CAP 66

777 64 1
                                    

Aadya

— Aadya detente — dice Left caminando atrás de mí, pero no le hago caso — ¡Maldición que te detengas! — gruñe colocándose enfrente de mí obstruyendo mi camino — Lo lamento, no quería hacerlo — mira mi mano

— Que te parece si mejor te vas con tu mate y me dejas a mí caminar a gusto. — paso por a lado de él

— No. No lo haré — se vuelve a colocar enfrente de mí — Tienes que entender por qué me afectan tanto tus decisiones.

— ¿En serio?. No pensé que mis decisiones no te dejarán dormir.

— Aadya no estoy jugando.

—¿No? Vaya. Tendré más cuidado la próxima vez para que nunca te enteres lo que sucede conmigo

— No te atrevas a ocultarme las cosas

— ¿Que si lo hago? ¿Qué harías?

— No me provoques — gruñe molesto

— Tienes razón, pierdes el control y luego solo te la pasas lastimando a los demás

— Jamás te volveré hacer daño.

— Si claro Left — digo pasando lado de él. Alejándome de nuevo, pero esta vez no escucho que Left venga detrás de mí.

—… Aadya.

— Vaya término con uno y sale el otro. — digo al reconocer la voz de Sebastián. — Que te parece si tú también te vas y me dejas caminar a gusto

— Lo estás lastimando.

— ¿y ustedes no lo hicieron? — sigo caminando sin voltear a verlo

— No es lo mismo, a Left le estás lastimando sus sentimientos

— No, pues perdón, dile que lo siento mucho, pero que si no quiere que le diga lo mismo, aléjense los dos.

— ¡¡Entiende que no podemos!! — gruñe molesto.

— Bien, ¡dime tu explicación del porqué no te vas y me dejas en paz!! — grito al final volteando a verlo que dando en shock por unos segundos al verlo desnudo de pies a cabeza.
— ¡¡Por la luna ponte algo!! — grito volviendo mi vista al frente.

¿Pero qué carajos acabo de ver?

— Tú volteaste, por eso no me puse enfrente de ti

— sabes que, mejor, deja salir de nuevo a Left y  tú vete.

— No me iré.

— Bien, entonces regresa a la manada desnudo.

— ¿Te molesta?

— Claro que no, por mi todos te pueden ver desnudo, claro que sí te atreves a irte así es porque de seguro ya están acostumbrados — vuelvo a caminar

— ellos nunca me han visto desnudo, Siempre regreso en mi forma de lobo. ¿Sabes que hay niños no? No podemos dejar que nos vean así está prohibido

— Esperaré tu castigo entonces — digo sin mirarlo y ni de chiste vuelvo a verlo

— Esto es diferente, tú volteaste

— Y créeme que jamás en mi vida lo volveré hacer.

— ¿Qué? ¿No te gusto? — me detengo al escuchar su pregunta sin poder crecer lo que me preguntaba. ¿A qué está jugando Sebastián?

— ¡No! — suelto obvia — además… Sebastián estás comprometido y hace minutos atrás me dijiste que encontraste a tu mate. ¿No crees que estás muy grande como para hacer este tipo de preguntas a personas de 15 años.?

— Eso es lo que más me duele — susurra

— ¿Cómo?

— ¡Si!, ¡Odio tu edad porque eres una niña!. ¡Y no puedo acercarme a ti porque eres la hermanita de Joel!

— Oye, no te estoy entendiendo nada — suelto sincera — ¿no puedes ser más específico?, ¿que tiene que ver mi edad?. Es normal como la de los demás.

— ¡¡Que eres una niña!!

— ¡¡Eso lo sé!! ¡¿Pero qué tiene que sea una niña?!. ¿Qué? ¿Querías que fuera un bebé?

— Tú quieres que Joel me rompa la cara, ¿verdad?

— ¿Y por qué te la rompería?. Eso es lo que no entiendo... No has hecho nada y mi edad...no sé qué tiene que ver.

— ¿Por qué están difícil explicarte?

— No, eh, a mí no me andes echando la culpa, tú no te das a entender, entonces no me pidas que te entienda.

— Es que así tampoco podemos hablar, no me miras y no sé, si me estás diciendo la verdad.

— Te dije que no iba a voltear a verte. Primero mis oídos y ahora tú le quitas la virginidad a mis ojos, ¿qué demonios le pasa a los lobos? ¿No saben que hay personas que quieren vivir norm...

me interrumpe — ¿Qué dijiste?

— Que no voy a voltear a verte

— Eso lo escuché, claro — serio

— ¿Entonces para qué me preguntas, si lo escuchaste?

— ¿Quién se atrevió a profanar tus oídos? — gruñe, molesto y yo me maldigo por dentro.

¡Maldición yo y mi bocotá! ¿por qué no pienso antes de hablar?

— Aadya — vuelve a gruñir

— No. Nada, olvida lo que dije — digo caminando más rápido

Esto solo me tiene que pasar a mí, ¿qué demonios traigo en cima? ¿Una maldición o qué?.
La luna me odia y de muchas maneras siempre la tengo que estar regando en algo. Pienso mientras pateo una rama y me detengo al no escuchar a Sebastián detrás de mi

— ¿Oye sigues ahí? — pregunto, pero no me responde — ¿Oye no voy a voltear si eso es lo que buscas al no responderme! — grito las últimas cinco letras al sentir sus brazos sobre mí levantándome del suelo — ¡Sebastián! ¿Que..que estás haciendo? — pregunto girando mi cabeza un poco para ver su rostro al ver qué me coloca sobre su hombro como un costal de papas.

— Ya me cansé, no puedo hablar contigo porque tú no te atreves a verme

— No voy a verte desnudo — digo obvia viendo un poco de su rostro enojado

— entonces te recomiendo que no mires hacia abajo

— ¿Por qué? — pregunto confundida viendo hacia abajo, cerro y tapo mis ojos al instante con mis manos al ver parte de su espalda desnuda junto con toda su parte de atrás y si me refiero a que también vi sus glúteos desnudos

— ¡¡Maldición Sebastián!!

— Te lo advertí — gruñe y yo lo único que repito en todo el camino es “No veo nada No veo nada No veo nada” mientras tapo mis ojos con fuerza.

No sé adónde vamos, él solo me tomo y empezó a caminar sin rumbo por un buen rato.

No me atrevo a quitar mis manos ni abrir mis ojos, incluso siento que todo mi rostro arde al recordar lo que he visto el día de hoy ¿Cómo demonios lo veré a cara después de esto?. Cuando regresemos a la manada que tenga por seguro que lo evitaré hasta que estás imágenes se desvanezcan de mi mente, aunque no creo verlo sin recordar esto.

El Deseo de la Luna Where stories live. Discover now