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“CARA A CARA”





AGOSTO, 2021.

Busco mi lugar más cómodo y mis ojos se pasean por el desayuno que estaba puesto en la mesa, se que esta mañana no tenía mucha hambre por lo que primero que hago es servirme una taza de café. Subo ambas piernas en la silla como mi costumbre difícil de eliminar y le doy un sorbo a mi café.

Me pierdo un rato observando el patio al notar que las puertas estaban completamente abiertas y pienso que seguramente vinieron a podar el jardín porque se veía prolijo, totalmente lo contrario a lo de ayer. Me quedo mirándolo.

Segundos después mi mirada perdida, la paz y los pajaritos cantando se cortan en el instante que Fabián ingresa hablando por teléfono y se frena del otro lado de la mesa mientras asentía. En otro extremo, Leticia aparece en escena para detenerse a mirarme comer del bol de frutas que estaba más cerca de mis manos.

—¿Necesitas que te caliente el café Fiore? —cuestiona mientras dejaba un jarrón con flores nuevas en el centro de la mesa.

Niego con la cabeza primero terminando de masticar y dirigir las frutas.

—No, está bien. Gracias Leti.

Ella me da un asentimiento de cabeza para anunciar que saldría de la casa a hacer la compra de la semana, casi que lo hace pidiendo permiso así que directamente le tengo que echar entre risas diciéndole que no hacía falta que siempre me avise.

Una vez que Leticia se marcha, Fabián termina su llamada para dar comienzo a sus órdenes.

—Te quiero en casa sobre las cinco y media Fiorella, ni más ni menos y lo que quiero decir con esto es que más de las seis de la tarde no. —aclara apuntándome—. Por algo te digo que a las cinco y media deberías estar porque se que siempre te atrasas media hora de lo acordado. Cosa que deberíamos ir charlando porque es cansador ¿Bien?

Levanta un dedo como si fuera mi propia madre, aunque claro creo que mi mama nunca lo hizo o si lo hizo fueron tan pocas que ni lo puedo recordar. Asiento sonriendo de labios apretados porque sé que se levantó cruzado porque casi nunca es tan... serio en casos como el de ésta tarde.

—Esta bien. —murmuro para tomar otro sorbo de café.

—La maquilladora llega sobre las siete así que no podemos no estar lista para cuando llegue. Los vestidos los voy a tener ahí. Hice todo lo posible para traerlo ahora para que lo veas pero surgieron problemas así que... —se toma una pausa para suspirar agarrándose del puente de su nariz, retira una silla y se sienta—. Pero para la tarde ya va a estar. ¿Está caliente?

Señala la jarra con café, asiento y se encarga de servirse en una taza mientras tecleaba furiosamente su teléfono. No quiero preguntarle que pasa porque me contamina mi buena vibra y me levante demasiado liviana para estar temprano sabiendo de problemas.

Idols | Enzo Pérez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora