III

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El sol se encontraba en su punto más alto cuando aquel par de hermanos se encontraba en un reñido enfrentamiento

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El sol se encontraba en su punto más alto cuando aquel par de hermanos se encontraba en un reñido enfrentamiento. Poco les importaba a ambos el calor abrasador del sol de medio día, estaban completamente concentrados en golpear y bloquear golpes.

La suave brisa acariciaba sus cuerpos, llevando consigo el ligero aroma de un perfume dulce y suave. Aún sabiendo de dónde provenía dicha fragancia no pensaron en detenerse, hacía tiempo que venían posponiendo su enfrentamiento por cosas tan simples como la escuela, sus amigos, y el cansancio.

No había casi nadie que se atreviera a ir a aquel patio de entrenamiento a interrumpir, por eso mismo sabían muy bien quien era la persona que se había acercado a ellos.

—¿No creen que deberían parar ya? Están empapados en sudor y seguramente ya están cansados o les duele algo.

Era una vos clara, suave, pero al mismo tiempo firme y madura. Aquel día llevaba un hermoso kimono komon blanco con un pequeño patron de flores lavanda de cinco pétalos, acompañado por un obi morado. Sus cabellos negros se veían pulcros y brillantes, y eran adornados por un kanzashi de una sola flor.

—No me detendré hasta ganar —declararon el par de hermanos al unisono.

Soltó un suspiro de resignación, ese par era testarudo en verdad. Ella aún se preguntaba porque sus hijos preferían entrenar en un día tan hermoso como ese, en lugar de ir y divertirse con sus amigos.

—Bien, no se detengan. Pero, al menos, terminen su duelo lo más rápido posible —declaró ella resignada de hacer que sus hijos pararan su pelea.

El sonido de los golpes siendo bloqueados y recibidos parecía poco realista. Cualquiera extraño que los viera luchar se asustaría ante tal muestra de fuerza. Todo ajeno al clan Itadori se asombraba al ver cómo un Alpha Gobernante era igualado en fuerza y velocidad por un Omega, sin duda pensarían que se trataba de dos monstruos encarnados. Pero, a decir verdad, la madre de aquel par de monstruos estaba realmente orgullosa de sus hijos. Realmente amaba a todos sus hijos. Y el ver qué, sin importar que fueran Alphas, Betas u Omegas, fueran fuertes la hacía sumamente feliz y orgullosa.

—¿Por qué la prisa? —cuestionó el mayor de los hermanos.

—Sí, un combate no debe ser apresurado —secundó el menor, apoyando a su hermano.

Por un momento, parecía que la balanza se había inclinado hacía el menor, pues había logrado asestar un fuerte puñetazo en la mejilla izquierda de su oponente. El mayor se tambaleó, pero de forma inmediata regresó el golpe. Lanzó un puñetazo hacía el pecho del contrario, sin embargo este bloqueó el impacto con sus brazos colocados en forma de equis sobre su pecho.

—Eso estubo cerca... —comentó el más joven.

—¡No te distraigas, Yuuji! —exclamó fuertemente su hermano a la vez que lanzaba una série de patadas dirigidas a su cabeza. Pese a ya sentirse cansados, ambos comenzaron a aumentar la velocidad y fuerza de sus ataques—. Parece que te hizo bien entrenar con esa chica Zenin.

De puñetazos a veloces patadas y viceversa. La ventaja parecía ir y venir para ambos.

—¡Sukuna! —gritó con fiereza el menor, lanzándose a un ataque sin reservas.

El mayor imitó sus acciones con la intención de vencer a su hermano.

Era todo o nada. Tras segundos de incertidumbre, el combate llegó a su fin. Sukuna había logrado hacer retroceder a Yuuji, y en un instante asestar un patada en el abdomen que logro derribarlo.

—¡Gané!

—¡Demonios!

Gritaron ambos al unisono.

—Cielos... Me pregunto... ¿Yo también era tan enérgica cuando era adolescente? Realmente no creo que Jin haya sido un chico como ellos... Entonces... ¿Es mi culpa que ellos sean así? —se cuestionaba a si misma—. Aunque... Creo que ese hombre también tiene la culpa.

A decir verdad, ella creía que su suegro era responsable de la actitud de sus hijos. Cómo Alpha, su suegro siempre fue muy respetado, incluso en la actualidad seguía siendo muy fuerte. Y como abuelo... Él era muy consentidor con ellos, pese a que parecía ser un cascarrabias las 24 horas del día. De hecho, fue el quien les enseñó a pelear, les instruyó en todas las artes marciales de las era diestro. Poco le importó que uno de sus nietos fuera un Omega, mientras tuviera la fuerza y el espíritu suficiente para anteponerse a lo que el mundo le pusiera enfrente, él alimentaria su fuerza, su pasión por las artes marciales y su deseo de victoria. Así fue como su suegro, Itadori Wasuke, convirtió a sus hijos en monstruos. Realmente se lo agradecía, pues en un mundo tan competitivo y enfocado en las castas, era escencial ser fuerte.

Ella estaba muy complacida con su vida actual, tenía comida deliciosa todos los días, una habitación cómoda, ropa hermosa, un importante trabajo, un esposo encantador y unos hijos maravillosos... Tenía todo aquello lo que alguna vez soñó. Tenía una hermosa familia. Su vida había dado un giro de 180° el día que conoció a Itadori Jin, el Alpha que se convertiría en su amado esposo, el hombre con el que creía que estaba destinada a estar. Había momentos en los que se preguntan si todos sus hijos podrían encontrar a esa persona que les cambiaría la vida de una forma hermosa.

 Había momentos en los que se preguntan si todos sus hijos podrían encontrar a esa persona que les cambiaría la vida de una forma hermosa

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30/08/2022

Ufff
Se suponía que debía subirlo ayer, pero me dormí. Estaba ocupando mi tiempo en hacer un tríptico sobre la fiebre amarilla.

Espero que lo disfruten. En serio, todo esto iba a ser un one-shot... en fin. Ahora que me doy cuenta... ya publiqué capítulos nuevos de dos de los tres fanfics que tengo.

EmbelesoHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin