Dios abandona, Dios perdona y Dios olvida.
Dios me abandono, Dios me olvido, pero Dios no me perdono.
Bajo la fría noche en invierno, cuando los árboles pierden sus hojas y todo se pinta de un suave y confortante blanco.
El calor del líquido carm...
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Bajo la atenta mirada de aquel ser divino, sus alas fueron cortadas. Un Ángel creado por los pecados que la primer mujer cometió.
Dios estaba furioso, sin importar las súplicas del pequeño Ángel, miro como el Arcángel Miguel corto las alas de color gris del pequeño.
¡¿Como Lucifer osaba hacer algo tan impuro como lo era el ser delante de sus ojos?! Era completamente inaceptable.
Su más bella creación fue corrompida por el pecado.
—S-se lo suplico, mi Dios, detenga se. — El suave susurro entre cortado de la impureza, le rogó—.
No lo perdonaría, no lo haría, aunque aquella creación fuera inocente de lo cometido por su hijo, era inaceptable, perdonar algo tan impuro con lo era ese ser causaría una segunda revolución.
—Tus pecados te han delatado.— No eran sus pecados, todos lo sabían, pero aún así, era más fácil culpar a la encarnación de los pecados de Eva que a ella—.
—Tus pecados te han condenado, serás enviado a la tierra, veras con tus propios ojos lo que jamás podrás tener, inocencia y pureza.
—Se lo ruego mi señor, yo no he hecho nada.— La lágrimas bajaban por sus bellos ojos celestes. Sin duda el brillo que estos tenían enfureció aún más a la divinidad—.
—Borrare cada rastro de falsa pureza en ti, tu ojos como prueba, nunca podrás verte a un espejo; no sin antes recordar todo las injurias cometidas por tu padre.
Un potente rayo cayó sobre el delicado cuerpo del joven, sus gritos desgarradores se escucharon por todo aquel lugar llamado "cielo"
Sus manos sobre sus ojos, era un intento de calmar el dolor que estaba teniendo, sus lágrimas cristalinas se convertieron en un rojo carmín.
¿Que tan injusto era Dios para lastimar a un ser indefenso e inocente que no tuvo la suerte de nacer bajo la luz?
El ardor en su espalda por sus cortadas alas, sus ojos dolian, no podía abrirlos. Él estaba cansado, adolorido.
Oh padre mío, causante de los pecados de Eva y mi creador, aunque esta deidad no me ha tenido piedad, anhelo que tu puedas tenerlo. Padre de los pecados, ten piedad de tu único hijo.
Al terminar con aquel tormento, por fin pudo respirar mejor. Uno de los arcángeles lo tomó de sus brazos, pero no tenía fuerzas para pelear.
Fue puesto en el borde de aquella plataforma, lo único que lograba ver eran sus pies colgando junto con la tierra de los humanos.
—Lanzarlo.— Escucho la voz de la deidad ordenando su expulsión del cielo—.
No fue necesario repetir la orden nuevamente, pues al poco tiempo, fue soltado.
Cayendo en picada, sin la posibilidad de siquiera poder volar, sus bellas alas, teñidas del color de los pecados de Eva y el deje de pureza que tenía.
