Ceo in love [Taekook] (PAUSADA)

Prólogo

Jungkook vivía a las afueras de una pequeña ciudad de Busan, donde había tanto espacio para jugar, y aun así, elegía ir mucho más lejos de su casa, llegando hasta arriba de la montaña donde se encontraba la mansión de los Kim.

Le gustaba ese lugar porque el pasto era suave, habían muchas flores y árboles a los alrededores.

Uno de esos tantos días, llevó una pelota para jugar un rato, comenzando a patearla de un lado al otro.

Y al final, terminó haciéndolo tan fuerte que cayó al enorme patio de la mansión.

No podía ir a recuperarla puesto que todo estaba rodeado de un enorme muro, y en la parte de enfrente un barandal.

Al inicio se encontraba preocupado de que algún jardinero se molestara y fuera a regañarlo, pero tal parecía que no había nadie.

No pudo evitar estar triste sabiendo que probablemente no volvería a ver su pelota.

Eso fue suficiente para que el pequeño Jungkook comenzará a llorar, sin embargo, al sentir un golpe en la cabeza su estado de ánimo cambió, sobre todo al notar que aquello que lo había golpeado era su preciada pelota.

El pelinegro se giró de inmediato para ver quien se la había devuelto.

Y se trataba de Taehyung, el hijo menor de la familia.

—¡Hola! Gracias por devolverme mi pelota.

[...]

Ambos niños estuvieron hablando un tiempo a través del barandal, y con los meses, comenzaban a verse casi diario para jugar.

Eran muy unidos, tanto...que una noche mientras ambos veían la luna, Jungkook le dijo:

—Cuando seamos mayores...hay que casarnos Taehyungie, así podremos jugar juntos toda la vida ¿No crees?

Pensó, que si las personas enamoradas pueden casarse para así compartir todos los momentos de su vida juntos...

¿Por qué no podrían hacerlo los amigos?

A pesar de que en la mente del pelinegro sonó muy razonable, por el contrario, Taehyung no pudo evitar sentir su corazón latir más rápido que otras veces.

—¿En serio?...

—Te lo prometo.

Al final, decidieron entrelazar sus meñiquez, haciendo que aquella promesa fuera oficial.