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Las luces de las antorchas iluminaban el patio central del palacio, Jungkook se encontraba en medio con las manos amarradas al igual que sus pies arrodillado en medio de un círculo de guardias a su alrededor y con su rostro cubierto con una bolsa.

Había terminado de forcejear, ya lo tenían, estaba rodeado, era el fin. Lo único que le preocupaba en ese entonces era saber sobre el príncipe, ¿Ya lo habían matado esta vez de verdad? ¿Lo tenían secuestrado? ¿Tal vez torturado? No quería imaginarse escenarios ficticios, no quería saber cuál de todos era el real, pero lloró... Lloró bajo ese saco que cubría su rostro.


—Vaya, vaya... Miren a quién tenemos aquí... —escuchó una voz femenina acercándose a donde estaba, no podía moverse por el momento y esperó. Los pasos de la mujer se escuchaban cada vez más cerca, eran tacones por lo que escuchaba, ¿Era la reina? —¡Sorpresa! —le quitaron la bolsa de la cabeza y con la mirada dura, pero con lágrimas recorriendo sus mejillas pudo ver a la hermana de la reina, con un vestido rojo que tenían detalles de oro y algunas telas negras para contrastar.


—Tú... —observó Jungkook con cuidado a la mujer, estaba loca claramente, no le asustaba, le asustaba lo que pudiera llegar a hacer.


—Ah cariño, los Jeon son un fastidio, ¿No? —sonreía de oreja a oreja Kim Hana una expresión terrible, pero la había visto antes en varios sueños, más bien pesadillas, que había tenido cuando era solo un niño. Tragó duro viéndola con el semblante serio. —¿No estás asustado, Jeon Jungkook? ¿No dirás nada?


—¿Dónde está el príncipe? —preguntó sin más y la menor de las Kim se mantuvo seria, dio media vuelta y uno de los guardias le entregó una espada.


—Ya no está con nosotros. —sonrió cómplice con el guardia que le había entregado la espada, volvió a dar media vuelta para ver al último Jeon que quedaba en el reino. Jungkook se mantuvo intacto, pero su pecho subía y bajaba, mantuvo sus mordeduras cerradas, su mandíbula estaba tensa y no quería llorar, no quería llorar frente a la mujer. —¿Qué pasó? Te quedaste callado... ¡Oh! Pero si estaban enamorados los tortolitos, claro que te duele, ¿No?


—Es mentira. —volvió a tragar duro el de cabello corto.


—¿No estás enamorado de mi sobrino? Su alma se fue con una mentira entonces... Una ilusión, ¿No? —Kim Hana posicionó la espada cerca del cuello contrario, pero Jungkook no se movió.


—No, claro que estoy enamorado de él, el príncipe Kim es lo más maravilloso que pude conocer alguna vez, quiero continuar mi vida junto a él y lo que más quiero es que sea feliz. No es solo un príncipe, él es Kim Taehyung, mi Tae que con esfuerzo aprendió a cocinar porque esas cosas no las enseñan acá en este palacio, es un excelente profesor enseñando a escribir, a ver la hora, modales y demás. Es el chico más inteligente que conozco y el hombre más precioso de todos, no hay alguien igual a él y por eso me enamoré de él, y si moriré aquí y ahora, entonces quiero irme diciendo la verdad de mis sentimientos, porque en todo este tiempo que estuvimos juntos me enamoré... Amo al príncipe Kim Taehyung. —un silencio hubo en todo el palacio, Hana tenía la espada a la nada de su cuello, en cualquier momento le cortaba la cabeza, pero hizo una última pregunta.


—¿Entonces por qué decías que era mentira?


Amor en el lago [kth + jjk]Where stories live. Discover now