Capítulo 9

25 2 2
                                    

Media hora después...

Sonrío cuando veo a Frank y Jessy junto a sus padres. La familia Donovan es todo un encanto. Me agradan mucho y me hace feliz que se hayan tomado el tiempo para asistir a mi exposición y expresar su apoyo con su presencia.

— ¡Muchas gracias por venir! —Les digo a cada uno al momento de saludarlos con un abrazo.

Cuando Frank se para a mi costado y mantiene su agarre firme en mi cintura, me aclaro la garganta al notar la mirada de Sebastián, quien se encuentra en la barra hablando por teléfono desde hace dos minutos mientras espera su pedido.

Su mirada es un tanto despectiva.

Y eso me hace preguntar con quién está hablando desde hace minutos. Le frunzo el ceño juguetona y al ser correspondida, pongo los ojos en blanco pues él no tiene pinta de estar jugando al mantener su ceño fruncido.

Decido ignorar tal hecho y me enfoco en los invitados presentes.

La reapertura del museo ha sido todo un éxito. Está repleto de personas admirando las obras, no solo los cuadros, sino también las esculturas de cerámica y todo lo que exponemos en el museo.

La prensa local, también a hecho acto de presencia y me han entrevistado con amabilidad.

Sonrío ante los comentarios y halagos de las personas, me encanta interactuar con la gente y saber su opinión sobre mis obras. Me encanta mirarlos a los ojos, observar con detalle sus rasgos y gestos cuando se deleitan con mis cuadros. Me gusta, porque la conexión que siento con ellos en esos momentos, es abismal. Me eleva. Y reafirma mi confianza hacia lo que hago.

Suspiro de felicidad y con la mirada busco a Sebastián en la barra, pero ya no está.

Dándome la vuelta, contengo el aire cuando veo al Sr y la Sra Blanch entrando a la galería con una gran sonrisa y mi corazón se acelera de solo pensar que detras de ellos, puede aparecer Thomas en cualquier momento. Pero para mí sorpresa, al tenerlos frente a mí y saludarlos, la señora Dinora musita:

— Te pedimos una disculpa, pero Thomas no pudo asistir. Resulta, que mañana tiene un partido de fútbol muy importante a primera hora y el pobre hasta lo había olvidado... Ya sabes cómo son los chicos hoy en día con sus cosas.
— Mujeres, se llama eso. —El señor Robert dice y me ruborizo de inmediato— Mi nieto anda todo distraído por una mujercita...
— ¡Cariño, no digas barbaridades! Thomas es muy responsable con sus cosas.
— Y no estoy diciendo lo contrario, pero es normal que se le olviden ciertas cosas cuando se anda enamorado. —El dice mientras ríe y en ese momento aparece mi adorado Sebastián.
— Buenas noches, señor y señora Blanch, que placer volver a verlos.

Ambos saludan a mi amigo con entusiasmo y se quedan hablando con él sobre la exposición. En algún momento determinado, decido alejarme sin ser tan evidente y me acerco lentamente hacia el ventanal de la galería que da hacia la calle.

Estoy confundida.

Por un momento, me pareció ver a Thomas, pero al acercarme, noto que es un simple transeúnte que solo se detuvo para mirar desde afuera lo poco que se puede visualizar de la exposición y eso gracias a la cantidad de personas que colapsan la galería.

Cuando estoy por regresar junto a Sebastián y el matrimonio Blanch, el vigilante me detiene y susurra:

— Un mensajero a dejado este obsequio para usted, señorita Paoli.
— Gracias, Troy. —Le sonrío y acepto la caja de regalo.
— A su orden, señorita. Con su permiso...

Me siento en uno de los tantos bancos disponibles para las personas que quieran observar con más precisión y calma mis obras. Y cuando leo la pequeña tarjeta, jadeo al saber de quién proviene el regalo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 10, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Hasta Que El Destino Quiera ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora