Criaturas marinas

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Los humanos llamaban a todo lo desconocido para ellos como "monstruo".

Shang Qinghua, tenía una opinión distinta de lo que era ser un "monstruo", por ejemplo, un humano que arrojaba a un niño al mar para que se ahogara. Por suerte para el niño, él estaba lo suficiente cerca para rescatarlo.

El tritón, ya había visto a ese niño en otras ocasiones, a juzgar por el estilo de ropa más limpia y de mejor calidad que otros en ese territorio, además de siempre parecer estar vigilado, Qinghua, dedujo que debía tratarse de alguien importante a pesar de su corta edad.

Mientras que, Qinghua, era un admirador de los objetos humanos, no lo era tanto de los humanos en sí, ya había visto suficiente de ellos a pesar de que solo podía ser testigo de una porción mínima al tener contacto con una pequeña parte de una costa.

Solo este pequeño niño le llamaba la atención, a diferencia de los demás, siempre demostró un respeto por todo lo que le rodeaba, incluido el mar.

Años atrás lo veía cuando llevaba ofrendas junto a la que, pensó Qinghua, era su madre. Sin embargo, en tiempos recientes ya no vio a la mujer, ahora de vez en cuando lo veía junto al hombre que lo acababa de tirar a las oscuras aguas en una noche sin luna durante el invierno.

Creyó que era su padre, no obstante en estos momentos el tritón especuló que debía tratarse a alguien ajeno a su familia, ¿los humanos podían ser tan crueles con su propia sangre? Quería creer que eso no podía ser posible.

Para curarlo, Qinghua decidió llevarlo a una serie de cuevas subterráneas, no podía llevarlo con las personas, pues además de no tener idea de a qué familia pertenecía, también se encontraba ahí el hombre que intentó matarlo, ¿y si trataba una vez más de acabar con el niño? Hasta no estar seguro de cómo ayudarlo, lo mantendría a su lado.

Por otro lado no sabría cómo reaccionarían en su hogar si llevaba a un niño humano, una cosa es que se le permitiera ir y venir para conseguir cosas del pueblo, otra es que se llevara a alguien.

Sus dudas acallaron cuando escuchó un gemido de dolor proveniente del niño.

«Debo llevarlo con Mu Qingfang».

De su bolsa sacó una burbuja de aire y envolvió al pequeño que con forme pasaba el tiempo parecía temblar cada vez más, al igual que su temperatura subía.

Al llegar a su hogar, como imaginó, lo reprendieron sin cesar. En cuanto uno de sus hermanos terminaba de darle un sermón, llegaba otro para darle una nueva reprimenda. A Qinghua, no le importaba menos lo que dijeran, al único que necesitaba en ese momento era al sanador.

Para su suerte, Mu Qingfang comprendió que era una emergencia e hizo a un lado el impulso de regañar a Qinghua para atender al niño.

No eran del todo humanos, pero algunos de sus medicamentos servían a la perfección en las personas.

Aunque en su mayoría estaban molestos con la idea de tener a un humano en su hogar, todos soltaron un suspiro de alivio cuando al día siguiente Mu Qingfang les anunció que despertó.

Pasado el peligro, solo quedaba la duda ¿qué pasaría con el niño?

Mobei, se sentía dentro de un sueño.

A pesar de que le explicaron que no murió, por lo tanto no se encontraba en el "más allá", todo se sentía tan surreal como para creer que estaba todavía en el mundo.

Cuando lo visitaban para checar sus signos veía a personas como él, sin embargo algo le decía a Mobei que no eran del todo humanos, si es que tenían algo de humanos.

Tenía miedo de casi todos quienes iban a visitarlo, menos uno.

Su nombre era Qinghua, parecía alguien en quien confiar, pasaba casi todo el día y las noches con él, le leía novelas que se encontraban en el estudio que le habilitaron como recámara temporal, por las noches lo consolaba cuando lloraba por el dolor de la traición de su tío.

Días después el doctor le anunció que podía regresar a casa, el miedo comenzó a invadirlo, más que morir temía no volver a ver a Qinghua, a pesar del poco tiempo, Mobei, sintió una gran conexión con él.

Qinghua, parecía sentir lo mismo, por lo que le prometió visitarlo con frecuencia.

Una noche se fue a dormir para despertar de nuevo en la costa, a su lado estaba Qinghua, quien lo acompañó hasta la puerta de su casa.

—No te preocupes por tu tío, él no volverá.

En aquel momento, con su corta edad, no supo del todo lo que significaba esa frase, pero decidió creer en Qinghua.

Con la noche, Qinghua, se perdió en el camino. Poco después, Mobei, llamó a la puerta sin esperar demasiado para que su padre abriera la puerta.

El joven tritón, observó desde la oscuridad al pequeño ser abrazado por su padre. Se quedó hasta que ambos ingresaron de nuevo a su casa.

Soltó un suspiro que no sabía que guardaba, mitad de alivio porque sabía que Mobei estaba en un lugar seguro y ya no había peligro para él, mitad tristeza porque no podría regresar a ese lugar dentro de mucho tiempo.

Para hacer que fuera seguro para Mobei, Qinghua junto a algunos de sus hermanos tuvieron que eliminar la amenaza, tal vez no se supiera qué eran en realidad, sin embargo por precaución debía permanecer incógnito hasta que la investigación se enfriara.

Con todo y el dolor, Qinghua, sería paciente, todo por volver a ver a Mobei en un futuro.

Monster Week MoshangWhere stories live. Discover now