𝗌𝗎𝗀𝖺𝗋 𝗱𝗮𝗱𝗱𝘆 ✧' luckity

04: 𝘺𝘦𝘴, 𝘥𝘢𝘥𝘥𝘺

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nsfw: daddy kink, masturbation

esta vez había sido luzu el primero en despertarse, se sentía como si hubiera dormido diez años en tan solo siete horas y quizá fue porque se durmió de la mejor manera posible: abrazando al menor.

ahora era él el que lo miraba, tan atento y tan tranquilo, y contento también. la cara de quackity era perfecta, su piel era suave y pura, se veía suave, sobretodo sus mejillas. se veían perfectas para plantar mil besos en ellas. además, estaban adornadas de un tono carmesí precioso que hacía juego con sus labios los cuales eran finos pero algo gruesos a la vez, siempre se veían bonitos a la hora que el menor hablaba, o eso pensaba luzu. su nariz adornaba bien al cuadro de su rostro, no sabía cómo definirla, pero la veía como un botoncito ya que la punta muchas veces también estaba teñida de un sonrojo. en sus ojos siempre había ojeras pero también un brillo que no pareciera apagarse nunca, lo había notado las veces que ambos se miraron a los ojos durante alguna conversación. pero lo que más le gustaba a luzu era su pelo, oh, su pelito que siempre tapaba con un gorro y que no dejaba que nadie más que él viera, ya que para dormir siempre se lo quitaba. en esa misma ocasión, luzu se dio el lujo de tocarlo, de acariciarlo. estaba acostado de lado, mientras que el menor estaba hecho bolita  contra su pecho durmiendo. era tan suave, que le hacía cosquillas en la mano.

notó cómo quackity se revolvía un poco debajo de él y al despertarse le dio una sonrisa, se veía confuso y eso se le hizo gracioso.

— aahm... buenos días lusu. — bostezó mientras volvía a cerrar los ojos. — aún tengo un chingo de sueño...

— si has dormido más que yo, qué dices. — posó su mano ahora en su cara, haciendo contacto visual.

— es que lusu, yo aún soy un bebé, tú madrugas a las cinco y ya has construido cinco casas. — luzu rió ante tal comentario dando caricias en su suave mejilla.

— en realidad he madrugado para poder verte. — le regaló tal sonrisa de sinceridad al menor que este se sonrojó, desviando un poco la mirada.

— a-ay lusu, ya me queda claro que en las mañanas andas sexoso... —

— exacto, y supongo que por las pociones ya no te dolerán las heridas, ¿no? — quackity abrió los ojos, queriendo no entender a lo que se refería.

— no lusu, ya no me duelen, solo la de la espalda. —

esas palabras fueron suficientes para que luzu, aun en esas posiciones y con su mano en la cara del menor, se acercara lo suficiente para darle un beso, un beso de verdad. uniendo sus labios con los que llevaba rato queriendo probar, moviéndose delicadamente cuando se vio aceptado. quería ser lento pero detallista, dando caricias en su mejilla y moviendo sus labios sobre los contrarios de forma suave pero con ritmo, el cual poco a poco iba subiendo para demostrar también el deseo que sentía. pero como luzu no quería darse a malentender por el menor, después de varios movimientos dejaba ambas bocas selladas por unos segundos, volviéndose a mover con parsimonia. quackity estaba más que derretido, sentía mariposas en su barriga cuando el mayor daba alguna lamida a sus labios entreabiertos en un intento de provocarlo. notaba toda su cara rojisima, y la posición en la que estaban lo hacía sentir pequeño y protegido, le gustaba. pasos sus brazos por el cuello ajeno y lo atrajo más a sí, queriendo intensificarlo, cosa que luzu entendió. se separaron un segundo para coger algo de aire y al volver a unirse en un beso tan caliente lo primero que juntaron fueron sus lenguas, besándose con toda la calentura que tenían encima. luzu fue el que se separó después de un rato, mirando a quackity a los ojos, estaba perfecto para hacerle una foto y conservarla el resto de su vida.