54. No quiero estar sin ti

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No había razón para los nervios, pero aún así ambas estaban algo cohibidas en el cine, abrazadas como si la película de terror les causara miedo, pero más bien era la tensión que ambas sentían solamente por las palabras no dichas que quemaban en su interior queriendo no sentirse tan fuera de lugar como ahora se sentían.

Y es que ver a Nicky y Lorna comiéndose a besos y empujándolas de vez en cuando mientras buscaban no tener ni siquiera un centímetro entre ellas no era precisamente un buen aliciente que les diera tranquilidad, al contrario, ambas todavía estaban pensando en no querer dar por hecho que irían juntas al baile.

Piper había estado a punto de terminar con esa tensión, pero el asunto de Polly había ocupado todo el tema de conversación desde entonces.
Es cierto que era emocionante el hecho de que su mejor amiga de antes ahora estuviera volviendo a su vida, y no solamente eso, si no que prácticamente las cosas que ella había estado creyendo que sucedían entre ellas no habían sido ni siquiera la mitad de ciertas, si no más bien, solo malos entendidos que se habían convertido en distancias emocionales con las que ninguna de las dos había conseguido terminar.

—¿Quieres que tengamos sexo aquí?— ronroneó Alex acercándose y revolviéndole el cabello con la nariz.

—No,— se rio la rubia girando su rostro para besarla en los labios —estamos viendo una película.

—Dime de que se trata.

—De unos chicos tontos que entran al bosque donde se supone que hubo asesinatos y aún así quieren coger en los arbustos. Dime, ¿Qué de erótico tiene eso?

—Omitiré la parte de que es fácil que sepas la trama cuando es un cliché del cine Slash de los 80's y 90's.— se rio —Pero vamos, yo me excitaría de pensar que Jason Voorhees viera como te hago gemir con la mejilla pegada a un árbol.

—¡Alex!—

Dijo un poco más fuerte de lo que debería y en seguida las personas de atrás comenzaron a quejarse y a pedirles guardar silencio.

—Imagínatelo, tus tetas sintiendo la textura de la corteza y mis dedos enterrados hasta el fondo en tu coño mientras te digo cosas sucias al oído y un asesino se olvida de sus planes de decapitarnos por ver lo bien que puedo hacerte terminar en mis dedos.— susurró de forma burlona.

—Tus fantasías son demasiado raras.

—Sin embargo, no sé por qué creo que no te desagradan por completo.

—No pienses ni por un segundo que yo estaría dispuesta a hacer eso.

Piper se alejó un poco de ella para mirarla con extrañeza. A veces Alex era bastante liberal con sus pensamientos atrevidos que intentaban a toda costa hacer que la rubia se sonrojara de esa forma tan adorable que a Alex le hacía sentir mariposas en el estómago.
No es secreto que ella adoraba poner en aprietos a su novia, y aunque muchas veces Piper terminaba enojada, la pelinegra no podía evitar divertirse con las emociones de la rubia.

—Eso dices ahora, pero ya veremos.

—No. Siempre será no.

—¿Sabes? No te creo.— se burló la pelinegra —Se suponía que tú eras hetero antes de estar conmigo y una mañana despertaste pensando que sería buena idea enamorarte de mí, y aquí estamos.

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