PARADISE: APPEARS

Capítulo XXI

Los días pasaron relativamente rápido. Barriss se había quedado en el templo, cumpliendo pequeñas asignaciones de su maestra; mientras que Ahsoka, cómo lo había dicho, se había retirado a una misión con Anakin. Offee no obtuvo más información, solo sabía que se iría por varios días y que al regresar podrían ir a resolver el misterio que Ahsoka descubrió.

Se convenció de no sobre pensar al respecto, no quería tener ese tema en la cabeza todo el tiempo cuando debía pretender que todo estaba bien. Aún así, lo único que podía pensar era si algo andaba mal en su relación con Ahsoka, esto debido al comportamiento que ésta había tenido en su última reunión. No es que antes no se preocuparan por si alguien las veía, pero desde su perspectiva, la manera de Ahsoka de alejarla fue un tanto fuerte.

Sabía que debía hablar sobre ese inconveniente con ella, enfrentar los problemas como una pareja normal lo haría, pero siendo sincera con sí misma, ellas no eran una pareja normal y no tenían idea de lo que se debe de hacer en esos casos. Ser nuevas en el tema les impedía saber cómo reaccionar a ciertas cosas, a esos pequeños detalles que a futuro les harían daño. En cambio, guardaba sus comentarios para ella, logrando crear un mar de sentimientos reprimidos, todo por buscar la comodidad de Ahsoka. En el fondo, sabía que la otra chica hacía lo mismo y era por eso que nunca podían llegar a tocar el tema.

Sobrellevó los días restantes con calma, manteniendo su mente ocupada con cualquier otro tema, convencida de que al regresar Ahsoka, se armaría del valor suficiente para enfrentar su situación.

Tano volvió, algo cansada de aquella misión, pero con el entusiasmo de poder compartir una aventura fuera de la guerra con Barriss. Tan pronto como pudo, se reunió con la joven y planearon su salida para el día siguiente. Ahsoka había convencido a Anakin de cubrirlas ante cualquier pregunta, prometiendo a cambio ayudarle a reparar una nave vieja que había conseguido en alguna parte.

A pesar de estar emocionadas, las chicas compartían la misma cantidad de nervios. Nunca habían estado en Coruscant solas, pero eso solo era una parte de sus preocupaciones. Por sus mentes rondaban preguntas que no las dejaban descansar por la noche, tal vez la persona a la que buscaban era la incorrecta o posiblemente no tenía información, seguro alguien había tomado el libro y anotado aquello porque no tenía otro lugar para hacerlo. Y si al final encontraban a la persona, qué pasaba si lo que les contara las terminara desilucionando.

– ¿Realmente crees que ese tal Jarnet pueda contarnos algo que no sepamos? ¿Siquiera crees que sepa algo? – dijo Barriss a mitad de la noche, lo que hizo que Ahsoka se despertara.
– No lo sé, pero no perdemos nada intentándolo.

Barriss asintió, pero las preguntas permanecieron en su cabeza toda la noche.

•••

Dejaron el templo tan temprano como pudieron, ya que lo que menos buscaban era llamar la atención o que descubrieran sus intenciones. Barriss se había encargado de investigar adecuadamente qué camino debían tomar para llegar a la dirección que habían conseguido, esto después de descubrir que Ahsoka planeaba averiguar cómo llegar al momento, lo que le causaba cierta preocupación.

Era un camino largo y tardado, además de la evidente tensión que había entre ambas desde hace unos días, lo cual no ayudaba a llevar mejor aquel viaje. Llevaban casi medio recorrido en silencio y las únicas palabras que salían eran sobre a dónde debían dirigirse o cuánto faltaba para llegar.

Después de un rato, llegaron a la estación del transporte que las llevaría más rápido a su destino. El cambio del ambiente del templo a las profundidades de Coruscant era demasiado evidente. Las calles cada vez se tornaban más oscuras, se percibía un aire totalmente diferente y peligroso, casi todo el que pasaba a su lado iba encapuchado mientras actuaban de forma sigilosa, la otra parte de los habitantes era violento y grosero. Ahsoka parecía la más sorprendida al respecto, a pesar de que había estado por aquellas partes con anterioridad, nunca había prestado atención a lo que pasaba a su alrededor.