43- El té

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SALLY

Están en todas partes. Los ojos que me observan se esconden en cada esquina de la habitación, puedo verlos. Los mantienen abiertos y parecen parpadear cuando yo lo hago, o cuando los pierdo de vista tan solo unos pocos segundos. Desde el momento en el que me subí a mi cama... están ahí.

Abracé mis piernas, utilizándolas como una especie de escudo en contra de ellos. No podían hacerme nada, o al menos eso creía, porque lo único que hacían era permanecer en su lugar, mirándome, examinándome, adivinando mi próximo movimiento. No importa que tenga que quedarme toda la noche despierta, pienso ganarles este juego.

-Sally- Ryan se dio media vuelta en la cama, sobando su ojo con una mano- Duerme, vamos. No hay nadie.

-Eso es lo que quieren. Que cierre los ojos y baje la guardia- susurré- pero no voy a darles el gusto.

Lanzó un suspiro frustrado y miró hacia el techo- Sabes, cualquiera pediría un cambio de compañero. Ya sabes, alguien que no parezca una maldita loca. Pero me caes bien y quiero ayudarte. Así que voy a tomarme el atrevimiento de preguntar: ¿Qué te pasa?

-Ya te lo dije, hay ojos...

-No. A ti, Sally. ¿Qué te sucede a ti?- se apoyó sobre uno de sus codos- No hace falta conocerte tanto para darse cuenta de que algo te está ocurriendo, algo grave- tragó saliva- ¿Podrías ser sincera conmigo?

-Siempre soy sincera- susurré, entrelazando mis manos temblorosas.

-No te lo tomes a mal, ¿bueno?- simplemente asentí- ¿Acaso estás... consumiendo algo, Sally?

-¿Algo como qué?

-Pues... ¿droga, quizás?

Su pregunta logró que finalmente desviara mi mirada. Giré mi cabeza tan rápido que hasta temí que pudiera haberme lastimado. Mis labios se fruncieron al igual que mis cejas. Otra vez con eso. ¡¿Por qué todos piensan que estoy mal de la cabeza?! ¡Estoy perfectamente bien!

-Claro que no- respondí al instante, casi en un gruñido- Soy una chica completamente sana.

-Sí, dile eso a tus ojos que parecen a punto de salir de tu cuerpo- ironizó, a lo que yo volví a quitarle la mirada de encima para enfocarme en las sombras de la habitación- Sally, no puedo ayudarte si no colaboras conmigo. Pareces fuera de órbita. Estas últimas semanas lo único que has hecho es empeorar. Sigues gritando de noche, sigues susurrando cosas extrañas, sigues viendo cosas que no están allí.

De repente, las palabras de Ryan comenzaban a sonar en eco en mi cabeza. Me llevé las manos a los oídos, pero eso no impidió que él siguiera hablando.

-¿Qué es lo que te hace tener tanto miedo? Tiemblas todo el tiempo, como si un fantasma estuviera a punto de salir de las sombras.

-No tengo miedo de nada ni de nadie- expresé- Solo... me molesta sentirme observada. Me molesta que nadie pueda ver lo que yo veo. Y tiemblo porque siempre estoy nerviosa. Algo dentro de mí sabe que las cosas no están acomodadas como deberían estarlo. Lo único que logra relajar por unos segundos esa sensación es...- de repente, una lamparita se encendió en mi cabeza- Sí, eso es.

Me levanté de la cama de un salto, tomé mi bata y corrí a la puerta dispuesta a salir de la habitación. Pero la voz de Ryan me detuvo.

-¡Espera!- él llegó hasta mí y me tomó del brazo- ¿Qué? ¿Qué es lo que te relaja?

Sonreí- El té de la señora Walsh. Es mágico. Deberías probarlo.

Dibujó una mueca extraña en su rostro- ¿Té de la señora Walsh?- asentí varias veces- ¿Qué clase de té es?

Delirio (+18) I COMPLETA IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora