El castigo

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Narra Víctor:

Cuando dejamos de besarnos Diego me miró con una sonrisa pícara.
-Muy mal, has soltado la manzana, eso merece un castigo.
Ví que él tenía un bulto enorme presionando contra su pantalón y decidí seguirle el juego.
-Lo siento amo- dije pasando mis dedos suavemente por su clavícula- tal vez pueda ayudarle con esto si me lo pertime- acaricié su bulto con la rodilla.
-Travieso ¿tú también quieres alimentarte? Te aviso que a tí no te lo daré por la boca.
-Démelo por donde usted prefiera mi señor.
-Eso está mejor, bájate.
Bajé de la encimera y él puso mi torso de nuevo contra ella, pero ahora mis pies pisaban el suelo y mi culo estaba frotando su pene.
-Quédate quieto- se fue y volvió con dos condones y lubricante.
-¿Dos condones?
-Esta vez quiero añadir un extra- fue a la nevera y sacó un pepino- primero te voy a dilatar con esto.
Ví como le ponía el condón al pepino y le echaba un buen chorro de lubricante en la punta.
-No pongas esa cara, el pepino es más pequeño que mi pene, y está fresquito.
-Perdone amo.
-No pasa nada, de hecho me has dado una idea- cogió un paño de cocina y lo ató tapándome los ojos.
-Diego, yo quiero verte...
-En primer lugar no me llames por mi nombre, eso me ha enojado aún más, en segundo lugar, recuerda que esto es un castigo.
-Disculpe a-amo- el pepino empezó a entrar lentamente en mi interior, sentía el frío llenándome lentamente, cada vez más profundo. Debido a que tenía los ojos tapados todo se sentía más intensamente.
Diego empezó a hacer movimientos circulares y el pepino golpeó mi próstata.
-Ah, mi señor, siento mi interior helado, por favor lléneme de su calidez, quiero sentirlo dentro de mí y satisfacerle...
-Bueno, te has portado bastante bien durante el castigo y ya estás bastante dilatado- movió el pepino rápidamente de dentro a fuera, muy bruscamente, su rudeza me excitaba aún más.
Finalmente sacó el pepino e introdujo su enorme polla de una sola estocada.
-Ah, amo, es usted muy rudo.
-¿No es eso lo que deseabas?- me susurró muy cerca del oído, su fresco aliento me dio un escalofrío.
Empezó a moverse muy fuertemente, los golpes contra mi próstata eran muy intensos y mi interior se contraía succionando aún más su pene.
-Joder Víctor, si me aprietas tanto me vas a partir el pene.
-Lo siento señor, es que se siente bien, no quiero dejarle escapar.
Mi pene se frotaba contra la encimera y sentía que el de Diego se hacía aún más grande en mi interior, a este paso me iba a desgarrar por dentro.
-A-amo me vengo...
-Yo también...- nuestros gemidos se unieron en uno y sentí el condón llenándose del cálido semen de Diego mientras yo también me corría.

EL CELOSO DE MI SUEGRO (+18)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें