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Jennie, solo un nombre la podía hacer temblar

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Jennie, solo un nombre la podía hacer temblar.

Jennie, el nombre de la chica que le hacía perder la cabeza.

Pero, ¿Cómo no, si tiene unas caderas hermosas? ¿Cómo no, cuando tiene un rostro bellísimo, cómo de una muñeca? ¿Cuando no si... Jennie era una Omega?

El hecho de que Jennie fuera Omega salía sobrando, pero es que, al ser una Omega, suelta feromonas que activan los sentidos de cualquier alfa.

Algún día, esa chica tan linda la iba a hacer perder la cabeza de una forma u otra.

Amaba cuando Jennie le contestaba mal cuando ella le decía cosas dulces porque nunca antes alguien se había atrevido a hacerlo.

Todos la trataban como a una reina, alguien a quien temían a gran escala; Pero Jen la trataba diferente, como si no fuera una de las alfas más poderosas del área de Seúl, no, ella la trataba como otra persona igual.

Eso era una de las cosas que amaba de Jennie.

— Vamos, deberías rendirte. — Esa fue Rosé, una de sus mejores amigas, quién había visto todos los planes fallidos de conquistar a la chica Omega por parte de Lisa. Había presenciado la forma fallida número #34 de conquistar a la linda omega, pero aún así Lisa no se rendía —¡Esa chica nunca que va a aceptar: ¡No le causes temor!

— No quiero causarle temor. — Respondió Lisa con tranquilidad, viendo hacia otra parte. — Lo que quiero es tenerla para mí, sólo para mí, ¿Entiendes?

Rosé asintió, viéndola con un poquito de lástima reflejada en su rostro.

— Lo entiendo perfectamente. — Lisa devolvió su mirada a Rosé, la cuál era de tranquilidad suprema. — Lo que no entiendo es que... Con tantas omegas que quieren estar a tu lado, tú quieres a esa chica sin importar qué. Dime una buena razón por lo que la quieres a ella.

— Tal vez me llamaras loca. — Rosé la miró acusadoramente. —, Pero siento que entre ella y yo hay una conexión especial.

— ¿Una conexión especial? ¿Ya te volviste completamente loca?

Lisa se encogió de hombros.

— Piensa lo que quieras — Se levantó de su asiento. —, Pero eso es lo que siento yo.

Se estiró deliberadamente para después comenzar a caminar hacia la salida. Rosé y ella habían ido a un casino a ver si podían ganar algo de dinero porque, aunque Lisa sea sumamente conocida por todo Seúl y china, la alfa también tiene sus propias aficiones, y ninguna de ellas trata sobre tener a Jennie sometida en una cama donde le podía hacer de todo.

Además de que no puede evitar apostar en uno de los más grandes casinos que hay esparcidos por toda la ciudad.

Su amiga Rosé la imita y, en unos pocos segundos se encuentran afuera, con el frío clima de Seúl azotándoles la cara.

Lisa ya estaba acostumbrada a las ventiscas heladas que pasan por toda la ciudad, por lo que ella no tiene problema de seguir caminando; mientras que Rosé no está acostumbrada a este tipo de clima y se encuentra tratando de cubrirse con las manos el rostro, las cuales se enfrían en un par de minutos.

— Lalisa ¿Por qué te gusta salir con este clima?— Le preguntó Rosé cuando ya casi llegaban a la mansión de la más baja. — Es horrible toda la sensación de estar congelada por todo el cuerpo.

— Tú, mí amiga, necesitas adaptarte de una buena vez al clima en la ciudad que vives: podría serte útil algún día. — Sacó las llaves de su saco y con lentitud la introdujo en la cerradura, y lo hizo con toda la intención de que Rosé sufriera un poco.

Entraron las dos en la gran casa de la alfa mayor.

Toda la mansión en sí, estaba cubierta con un color beige en las paredes, mientras que en los muebles que ahí residen son algo antiguos, dándole un toque rústico al lugar.

El sofá que se encontraba en la sala de estar era de un color café oscuro, haciendo que el color
resaltará por el color de las paredes de la misma sala.

La sala está decorada por fotos de ella y su hermano de pequeños, y casi todo el espacio de la pared de aquella sala se veía ocupado por cada una de esas fotos que habían sido tomadas años atrás.

Lisa se sacó sus zapatos y se sentó sobre el sofá café, acomodándose en la posición que le resultara cómoda.

Rosé hizo lo mismo, a excepción de acomodarse bien en aquel sillón.

Con un solo movimiento de mano la televisión que yacía frente a ellas se encendió, enseñando todo tipo de contenido hacia las alfas.

— Odio decir esto pero lo voy a repetir una vez más — Comenzó Rosé, ganándose la atención de la mayor. —: Me gustaría tener todo esto.

 —: Me gustaría tener todo esto

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Omega Acosada | 𝗝𝗟Where stories live. Discover now