XVII

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KyungSoo se detuvo en seco y sus ojos se prendaron inmediatamente de los de JongIn. Su JongIn. Su alfa.

La verdad es que había sentido molestias en su marca desde hace algunos minutos, pero decidió no darle importancia. Pensó que se trataba de la nostalgia golpeándolo al volver a ese lugar, a los recuerdos y todo lo que la ciudad representaba para él; pero no había sido nada de eso, simplemente era JongIn que había venido a su lado una vez más.

KyungSoo aspiró una bocanada del exquisito aroma del menor. Canela intensa y sensual, apasionada y cálida como siempre, haciéndose notar por encima del olor de la comida, el té y el café y de la esencia de cada persona que lo rodeaba en ese instante.

Su corazón se agitó en su pecho, golpeó con fuerza en su interior y su omega dormido pareció despertar de su sueño aletargado, atento y entusiasmado por volver a ver a su compañero después de tanto tiempo lejos de él y su comodidad.

Las manos le temblaron y él se sintió torpe mientras lo recorría con la mirada.

Tres años habían provocado algunos cambios en JongIn. Le habían hecho más alto, más ancho y más atractivo. Su rostro masculino era mucho más maduro que la última vez, su cabello estaba encerrado en su gorra, pero podía notar lo largo que estaba cuando los mechones finales, de un cálido chocolate, le acariciaron el final de la nuca y se rizaron hacia arriba bajo sus orejas. Sus labios eran rosados y atractivos, su ropa era casual, como tanto le encantaba, sus ojos parecían brillar como las estrellas, mirándolo con su intensidad acostumbrada.

Él era hermoso, tan bello como siempre. Y, de la misma forma que había ocurrido en antaño, le había robado el aliento, lo desarmó en tan solo un segundo.

JongIn caminó hacia él, terminó de acortar la distancia que los separaba y se detuvo hasta donde el mesón le permitió. Con la caja registradora, la computadora y los puntos de venta separándolos, KyungSoo no podía sentirse demasiado protegido. Con tan solo estirar la mano, él definitivamente lo tocaría.

La cercanía también le permitió notar las bolsas bajo los ojos, la palidez de su rostro y el cansancio hundiendo sus anchos hombros. Se preocupó y su cuerpo reaccionó por impulso, estirando el brazo y acunando su mejilla en su palma. Entonces ambos se congelaron y una chispa eléctrica pareció recorrer su cuerpo con el toque de su piel.

Bajo su palma, su mejilla era suave y caliente y su aroma se desprendió de su cuerpo en oleadas para mostrar la satisfacción de su omega al sentirlo otra vez. JongIn no pudo hacer más que suspirar largamente y cubrir el dorso de su mano con su palma más grande.

ㅡKyungSoo ㅡlo llamó con una frágil exhalación y eso fue el punto de quiebre para élㅡ.

JongIn solo necesitaba decir su nombre nuevamente.

No obstante, el momento fue interrumpido por el carraspeo confundido de Ana, una de las empleadas mas jóvenes de la tienda. Ella los miraba con dudas y un poco de confusión y KyungSoo bajó su mano de inmediato y se giró hacia ella para atenderla.

(Por supuesto, sus mejillas se encontraban ardiendo y su corazón latía tan rápido y tan fuerte que temía que saliera de su cuerpo de un momento a otro para caer en las manos de JongIn).

ㅡKyungSoo, ¿estás bien? ¿Necesitas que te ayude? La fila se hace más larga y no has atendido al cliente, los pedidos también se están acumulando...

KyungSoo lo notó entonces: las bolsas y platos que aguardaban para ser pagados e irse para ser devorados. Se sintió avergonzado por su fallo y no pudo hacer más que formar una rápida y corta reverencia y llenar sus labios con una sonrisa.

ㅡLo lamento, no me he dado cuenta... Yo ㅡse detuvo por un momento para mirar al alfa de reojo y su mirada ansiosa y la tensión en sus hombros le hizo tomar una decisión. Él volvió a mirarla y terminó:ㅡ... yo haré esta transacción, ¿podrías encargarte de las demás cuando termine? Necesito hablar con él por un momento.

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