37. Las dos son mentirosas

494 68 35
                                    

••• POV Piper •••

Estoy tan avergonzada por todo lo que ha sucedido que me cuesta imaginar la reacción de los Vause al verme llegar con Alex a casa sin siquiera haber avisado antes para ver si podía quedarme. Sé que nos hemos tomado la atribución de decidir por nuestra cuenta aunque a decir verdad, no deberíamos haber hecho nada sin consultarlo, porque los padres de Alex tienen razón en negarse si es que no aceptan que me quede, pero espero que no se opongan, porque no tengo a dónde ir.

La mano de mi novia aprieta la mía sobre mi regazo mientras sonríe de forma cautelosa, queriendo hacerme sentir confiada aunque no lo estoy en absoluto, pero su contacto me hace sentir mejor en tantas maneras que nunca terminaría de explicarlas.

— Quita esa carita de preocupación, cielo. — me dice con suavidad — Mis padres estarán de acuerdo en que te quedes unos días aquí. Ellos son geniales.

— Lo sé, porque tú lo heredaste de ellos. — digo sonriendo de forma nerviosa — Pero quizás quieran su espacio... Creo que debimos avisar antes de venir aquí.

— Estará bien, Pipes. Tú tranquila.

El camino del auto de Alex hasta el porche de la casa es realmente eterno, como si estuviese yendo a través de un calvario personal que incluye las pesadillas que jamás hubiera siquiera podido imaginar acechándome a cada paso que se hace tortuosamente más complicado cada vez. Y cuando mis pies tocan los escalones de madera que suben hasta el porche, mi cuerpo entero se siente tembloroso y alerta, como si no pudiera hacer más que pretender que todo va bien, cuando en realidad los detonantes para cualquier situación extraña son demasiados en mi cabeza.

Alex abre la puerta y la mantiene así para mí, permitiéndome que entre primero mientras que el sonido de la música en la sala nos envuelve haciéndonos mirarnos de forma extrañada porque no tenemos idea de qué es lo que sucede.

La tranquilidad que muestran los padres de Alex mientras juntos llenan de color un par de lienzos frente a ellos es tal, que no puedo solamente ignorar el hecho de que ellos son exactamente lo contrario a mis padres y seguramente se aman de verdad, no como para dejarse después de más de 20 años de estar juntos. Ambos voltean a vernos con la ropa llena de pintura al igual que parte de su rostro y la sonrisa en sus labios es tan franca que de inmediato me conmueve casi al punto de lanzarme a sus brazos y llorar desconsolada.

— Piper, — saluda la madre de Alex acercándose a nosotras — no esperábamos verte hoy, disculpa el desastre, es nuestro día en pareja y Alex lo sabía.

— Lo lamento si interrumpimos. — mi voz sale temblorosa — Es solo que hubo una situación en mi casa y...

— Le dije que podía quedarse unos días aquí, porque sí puede, ¿Verdad?— Pregunta Alex con dudas.

— Claro que puede, — completa el señor Vause —espero que esa situación se arregle pronto y estés más tranquila.

— No creo que tenga solución, — suspiro sin un gramo de entusiasmo — mis padres se están separando.

— Oh, linda... — la señora Vause se acerca a mí con especial rapidez — De verdad lo siento mucho, sé que no es nada fácil de afrontar, pero cuentas con nosotros.

— Claro que sí, — el señor Vause se acerca para posar su mano sobre mi hombro en señal de apoyo — a veces los padres no sabemos bien lo que hacemos y en el afán de librarnos del problema, no nos damos cuenta de que lastimamos a los que más amamos. Dáles un poco de tiempo para entender lo que están haciendo y apuesto a que todo va a mejorar.

ENCONTRÁNDOME EN TIOnde histórias criam vida. Descubra agora