Capítulo XVII

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Por la noche en Coruscant la nave de la maestra Luminara aterrizaba. Afortunadamente las pérdidas fueron pocas y la misión había resultado un éxito en lo que respectaba al consejo. Barriss deseaba haber podido ser más de ayuda o poder salvar más vidas, pero las instrucciones que le habían dado no le dejaban muchas oportunidades. Aún así se sentía bien con lo que había hecho y estaba más tranquila ahora que había regresado al templo.

Nunca había sido tan entusiasta en volver a aquel lugar, lo odiaba con cada fuerza de su ser, aunque era donde había crecido y donde había aprendido todo lo sabe. Aquello no quitaba lo despreciable que era pasar sus días bajo ese techo donde sus deseos y derechos no eran considerados para nada. Pero ahora alguna avisas habían cambiado y se sorprendió al notar que su corazón latía cada vez más fuerte mientras se aproximaba más a ese lugar. Quería tanto ver a Ahsoka, saber que estaba bien y necesitaba demasiado un abrazo de ella.

Al llegar al templo tuvo que acompañar a su maestra a dónde el consejo se encontraba para realizar el desesperado reporte de la misión. Barriss fue fuerte y paciente, espero hasta la última pregunta o comentario que hicieron y cuando por fin terminaron, Luminara le permitió descansar un rato, haciéndole prometer que llegaría a tiempo a su sesión de meditación. Ella no lo pensó dos veces, cuando ya se encontraba camino a su habitación, mientras buscaba de un lado a otro señales de Ahsoka o en su caso de Anakin. No tuvo suerte, así que espero que esta estuviera en su cuarto.

Tocó varias veces, llamó las suficientes para saber que no estaba ahí. Un poco desanimada, se dirigió a su habitación y cuando la puerta quedó totalmente abierta, pudo apreciar en el piso una pequeña nota de papel. La tomó y comenzó a leerla.

"Querida Barriss,
Regresé de mi misión, pero me enteré que aún no regresabas. Necesito hablar contigo, pero hoy nos han mandado a otra misión. Espero verte pronto.
Ya te extraño, Ahsoka"

No había más, pero por un lado Barriss pudo sentirse mejor al saber que por lo menos volvió y estaba bien.

•••

Llegó a tiempo con su maestra a la sesión de meditación. Tocó tímidamente y la voz de Luminara se pudo apreciar con un delicado "adelante".

No había gran cosa que hacer en aquel lugar, sentarse de tal forma que tus piernas se doblaran y cruzaran, cerrar los ojos y respirar, debían sentir todo a su alrededor para equilibrar sus pensamientos. Barriss no era partidaria de esto, le gustaba meditar, pero a solas. Pensaba que este acto era algo privado y diferente en cada persona. Aún así lo hacía, tenía qué.

En esta ocasión estaba más relajada que la última vez, incluso Luminara lo pudo notar, dirigiendo una leve sonrisa a su padawan. Al terminar su sesión de forma satisfactoria, Barriss deseaba tanto ir a la biblioteca, pero antes de que pudiera salir la maestra Luminara la detuvo, iniciando una conversación inesperada y reveladora.

– Debes tener cuidado – soltó Luminara, aún sentada y con los ojos cerrados –. No te dejes manipular por tus sentimientos por la padawan Tano.

Barriss se detuvo, perpleja al escuchar aquello de su maestra. Se encontraba dándole la espalda a esta, ya de pie, pero en seguida se volteó. Pensó cautelosamente qué responder, pero no encontraba las palabras correctas.

– No comprendo… – dijo a medias.
– Puedo notarlo. Sé que hay algo más entré ustedes, la forma en que se miran y se preocupan la una por la otra… – hizo una pausa, respirando profundamente, se estaba poniendo nerviosa.
– ¿Todo en orden, maestra? – preguntó Barriss, tomando nuevamente asiento frente a Luminara. 

Se quedaron en silencio por unos cuantos minutos, Barriss se preocupaba cada vez más. Por un lado se preguntaba cómo había descubierto lo suyo con Ahsoka y porqué no había dicho nada antes. Mientras que por otra parte, no dejaba de pensar en qué podría tener así a su maestra, quien desde que la conoce ha sido alguien directa y fría, pero ahora parecía que tenía un recuerdo atorado y le estaba siendo casi imposible relatar.

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