𝐁𝐢𝐭𝐭𝐞𝐫 𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝 𝟐 ━━ ♱ Diabolik Lovers ♱ [TERMINADA]

Capítulo 13

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❝FINAL❞

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  Finalmente la noche había llegado, Alicia miraba con impaciencia por la ventana esperando ver el dichoso eclipse y que finalmente sus dones volvieran a ella. Sin embargo, empezaba a desesperarse de no verlo llegar, también a preocuparse puesto a que ahora que Madre no estaba para guiarla, no tenía muy en claro que era lo que debía hacer, así que solo esperaba que las cosas fuesen fáciles.

—¿Quieres dejar de verme con ese gesto? Empiezo a sentir un escalofrío —comentó la de ojos carmín girando a ver a Kanato, quien se encontraba a una breve distancia de ella, mirándola con desprecio.

—Traidora... —murmuró. Eso causó que Alicia suspirara.

—Kanato, ¿cuantas veces tendremos está conversación?

—Debías ser mía...

—¿Estás poniendo atención a lo que te digo? —le regañó—. Cada vez que pienso que tenemos un avance con tus malos modales solo me dejas en claro que por más que quiera seguirás siendo igual.

—¿Entonces es eso? ¿Esos convertidos tienen mejores modales?

—A este punto, empiezo a creer que hasta Demon tenía mejores modales —Kanato no se molestó en disimular su gesto de ofensa y enojo por las palabras de Alicia.

—¡Retira lo que dijiste!

—No discutiré más contigo, esto es demasiado infant... —antes de poder acabar su oración, fue interrumpida por Kanato, quien cubrió la boca de Alicia a la par en que clavada sus colmillos en el cuello de la misma. La azabache, por acto de reflejo empujó al pelimorado, logrando quitarselo de encima—. Kanato. Nunca jamás vuelvas a ponerme un dedo encima sin yo haberte dado permiso.

El chico limpió la sangre que goteaba de su boca con su brazo.

—Soy el mejor bebiendo de tí, ¿cierto? —preguntó volviendo a acercarse a la chica.

—¡No des ni un paso más! —le ordenó ella, pero sus palabras no fueron escuchadas por Kanato, quien luego se encontró forcejando con Alicia para poder beber su sangre a la fuerza—. ¡Kanato!

—¡Si te quedaras conmigo, si me pertenecieras, no estarías tan indefensa ahora! —le gritó él.

Antes de que alguno de los dos pudiese continuar discutiendo, la puerta del salón en el que se encontraban se abrió lentamente al rechinar por todo el lugar. Alicia y Kanato se extrañaron de ello, pero más extraño fue ver que se trataba de Azusa, el Mukami lleno de vendas, que ahora lucía agotado y herido.

—¡Alicia! —le llamó él con la respiración agitada—. ¡Tenemos un problema! ¡Ruki... Él...!

—Azusa... —murmuró ella con asombro de verlo en la mansión Sakamaki—. Azusa, ¿qué ocurre? —demandó al ser consciente de las heridas del chico—. ¿Por qué estás tan herido? —se dirigió al peliverde, pero fue detenida por Kanato, quien la sostuvo del brazo con firmeza.

—¿Por qué intentas volver a irte con ese? —reclamó Kanato con una expresión muerta y aterradora.

Alicia lo observó unos segundos antes de intentar zafarse del agarre, al ver la gran fuerza qué había ejercido el pelimorado, ella continuó mirándole, esta vez con un gesto de advertencia.