Capítulo 6

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Ocupando un lugar a la cabecera del gran comedor, se hallaba sentado un omega gruñón, con su cuerpito cubierto por una bata de baño. Jungkook intentó ser lo más paciente que pudo con él, pero resultaba que ser un buen alfa era una empresa perdida si se trataba de negociar con omegas en celo.

El problema empezó mientras compartían la tina.

Si bien la masturbación ayudó a calmar a Minnie, en poco tiempo dejó de ser suficiente y, aprovechándose de que estaba pegado a su alfa y desnudo sobre él, hizo acopio de un segundo intento de seducción para conseguir aparearse.

Jungkook estaba aterrado. Su cuerpo reaccionaba al dulzón olor de las feromonas y estar encerrados en un espacio tan pequeño, con la presión de Minnie provocándolo con besos en el cuello y su culo movedizo no eran una buena combinación.

Así que cambió el ángulo, girándolo hacia el desayuno.

Tan pronto como salieron de la bañera, arrastró al omega hasta el comedor, donde le dejó esperando mientras preparaba su esperado chocolate caliente y encontraba una reserva de galletas dulces entre las provisiones de una bolsa en el living. También escondió en sus bolsillos una caja de supresores, que le vendrían bien para Minnie.

La falta de calidez en su destinado enervaban al más pequeño, que era capaz de hacer una pataleta ahí mismo.

El alfa no tenía idea de lo mal que se sentía, lubricando a chorros y con un severo dolor en su pancita. No le comprendería porque sus celos eran diferentes.

Un alfa debía pasar por la necesidad de apareamiento entre doce y veinticuatro horas. Durante ese tiempo, su instinto se volvía feroz y no paraba hasta rastrear a un omega con quien minimizar el calor que engrosaba su polla. Sería capaz de profanar cualquier agujero posible que le permitiera tranquilizar la necesidad del lado animal.

En un omega primaba el instinto de reproducción, aunque durante cinco largos días. Los primeros eran los peores, al punto de ser insoportable estar un minuto sin algo clavado en su interior. Continuamente debía liberarse, vaciar la carga de lubricante que volvía resbaladizo su agujero. Sin contar con que los calambres de su vientre se debían al útero descendiendo lo más próximo posible al canal de penetración para brindar cobijo a los futuros cachorros.

Por eso Minnie estaba tan irritado. Se ponía sensible y su única misión era ser recompensado por pasar dolor.

Y ahí estaba, ingiriendo tanto dulce como le fuera posible, con su alfa del otro lado de la mesa observándole atento. No tenía la más mínima intención de reconfortarlo ni de acercarse, cosa que le sacaba de sus casillas.

Si tan sólo Kook tomara su lugar, sería diferente.

–¿Por qué no vienes más cerca? –inquirió Minnie, revolviendo con paciencia el líquido dentro de la taza.

–Tus feromonas me afectan, así que prefiero guardar las distancias.

–Pero necesito mimos –puchereó el omega. Empujó a un lado su chocolatada y creyó que sería conveniente jugar a aguantarse las miradas con su alfa.

–¿No vas a tomarte eso?

–¿No vas a darme mimitos? –contraatacó.

Jungkook suspiró cansino y se removió el cabello rubio con frustración.

–Lo haré cuando consumas algún alimento. No es bueno que estés tanto tiempo con el estómago vacío.

Minnie refunfuñó y tomó un puñado de galletas del paquete que tenía junto a su taza. Las que cupieron en sus pequeñas manos las arrojó dentro del líquido caliente, asegurándose de que fueran ablandadas antes de comérselas de sopetón.

Esclavo del Placer ║ Kookmin (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora