Capítulo 7

12 2 0
                                    

Tengo el corazón acelerado, como si quisiera salir huyendo de mi pecho.

Esto duele, caray... No lo entiendo. No puedo entenderlo.

Esto es desagradable. Toda esta situación lo es.

El no dice nada, se mantiene en silencio mientras da vueltas en círculos por largos segundos, está en negación y no sé qué hacer por él cuando ni siquiera sé qué hacer por mí.

De un momento a otro, Thomas resopla, detiene sus movimientos y para frente a mí, lo veo morder su labio inferior, indeciso, quizás, también frustrado.

Sí, él está frustrado a más no poder.

Y su vista nublada me hace saber lo que él ya ha mencionado. Lo he lastimado con mis palabras y también con mi acción.

Pero esto es lo correcto, debo dejarlo ir. Thomas tiene que alejarse de mí, lo que estuvo a punto de pasar entre nosotros hace unas horas no está bien.

Y él debe aceptarlo.

Como sea, pero debe hacerlo.

Yo no soy para él y por más que me atraiga, él tampoco es para mí.

Además, aún no estoy segura de lo que él me hace sentir. Y contra eso no puedo mentir. Tampoco sé si soy capaz de atreverme a descubrirlo como me sugirió Sebastián.

Porque, no voy a decir que lo amo cuando no estoy segura de que sea así.

Sería mentirle descaradamente. Y tampoco quiero descubrirlo, sería como un suicidio.

Admito que estoy sintiendo cosas por él, muchas cosas, que lo pienso mucho, que lo sueño y que también siento una atracción descomunal más que nada. Pero nada más allá. Así que no puedo metirle, no con eso.

Porque eso no puede ser amor.

Thomas se acerca para besar mi frente y mi corazón se acelera, acto seguido, el sale del restaurante sin decir más.

Un suspiro cargado de dolor me abandona y  al verlo partir así, tan desecho, siento como algo dentro de mí se destroza y me hace arrepentir de lo que he hecho y también, de todo en general.

¡Soy la peor!

Una desalmada.

Al cerrar los ojos, el pequeño retrato que hizo para mí invade mis recuerdos y otro suspiro intenso me abandona.

¿Pero por qué herirlo así cuando en el fondo no quiero hacerlo?

Puede que no lo ame, pero siento cosas por él, algo me atrae a Thomas desesperadamente y no quiero lastimarlo, no quiero.

Una ráfaga de viento me hace ladear la cabeza y al tocarme el pecho para tratar de calmar mi corazón acelerado, sintiendo el corazón de cristal que me regaló... Siento como mi alma regresara a la vida.

No, aún no me lo he quitado, no puedo hacerlo. Por alguna extraña razón no puedo quitarmelo. Cosa que me motiva a correr hacia la mesa que comparto con Frank y éste al verme, susurra:

— ¿Todo bien, qué sucede?
— Gracias por este lindo detalle, Frank. Pero te pido una disculpa, debo irme, surgió una emergencia. —Digo agitada mientras tomo mi cartera y el abrigo—. ¡Te llamaré después!
— Pero que... —El pierde la voz— ¿Lucey?

No respondo a su llamado y salgo corriendo fuera del restaurante, por suerte llego justo a tiempo antes de que Thomas arranque en su moto al semáforo cambiar a luz verde.

— Por favor, ¡Espera! —Grito y este voltea a verme y se detiene en el acto.

Cuando lo hace, corro hacia él y me monto en su moto.

Hasta Que El Destino Quiera ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora