Capítulo 1

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"Tan insoportable como un mosquito antes de dormir, tan doloroso como una llaga en la piel, así o más cruel es la partida del ser amado".

El reloj marcaba las cinco de la mañana, el cielo español les abría paso a los primeros rayos de luz. Las ojeras que se posaban en mi rostro, ese que alguna vez Idunn había admirado, estaban muy marcadas y eran la señal que indicaba que otra vez no estaba durmiendo. A mi costado reposan varias botellas de whisky y vodka. Nunca había bebido tanto, menos mezclando ambas, pero el vacío en el pecho lo podía comparar con un agujero negro o un pozo sin fondo… mi mente no ha dejado de repetir las últimas palabras que aquella noche ella había articulado: “Gracias por ser mi corto y joven amor, uno bien correspondido. Te amo, Meyer. Gracias por aceptar el juego y reto que llamamos”.

Aquel día daban inicio las clases del programa, no tenía ningún ánimo por asistir, de seguro todos notarían la cara de culo que tendría gracias a mi alto nivel de alcohol en la sangre, no sé exactamente qué día opté por revisar lo que debía hacer durante aquel mes, al parecer todo era como una competencia entre bloques, personas con diferentes talentos “compitiendo” para obtener el primer puesto de su sección y así tener un lugar privilegiado o algo así al momento del inicio de clases, además de un bono monetario que equivalía a mil euros y el apoyo para su primer presentación en el mundo artístico, en mi caso sería algo así como una galería de arte.

Los ojos los sentía pesados, me había acabado todas las botellas que solicité el fin de semana, en realidad me mantuve encerrado desde el jueves de la semana anterior, Idunn cumplía dos meses de haber partido al día siguiente (viernes), así que decidí encerrarme por todo ese finde y poder embriagarme. No recuerdo en qué momento los días comenzaron a pasar, ahora con mi vista borrosa logro distinguir en el calendario: “6 de diciembre”, yo debo ir a estudiar, pero no quiero.
Max estuvo llamándome para jugar algunas partidas en RallyForce, decía que debía distraerme, pero ¿realmente me iba alejar de mis pensamientos el juego que me condujo a ella? No lo creo, insistía en que perdería mi puesto como el mejor a nivel internacional, pero ese año ya se habían acabado los torneos que podrían permitir que otros me superaran en mi ausencia, de igual forma, si me arrebataban el lugar, ¿qué más daba? Había perdido algo más grande que un estúpido título.

En ocasiones mi Edrick egocéntrico salía para jalarme las orejas y decirme: “Imbécil, no puedes perder, ya no más pérdidas y no eres un idiota como para rendirte”. Y era cierto, lo admitía, una parte de mí se mantenía lúcida y era gracias a ese estúpido ego que me traía. Así que, cuando no bebía, él se encargaba de estar al tanto de mi cuerpo y mente.

La alarma del reloj marcaba las 7:30 am. y yo seguía tumbado en la cama, sin ánimos de ponerme en pie, ¿en verdad tenía que asistir? Sabía que salir de mi habitación sería un puto dolor de cabeza, pues no me pegaba la luz del día desde el jueves anterior, seguramente llegaría tarde «¿lo ves novata, ojos locos no siempre es puntual», me levanté y me dirigí al baño para tomar una ducha.

Al parecer el agua fría fue un incentivo, pues dejé de lado la pereza y toda la mierda que me consumía y como el galán que siempre he sido, me vestí y salí rumbo a la academia, al parecer Dick me había mandado un auto y yo no lo había notado por estar encerrado, el recepcionista me sostenía las llaves y antes de que pudiera decir algo habló él:

–Que tenga un gran día, señor Meyer. Su padre le compró un pequeño obsequio.

Salí del lugar asintiendo y haciendo una mueca que pretendía se viera como una sonrisa, cuando alcé mi vista un hermoso BMW Serie 4 convertible, se encontraba aparcado frente al edificio, era de un tono gris o platinado, tal vez podría tener otros carros, pero no me importaba cuál fuera, siempre me emocionaba tener una belleza que me acompañara.

Justo a las 7:58 am estaba ingresando al salón de clases, bendito mi sentido de orientación que me permitió no perderme al llegar al lugar adecuado. El docente se encontraba de pie junto a la mesa colocando sus utensilios «al parecer, no he sido el único que acaba de venir». Tomé uno de los primeros asientos que encontré vacíos y sin decir nada me senté, un idiota no dejaba de verme y sabía que su asquerosa boca estaba por articular algún comentario estúpido y justo lo hizo.

–¿Qué no la clase empieza a las ocho, profe? –dijo con ironía.

–Así es, pero su compañero vino antes, no hay problema.
–Mjm… el niñato ya tiene quien lo defienda.
Mi mirada se dirigió hacia él y sólo alcé una ceja.

–¿Algo que debas decir, Meyer? –arrugué la frente porque no tenía ni idea de cómo sabía mi nombre aquel señor canoso de unos setenta años.

–No, si quiere que siga siendo educado, lo mejor es que me quede callado –solté sin pensar que mis palabras podrían traerme consecuencias en algún momento.

–¿Es usted violento? –cuestionó el hombre y ya me estaba irritando con tanta mierda.

–No, pero si me joden, deben saber que no me voy a quedar callado. El que juega con fuego, termina quemándose.

–La típica frase Meyer, ¿no? –soltó una risilla y el idiota de hace unos momentos habló.

–¿Puede venir alguien a clases cuando está en resaca, profe?

Sabía que mi cara daba pena cuando pasaba días tomando, pero nunca se me notaba cuando había bebido de más, así que no entendía su comentario de mierda.

–¿Acaso estuvo bebiendo, joven Ferreira?

Una sonrisa se asomó por la comisura de mis labios y sólo me dediqué a ignorar el resto de la conversación. Estaba en este curso sólo porque era necesario llevar el área común donde enseñaban la historia del arte, iconos importantes de las artes y demás cosas, pero todo aquello yo ya lo sabía, así que no necesitaba más que mi acto de presencia.

Cuando el curso finalizó todos salieron alborotados, como si se tratara de niños del kínder a quienes les hacía falta salir a comer mocos y rasparse las rodillas por no saber coordinar muy bien sus movimientos. Estaba a punto de salir cuando el imbécil de hace rato pasó a mi costado y habiendo el espacio suficiente, topó mi hombro con la intención de desequilibrarme, si algo no sabía aquel estúpido era que mi estatura me ayudaba y al superarlo en tamaño y proporción, él fue quien terminó trastrabillando.

Antes de poner un pie fuera del salón alguien aclaró su garganta, era el anciano que nos daba clases,

Me volteé y traté de sonreír, aun cuando sabía que sólo se veía una mueca de completo desagrado.

–Meyer, tienes que evitar venir dos minutos antes de que den inicio las clases, de preferencia si estás diez minutos antes.

–De acuerdo.

–Eres igual a él, me lo recuerdas mucho.

–¿Perdone?

–Dick, tu padre, siempre ha sido un gran tipo.

–Eso seguro –espeté–. Con permiso, profesor.

Me fui del lugar, sabía que había preguntas que hacer, pero por ahora no estaba tan interesado en eso, sólo quería ir a reírme en la cara del imbécil de la clase.
El tiempo comenzó a transcurrir y la verdad, no había hecho ninguna conversación con nadie, todos parecían ser muy tontos y las chicas muy lanzadas y no pretendía nada con ellas. A penas era mediodía y ya me había desecho de diez papeles en los que ellas mandaban su número de teléfono para que las contactara, era un fastidio en realidad.

No mentiría si digo que en el instituto siempre fui uno de los más codiciados junto con Max, pero en aquel entonces lo que me alejaba de las mujeres era RallyForce, para este punto de mi vida lo que me diferencia de aquel entonces, era que yo mismo me encargaba de alejar a las mujeres. Además, ¿por qué querría iniciar una relación con otra chica? La verdad y aunque muchos me hayan dicho que soy muy joven, que luego de la partida de Idunn debo volver a lo que fue mi vida o a una nueva para Edrick Meyer, no estoy dispuesto a correr más riesgos. Si de algo estoy seguro es que ya perdí una vez, no volverá a pasar una vez más.

Mientras divagaba en mis pensamientos, el sujeto del otro rato se aproximaba a mí junto con otro que, podría asegurar, era un idiota que estaba subordinado al otro idiota.

–Así que… ¿Edrick Meyer? –Estaba seguro que el sujeto no era de nacionalidad española, por lo que podía notar, venía de Portugal–. Latinoamericano, ¿no es así?

–Creo que sabes más de mí que cualquiera en este lugar, así que no tengo porqué confirmarte algo que, estoy seguro, ya es de tu conocimiento.

–¿Tan importante te crees?

–No es que me crea importante, sé que lo soy y prueba de ello, es que te has tomado el tiempo para estudiar mi historial, ¿me equivoco? –El otro chico me veía perplejo.

–Mira Meyer, que en tus tierras te creas un dios por no perder nunca en los videojuegos, cosa que es de niñatos, no te engrandece aquí.

–¿Te das cuenta lo mucho que me has estudiado? Mis videojuegos y mi título internacional no tienen nada que ver con el motivo por el que estoy aquí.

–No sabes con quién estás hablando, Meyer.

–Y no me interesa saberlo. Sólo que, aunque tú creas saber mucho de mí, te puedo asegurar que no querrás conocer lo que aún no conoces.

–¿Me estás amenazando? –Su tono de voz denotaba molestia y lo confirme cuando me dio un leve empujón en el hombro, dirigí mi vista hacia él y chasquee la lengua.

–No tengo porqué hacerlo, tómalo más como una advertencia. No me vuelvas a tocar, ¿sí? No hagas que te lo repita, que he tratado de ser lo más condescendiente posible contigo y créeme, esa carita de niño bueno te la puedo tumbar de un solo golpe.

–Ten cuidado, Meyer. Aquí no estás en tu lado del mundo, aquí las cosas se hacen de otro modo.

–Sé del modo en que se manejan aquí, porque conozco su cultura y no es la primera vez que vengo a España, pero también conozco la forma en que manejamos las cosas los de mi lado y créeme, el “ten cuidado”, no va para mí.

Tomé mi bolsón y le di la espalda, logré escuchar cómo movía sus pies en la dirección en la que yo iba, pero la voz del sujeto que le habló, lo detuvo. Era el idiota que estuvo callado todo el rato que estuvieron conmigo. «Así que, ¿Airton Ferreira? Averiguaremos de qué va tu jueguito de mierda por ir contra mí».

Claro estaba que no iba a perder el tiempo stalkeando su mierda de vida en internet, mucho menos tratar de investigar con otros, en realidad todo él me importaba lo mismo que el sujeto que creía que podría ganarme en RallyForce tan sólo porque llevaba un año jugando. Es decir, una porquería.

Después de aquel día llegaba media hora antes de que iniciaran las clases, la verdad había dejado de tomar, al menos durante esos días y dejando de lado la obsesión que venía manejando. Aunque siempre que llegaba a casa tomaba alguna que otra cerveza. Siempre he dicho que puedo dejar los vicios, el único que me ha costado sacar de mi vida y me trae con ansiedad es aquel tono ámbar que me hacía perder toda la cordura que yo poseía. Quería abandonarlo y sacarlo de mi vida o al menos de mi mente, pero aquella mirada se había convertido en el más grande de los vicios.



Aquella noche que tuvimos nuestra primera cita, supe que la novata estaba entrando a mi vida con gran escándalo y de la forma más estúpida que pudiera existir. Si bien ambos sabíamos que ella era mi juego y yo su reto, el trato que teníamos sobre conquistarnos y ver quién perdía antes de que acabara el año, nos hizo ver más idiotas de lo que ya nos veíamos cumpliendo los caprichos de nuestros padres.

Al principio admito que todo lo que hacía era con la intención de hacerla perder, claro que no iba dejar que me ganara, yo no merecía perder. Era consciente del poder que muchas veces han tenido mis ojos y sabía que esa era mi arma más letal para conquistarla, porque si es cierto que soy un cretino, pero mis ojos la atontaban y testigo de ello fueron Max y Nicholas. Tampoco pretendía realmente robarme su corazón, porque sabía lo cruel que era nuestro juego y que incluso, iba en contra de la promesa que nos hicimos mi mejor amigo y yo, pero con el pasar de lo días, de visitarla a diario, de convivir con sus alocados padres, incluso de tolerar al celoso de Elliot, hizo que comenzara a tomarle cariño. Un cariño que más adelante se convirtió en amor.


Tenía los fines de semana libres, así que podría encerrarme por dos días a beber y deshacerme de todos los pensamientos de mierda que buscaban salir cuando estaba fuera del apartamento. A pesar de todo lo que traía en mente, me dedicaba a realizar mis tareas y ¿por qué no? A estudiar, ya que habían dicho que todos los viernes se harían pruebas.

Según tengo entendido, el área común que llevaremos será en horario completo hasta el miércoles de la semana que viene, para luego sólo llevarla por las mañanas y las tardes las dedicaríamos a perfeccionar nuestras técnicas y así, de esa manera llevarnos el primer lugar del reto de bellas artes. Los lineamientos los darían el miércoles, sin embargo, comencé a pensar en qué diablos haría, desde que Idunn partió ya no volví a tomar algún pincel, lápiz o un cincel, cualquier tipo de inspiración se había ido al carajo y en parte por eso no quería asistir. ¿Qué estaba haciendo en una academia de arte cuando no tenía ni la mínima intención, ni un gramo de inspiración para hace algo de lo que fui capaz hace unos meses atrás?

Dick decía que estaba perdiendo el sentido de mi alma, no quería entender porque incluso cuando sabía a lo que se refería, no estaba dispuesto a darle la razón a nadie. Aunque no tenía idea de lo que podría hacer, lo estaba analizando, obviamente no me dejaría perder, no estaba dispuesto a más pérdidas, mucho menos estando ese idiota de Airton Ferrer, que de seguro sería ese puto mosquito que no te deja dormir tranquilo.

ᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖ💙🎨💙ᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖᨖ

Holis mis gamers :3, hemos conocido a Airton Ferreira, aun no tenemos descripción de este chico, esto viene más adelante, ¿cómo se lo imaginan? Este tío definitivamente es un mosquito, justo como Ivanna e Irina. ¿Por qué sabe tanto de Edrick? ¿Y el maestro?

Bueno, como sea, esas preguntas se van a resolver más adelante uwu. Me gustaría saber su opinión sobre todo jajaja, también agradecería sus votos y/o comentarios, de igual forma que compartieran el link de la historia para que lleguemos más lejos <3

Un abracito para ustedes mis gamers nórdicxs :3, ojito presten atención a ciertas cosas o.o que todo tiene un porqué :·3

Perdón por no publicar la semana pasada, estoy teniendo unas complicaciones con ciertas letras de mi teclado :(

Perdí, novata. Sí me enamoréWhere stories live. Discover now