso.

– Ran salió con mucha gente en su juventud – rió irónicamente Rayan – ¿Cómo se llama?

– Hanemiya Kazutora.

– Oh sí, lo recuerdo. Tienes un hermano mayor que es idol ¿no?

– Sí, Keisaku, aunque no lo veo hace meses.

– Entiendo, perdón por mencionarlo.

– ¿Qué tal si nos ponemos a entrenar? – dijo Aya para romper el silencio que se formó de repente y que se sentía bastante incómodo para todos los presentes.

Todos estuvieron de acuerdo y mientras Kawata hacía su rutina diaria con tranquilidad, los dos chico parecían haber entrado en una competencia silenciosa a ver quien era más fuerte y aunque parecía evidente que Haitani era quien dominaba, Jeremiah lograba seguirle el paso muy de cerca, lo que hacía enojar al rubio que se lo estaba tomando más en serio de lo que debería.

Terminado el entrenamiento lo tres chicos se sentaron a tomar un jugo mientras Nagoya pasaba a recoger a su hija y mientras la joven peliazul hablaba relajadamente de cualquier cosa, los dos chicos tenían una guerra de miradas en la que parecía ir ganando Jeremiah, quien se reía de la situación, había aprendido que no podía caerle bien a todo el mundo, así que el desagrado que sentía Rayan hacia él solo le daban ganas de fastidiar a Haitani quien fácilmente se dejaba provocar.

La joven Kawata intercambió su número con Ryusei y en cuanto se fue con su padre le escribió para agradecerle por su compañía y ofrecerle su ayuda en todo lo que necesitara. Como el jóven aún se encontraba con Rayan en ese momento, decidió que sería buena idea restregarle ese mensaje en la cara al rubio, pues sentía que parte del desagrado debía ser porque gustaba de Ayaka.

– Bien por ti – suspiró mirando al cielo – Solo te advierto que si llegas a lastimarla te las verás conmigo.
– Eso no suena muy amenazante.

– No necesito que suene amenazante, necesito que sepas que tengo muy pocos amigos y solo una mejor amiga y daría mi vida por ella sin pensarlo dos veces. – Rayan solo estaba advirtiendo y no pretendía realmente amenazar al chico tan pronto, pero para su suerte Hanma lo estaba esperando a la vuelta de la esquina con su aspecto más intimidante y un arma a la vista. – Lo siento, ya debo irme, tengo trabajo. – Rayan se cubrió el rostro con un tapabocas y siguió a Shuji.

Jeremiah se quedó viendo la escena preguntándose si realmente sería buena idea provocar a ese chico, no iba simplemente a dejar las cosas así, pero tendría que ser un poco más cuidadoso de ahora en adelante, por su propia seguridad.

Rayan Haitani: Un Adolescente en ApurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora