06: trust

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las semanas habían pasado en el pueblo de karmaland. todo se movía como las hojas eran movidas por el viento, aunque chocando con algún que otro árbol o siendo pisadas por alguien. habían ocurrido robos, engaños, estafas; ilegalidades por doquier, vaya, en las cuales había un claro protagonista con orejas de oso. para empezar faltaron materiales en la casa de staxx, volviendo histérico a este pues, aunque a comparación de otros su casa fuese más “humilde”, le había costado su trabajo. también hubo explosiones por todas las zonas cercanas a las casas de cada integrante y pueblerino de karmaland, las cuales también protagonizaba nuestro famoso osito. y sí, él siempre se reía junto a las personas que recolectaba para hacer sus maldades -las cuales solo se le unían para no salir perjudicados-, pero por el otro lado obviamente nada eran risas. desde la mina que le puso a quackity había desarrollado aquella mala tendencia de disfrutar ver a la gente salir volando por los aires muertos del miedo y la sorpresa, pero muchas veces no podía cumplir aquel deseo ya que alguien le paraba los pies, y no, no era vegetta, era luzu. en los ratos en los que quackity andaba haciendo sus propias cosas o estaba con los otros, a luzu le gustaba andar por el pueblo y ayudar a algún vecino de por allí, o simplemente conversar y ser amigable con ellos. no sabía porqué le nacía ser tan dedicado a aquella pequeña comunidad, pensó que sería algún deseo reprimido de su otra vida, pero el caso era que odiaba ver cómo aquel individuo destruía las pobres viviendas o establecimientos de gente inocente solo por diversión.

luzu había pensando varias formas de pedirle a rubius que detuviera sus bromas, sabía que simplemente pedírselo era una pérdida absoluta de tiempo y que, o se reía en su cara, o le pediría todo el hierro de karmaland para ello. quackity había estado unas veces con rubius y le comentó a luzu que el oso tenía pensado poner varias tnt en la plaza del pueblo el viernes en la noche, pero que no sabía la hora. eso alarmó demasiado a luzu, pues justo iban a empezar a construir la feria ese día y no podía permitir que aquello pasase, pero no sabía qué hacer. supuso que si ponía tnt por toda la plaza la explotaría al instante y llegaría demasiado tarde en cualquier caso, y que no solo las estructuras de la plaza se vendría abajo, sino también algunas de la feria y todo sería un desastre. se desanimó por un segundo pero su rabia e impotencia le eran más fuerte, y a pesar de que quackity había intentado calmarlo y decirle que él hablaría con rubius nada pudo hacer efecto en el castaño. sí era verdad que sabía que gracias a que el pelinegro manipulaba en cierta manera al oso, los desastres no habían sido mayores, pues sabía que si rubius quería, quemaba todo karmaland.

sí, así de sádico era.

aunque agradecía que nadie fuera verdaderamente más listo que su quackity, quería hablar personalmente con rubius. tenía que.

quackity lo siguió hasta la casa del oso, le preocupaba que este le hiciera algo a luzu o que luzu acabara muy enfadado por no haber podido hacer nada y todo acabara peor de lo que se imaginaba. era verdad que no reconocía a luzu y que estaba un poco asustado, normalmente bastaba con unas palabras suyas y un abrazo para calmar al de ojos rubí de sus preocupaciones pero esto era muy distinto, y aunque estuviera algo asustado entendía que era por lo importante que era para luzu aquel pueblito, como si fuera el alcalde de este. es por eso que empezó a juntarse más con rubius, si rubius veía que estaba de su lado, lo vería como un aliado, y tomaría en cuenta sus opiniones. si rubius había explotado casas o tiendas fue porque quackity quiso, sino hubiera sido así probablemente les hubiera prendido fuego y hubiera esparcido las cenizas sobre las casas de loa propietarios además de matar a cualquier animal o robar las cosechas, pero siempre volvía al día siguiente o en la noche a reparar todo, porque a rubius no había quién lo parara, tal vez ni los mismos dioses.

— pero lusu, rubius no te va a escuchar, te va a mandar a la verga, ya sabes cómo es. —

— veremos cuántas veces le tengo que clavar la espada para que me escuche entonces. — quackity pasó saliva, realmente no lo reconocía. ni siquiera cuando descubrió que él y rubius habían hecho aquel hoyo en su casa para poder salir de ahí le había dado tanto miedo, ahora se veía como si fuera a matar a alguien.

𝗌𝗎𝗀𝖺𝗋 𝗱𝗮𝗱𝗱𝘆 ✧' luckityWhere stories live. Discover now