8 ! La obsesión.

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— LUSUUU! — gritó Quackity mientras apretaba el mando de la play.

— Te lo mereces. — río mientras terminaba de ganar la partida de Mario kart.

— Esto es traición, TRAICIÓN. — se cruzó de brazos.

— HAHA, vamos, me lo debes por haberme dejado hacer los exámenes sin compañero presente. — su peso cayó sobre el suelo, se recosto plácidamente mientras miraba el techo del pequeño departamento.

— Lamento eso. — susurró mientras se acostaba a su lado, descansando la cabeza en su antebrazo, su visión estaba pegada en el rostro contrario.

— Bromeo, no le debes nada a nadie, Quackity, puedes tomar decisiones por tu cuenta. — dijo sonriendo mientras cerraba los ojos.

Esas palabras lo hicieron pensar, no sabía si era una mentira, pero lo hizo sentir lleno, ese sentimiento de que todo estaría bien, de que estaba seguro.

Su mano empezó a acariciar el suelo de concreto, su mirada se había perdido otra vez.

— Tengo sueño. — menciona en voz baja y suave, sus párpados ya no podían aguantar el peso y el cansancio que sintió desde la última vez que tuvo sexo.

Se había acostado con muchas personas antes, no entendía porqué cuando empezó a hacerlo con rubius se estaba agotando de más.

— Descansa. — fue lo último que escuchó antes de dejar caerse en el profundo sueño.

Luzu había estado viendo el rostro de Quackity por unos minutos antes de levantarse por su celular quien empezó a sonar en tono de notificaciones.

Alexis; Rubius dormirá en la fiesta.

Ese mensaje lo dejó pensativo, debía arriesgarse? Pero tenía el sentimiento de querer quedarse, así que aprovechó el momento.

— Perdoname. — susurró para si mismo mientras sujetaba a Quackity como si fuera un bebé.

Le resultó gracioso, así que se río a si mismo mientras dejaba recostado al chico en su cama, se aseguro de que hasta las sabanas cubrieran su cuerpo; estaba haciendo frío desde hace unas horas.

Tenía ganas de quitarle el gorro, pero no lo hizo por muy tentado que pareciera, en su lugar desenredo parte de los mechones negros de su frente.

No sabía dónde dormir, así que se resignó a recostarse sobre el sofá mientras miraba su teléfono celular.

Sería una noche sin dormir, la presión de ser descubierto, y aún así sufría de dificultades para descansar, prefería que Quackity lo hiciera.

(...)

— ¡MIERDA, YA HABLAMOS DE ESTO! — gritaba sosteniendo una bolsa entera de cajas de cigarrillos, pero algunos incluso contenían droga fuerte en su interior.

— No lo entiendes... — respiraba agitado y con lágrimas cayendo desde sus ojos.

La escena mostraba como Wilbur sostenía fuera del alcance de Quackity aquellos cigarrillos.

— Es suficiente. — susurró mientras se preparaba para salir de la casa.

— WILBUR, DAME ESO. — gritó abalanzandose contra él, quien de un susto soltó los cigarrillos sin antes sujetar las muñecas de Quackity lo suficientemente fuerte para hacerle daño.

— Me engañaste. — dijo el chico quien su voz pareció madurar de golpe.

De repente, quackity no estaba viendo a Wilbur, estaba viendo a rubius sostenerlo por la fuerza mientras bajaba sus pantalones.

Todo lo que hago es por amor (Borrador) Where stories live. Discover now