Capítulo 2

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“La muerte en vida no es una esperanza, es una tortura que quiebra el alma”


-Dick


Cuando perdí a la mujer que creí sería el amor de mi vida, el dolor fue grande, demasiado grande, pero no podía dejarme derrumbar, era un hombre joven que si bien tenía todo para hacerla feliz por el resto de su vida, no tuvo eso que ella buscó en el sujeto con quien la encontramos aquel día.

Si alguna vez alguien me hubiera dicho: “Dick Meyer, tienes la oportunidad de pedir un deseo que será concedido inmediatamente”, hubiese pedido que borraran ese día por completo de la mente de mi hijo. Era un niño que no tenía conocimiento del amor entre parejas, de infidelidades, ni siquiera de un cuerpo desnudo ajeno al de él mismo. Quizás mi error había sido no llevarlo a ver una película o llevarlo al centro comercial luego de dejar a Max en su casa, aunque más adelante hubiese sido peor.

Sé que muchos de los traumas que Edrick posee se deben al resentimiento que tiene hacia aquella mujer, hacia aquel recuerdo, incluso hacia esa fecha. No lo culpo, creo que ver a mi madre serle infiel a mi padre en nuestra propia casa también sería motivo de resentimiento, incluso de odio. Pero si algo intenté con mi niño de ojos misteriosos, fue eliminar la palabra odio de su vida, al menos respecto a ella, no quería que él la irrespetara, a fin de cuentas, la mujer era su madre y sin ella, él no estaría presente, aun cuando es mi fotocopia, con la diferencia en los ojos.

Intenté que Edrick creciera en un ambiente sano, sin rencores, sin odio y sin resentimientos hacia las mujeres, hice todo lo posible por criar a un caballero y estoy seguro que lo logré, no tengo dudas de ello. Él es un chico único y especial, con un carácter de mierda, el mismo o peor que el mío, en ocasiones me culpo por forjar en él ese carácter, pero otra parte de mí no lo hace, gracias a ello es el hombre que es. Le di todo lo que podía, sabiendo que si él quería el mundo, podía conseguirlo con su perseverancia y sentido competitivo que el mismo que lo ha llevado lejos, también lo ha hecho cometer estupideces, aunque claro está que todos las cometemos.

Cree a un ser demasiado narcisista, orgulloso y egoísta en ocasiones, eso lo llevó a un camino en el que nadie que él considerara que no estuviera a su nivel, no podría tener cabida en su vida. Su amistad con Max fue desde muy chicos, por lo que ambos se acompañaron en su infancia y podría decir que el viaje a España sería lo único que los separaría, si es que el otro chico no resultaba haciendo alguna locura o mi hijo, cometiendo otra para estar juntos. Ambos crecieron prácticamente bajo mi cuidado, el castaño de ojos café solía pasar más tiempo en casa, que en la suya y yo no tenía problema con eso, siempre quise una familia más amplia, darle hermanos a Edrick, pero no me fue posible y Max era ese hermano que escogimos con mi muchacho. De esa manera, el chico de los Donovan creció con ciertas características de lo Meyer, igual con algunos ideales, lo único que los diferenciaba era la calidez que guardaban en el corazón.

Si bien es cierto, Edrick era un niño muy querido, al menos por los Meyer, por la familia de Max y por cantidad de amistades que estuvieron a nuestro lado, pero aquella hoguera de calidez maternal se había extinguido, sin rastros de cenizas. Mientras que Max, contaba con aquella calidez de una madre que siempre estuvo al tanto de los dos niños, así que aquello los diferenciaba en actitudes, ambos sabían de lo que eran capaces, que todo lo que quisieran lo conseguirían, que los dos debían ser unos caballeros, pero Max tenía la carisma de un infante y Edrick el desinterés de un hombre solitario de cincuenta años que es feliz con él mismes.

Sé que el amor materno le hizo falta en muchos momentos, que por más que yo intentara llenar aquellos vacíos de una u otra forma, no podía reemplazarlo. Sumado a todo eso, la indiferencia que la familia de su madre tenía hacia él y hacia mí. Alguna vez me pregunté cuándo sería el momento en que ellos dejaran de culparnos a nosotros por lo ocurrido o al menos, dejar de lado al Edrick en todo esto. Tal vez el único resentimiento que nunca pude quitar de su vida, fue ese que esa familia se encargó de alimentar, y es que creo que todos tendríamos algún tipo de resentimiento hacia las personas que nos culpan de cosas que no hicimos, de algo a lo que no tuvimos acceso o de un acontecimiento del que somos las víctimas en realidad.

Perdí, novata. Sí me enamoréWhere stories live. Discover now