siempre he querido ser una persona fuerte. por mucho tiempo he querido que las cosas que me afligen no se vean en mi rostro, ser capaz de sonreír en los peores momentos. a veces todas mis preocupaciones caben en el bolsillo de mi pantalón y puedo llevarlas mientras me dirijo a la universidad y ni siquiera me doy cuenta que están ahí. a veces mis días se sienten como ir en una nube mirando todo desde arriba, y veo la risa de mi mamá y mi hermano, veo a Nancy bailar y a mi papá lavando el coche y todos parecen momentos que se quedaron congelados para poder admirarlos para siempre. a veces puedo ir por la calle mientras canto, mirar por la ventana del autobús y sonreír a algún extraño esperando que me sonría de vuelta. a veces puedo sentir una brisa de aire en mi cara y me parece que todo está bien. aún así, de pronto al verme en el espejo, soy solo una niña asustada. veo mis ojeras, producto de mis desvelos. mi rostro lleno de imperfecciones causadas por estrés y mala alimentación, veo mis ojos hinchados de tanto llorar y me siento una niña y mis preocupaciones son piedras grandes y pesadas en la espalda de una pequeña que no sabe cómo despojarse de ellas y todo me parece tan grande. y mi miedo al mar tiene sentido, porque siento que me ahogo si no lloro y sí lloro me ahogo en lágrimas. y quiero dormir todo el día para no pensar en todo lo que tengo que enfrentar. Y luego de pronto aparece la mujer que es capaz de cojer las enormes piedras y llevarlas en los bolsillos del pantalón como sí fueran plumas, y luego realmente se convierten en plumas. Soy capaz de reírme de mis desegracias y de disfrutar de los caminos a la tienda, las caídas y los destrozos y soy consciente de que soy lo suficientemente fuerte para sobrellevar todo y más. aún así, no me veo en el espejo para no recordar que a pesar de todo, solo soy una niña asustada.
