El "ataque profundo" y la "guerra aeroterrestre"

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Desde el imperio asirio hasta los totalitarismos de los siglos XX y XXI, el modo de contrapesar su mala infantería de los regímenes despóticos ha sido el mismo: el carro de combate. Un analista militar contemporáneo llamó a los ejércitos armados y entrenados por las URSS "ejércitos pesados", por su desmesurada cantidad de blindados y artillería. Este es el caso incluso de Cuba, donde la utilidad de las divisiones blindadas para defender una isla es más que dudosa (como comparación: Taiwán sólo tiene vehículos blindados con neumáticos, armas ligeras y un cañón de 20mm como arma principal, diseñados para servir como apoyo y complemento de la infantería). La principal función de esos ejércitos pesados es la represión, no la defensa. Los Blindados son ideales para esa tarea, porque solo pueden ser enfrentados con armas profesionales: los cócteles Molotov o cualquier otra cosa que pueda inventar un grupo de insurgentes, sin experiencia militar y que han sido cuidadosamente desarmados, son casi totalmente inútiles contra ellos. Ahora bien; como, mal que les pese, los ejércitos de los totalitarismos deben hacer la guerra contra los enemigos externos, han desarrollado para esto dos estrategias básicas: la guerra subversiva y el ataque profundo.

El ataque profundo consiste en extender la línea del frente todo lo posible: usando para esto una infantería muy mala, pero muy numerosa, la cual, si debe pelear contra fuerzas bien entrenadas y armadas, morirán como moscas; pero esto le es indiferente a los jerarcas del régimen. Obligado el enemigo a extender su línea del frente todo lo posible, se lanzará un ataque por un único punto, con las mejores divisiones blindadas y las fuerzas de infantería de élite, rompiendo la línea del frente y obligando al enemigo a retirarse. En la batalla del embalse Chosin, durante la Guerra de Corea, los chinos, que ganaron, tuvieron entre 60 y 70.000 bajas; los norteamericanos, derrotados, alrededor de 6.000. Y esa batalla ha sido tema de una película de propaganda filmada por el régimen comunista chino. En una democracia, un gobierno que perdiese un Vietnam en 5 días debería renunciar o sería derrocado por una rebelión masiva. El ataque profundo es una estrategia diseñada y ejecutada por gente a la que la vida de sus esclavos le importa un bledo. Ahora bien; obviamente hay factores tecnológicos, económicos e históricos por los que esa estrategia se desarrolló en el siglo XX; pero es interesante observar que, cuando leemos descripciones realistas (no poéticas) de batallas, escritas en el imperio asirio o en el Egipto faraónico, el cuadro general se parece muchísimo al ataque profundo de los totalitarismos contemporáneos. Largas filas de infantería muy mala, detrás de las cuales salen los carros tirados por caballos a hostigar a las filas enemigas (por lo general igual de malas) y tratar de flanquearlas para atacarlas por detrás. Si fracasan, vuelven al galope a refugiarse detrás de sus propias filas.

¿Cuál fue la respuesta de la OTAN al ataque profundo? El ataque aeroterrestre. La república es la combinación de la democracia con el poder fáctico del dinero. El ataque aeroterrestre es la combinación de la infantería con la tecnología militar más cara y más avanzada, el avión.

La aviación tuvo su breve período heroico durante la guerra Ítalo-Turca y la Primera Guerra Mundial. Los totalitarismos alemán y ruso disciplinaron a la aviación, convirtiéndola en enormes escuadras de bombarderos. Los aliados copian sus estrategias sin añadir nada original. La única diferencia importante es que los bombardeos a ciudades son extremadamente impopulares en los países democráticos. Con el perfeccionamiento de las comunicaciones radiales, el avión encuentra su uso más efectivo de parte de los norteamericanos: En vez de tirar de modo barbárico e ineficiente toneladas de bombas sobre una ciudad enemiga, con la esperanza de que alguna bomba le pegue de casualidad a un objetivo valioso, la infantería señala el blanco con bengalas o cualquier otro método y se lanza un bombardeo "quirúrgico" contra el blanco. El Barón Manfred von Richthofen se revolcaría en su tumba si le explicasen esa táctica: "¿La aviación recibiendo órdenes de los campesinos de la infantería? ¡A donde iremos a parar!".

Durante los ataques aéreos no-quirúrgicos de la Segunda Guerra Mundial se buscó un objetivo que fuese lo suficientemente grande como para poder pegarle con un arma terriblemente imprecisa como era la bomba de gravedad y lo suficientemente vulnerable como para poder atacarlo con muy pocas pérdidas. Los blancos principales fueron por ello los barrios obreros. ¿Por qué? Porque se necesita una cierta cantidad de horas-hombre para fabricar un tanque o un acorazado. Por lo tanto, matar a cierta cantidad x de obreros es lo mismo que hundir un acorazado. En esta estrategia, la población está vista como un recurso económico más: Esa visión es totalitaria en su núcleo.

Las armas que nos dieron los dioses.Where stories live. Discover now