Comienzos

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—Oye Ría, ¿tú has bailado con Kyle Hanagami, verdad?

—Bueno, fui a una MasterClass suya en Los Ángeles, ¿por qué?

—Tengo un proyecto entre manos en el que él está implicado, y había pensado que quizás te interesaría.

—Siempre estoy abierta a propuestas. —Le sonreí pícara.

Chanel se mordió el labio, riendo. Desde que habíamos empezado los ensayos de Malinche, el musical donde estábamos ambas, habíamos congeniado a la primera. Con el resto del grupito también, y es cierto que siempre estábamos coqueteando todos con todos, sin embargo, con Chanel parecía haber otro tipo de energía, un coqueteo sano, sincero, de esos que te ponen una sonrisa al final del día.

—Mira que todavía no te he hecho la propuesta indecente... —Sonrió, guiñándome un ojo, y yo reí con ella.

—Oh, estoy deseando escucharla.

A Chanel no le costó mucho convencerme, todo lo que tuviera que ver con trabajar, trabajar y trabajar me parecía bien, hasta el punto de trabajar durante días seguidos. Había periodos en los que no había descansado en más de 20 días seguidos. Mi cuerpo acababa destrozado, pero para mí era como una droga, necesitaba tener fondo y hacer currículum, porque la vida de un artista no es nada fácil, y al llegar a cierta edad las posibilidades de conseguir oportunidades van decayendo.

Kyle Hanagami iba a preparar una coreografía con ella para presentarla a Benidorm Fest, el concurso nacional que elegiría el representante de Eurovisión de 2022. Ella ya contaba con cuatro bailarines y necesitaba a una chica más.

—Sé que es quizás una liada por el tema del musical, pero quería coger a alguien que trabajara aquí.

—¿Por qué?

—Porque sé como trabajamos, la exigencia que tenemos y la técnica que tenemos todos.

Asentí, tenía un punto de razón.

—Al resto del equipo ya lo conozco de antes, sé cómo son, sé cómo trabajan y sé que van a dar el 200%, pero no puedo estar segura con gente de fuera. Por eso lo menos arriesgado es elegir a alguien de Malinche. Además, yo bailo con prácticamente todos, así que no será difícil coordinarnos.

Alcé la ceja, de repente una pregunta me rondaba la cabeza.

—¿Y por qué yo?

Chanel conocía a todas las chicas del musical, de hecho, a algunas las conocía de tiempo atrás. Gloria baila increíble, Cris tiene una técnica espectacular, Irene es capaz de aguantar horas y horas de secuencias complicadas sin perder la compostura...

—Porque me gustas. —Dijo sin más, encogiéndose de hombros, y yo la miré sorprendida.

—Está genial saberlo. —Dije, riendo, y con las mejillas un poco rojas, a decir verdad. —Me gusta que seas sincera.

—Es que no quiero mentirte. —Admitió. —Tienes una sonrisa preciosa, va a quedar genial en la perfomance.

Vi su boca abierta, traviesa, y supe que estaba burlándose de mí.

—Eres lo peor. —Dije riendo, y ella rió conmigo. —Podrías haber dicho que era por mi técnica, por mi esfuerzo, mi trabajo, mi currículum...

—Ah, eso también, por supuesto.

—Ahora ya no tiene validez. —Me hice la ofendida.

—Es por todo eso. —Reconoció, riendo. —Y también porque me gustas, lo he dicho en serio.

Se me cortó la risa, y a ella también. Ahora sí que lo estaba diciendo en serio.

Tiempo muertoWhere stories live. Discover now