KINNPORSCHE - EL ECLIPSE/ THE DANGEROUS DRUG OF SEX

FRÍO

NOTA DE LA AUTORA: El 19 de abril de 2023 este capítulo sufrió cambios para que tuviera concordancia con el desarrollo de la historia. Estos cambios no afectan los capítulos en general, solo enriquecen la trama. 

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DENTRO DE SEIS MESES - DÍA DE LA BODA TEERAPANYAKUL

Mientras Porsche se colocaba su traje de seda negra frente al espejo de su habitación en la Mansión Principal repasaba en su mente a detalle cada uno de los movimientos que realizaría ese día y que llevaba planificando por meses en secreto.

Ya estaban listas las cartas, ya estaban listos los actores principales y ya estaba listo ese infame video del infierno.

Ese pequeño objeto que le causó náuseas al verlo pero que también sería aquel que protegería a todos los que amaba y finalmente destruiría a sus enemigos. Un video que traería consigo el fin de la Familia Teerapanyakul como la conocemos.

"Solo un poco más y todo acabará," se repetía a asimismo mientras que se percataba de la magnitud de lo que representaba en la vida de todos la destrucción de la casa de naipes que construyó Kun Korn durante años gracias al  viento arrasador que tenía guardado.

"Solo un poco más," decía mientras guarda el video en su bolsillo junto a aquel objeto que le daría fin a todo. 

Por qué Porsche sabía en lo profundo de su corazón que no saldría vivo de todo esto y que....

La boda de Kinn sería una que jamás se podrá olvidar.

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SEIS MESES ANTES

La noche sobre el puente había destruido algo en el corazón de Porsche que ni siquiera él alcanzaba a definir. Tal vez era lo poco de humanidad que aún le quedaba y ahora solamente existía.... un sentimiento oscuro que no podía explicar.

Cumplió con la promesa que le hizo a Kinn, pero desde que entró al Centro de Rehabilitación, había experimentado el periodo más terrible de su vida.

El síndrome de abstinencia casi lo mata y estar encerrado en un solo lugar realmente era agobiante e insoportable. Los dolores de cabeza y las náuseas eran constantes por lo que le rogaba a Dios que pararan lo más rápido posible y acabaran con su vida.

De alguna manera, ese malestar desagradable le hacía sentir que no volvería a tocar esas porquerías de nuevo ya que al fin y al cabo las había usado para alejar a todos de su lado pero lo único que había conseguido era preocuparlos.

La terapia con la psiquiatra también le parecían una pérdida de tiempo ya que insistía que tenía que hablar sobre temas que lo incomodaban y se rehusaba a hablar de ellos con una desconocida.  No estaba loco y por esa razón le resultaba incomprensible por qué era necesaria todas esas patrañas. 

En verdad cada día que permanecía en ese lugar era un martirio.

"Gracias por tu testimonio," le decía la psiquiatra a un hombre maduro durante las sesiones de terapia grupal, cuando se unía con el resto de internos del centro para compartir sus experiencias con la drogadicción.

"Porsche, ¿Hay algo que desees compartir con el grupo?", le preguntó la doctora con una sonrisa.

"No realmente," le respondió totalmente desinteresado en lo que decía.

"Es la quinta vez que te rehúsas a hablar en nuestras sesiones," dijo ella con preocupación.

"Pues no tengo nada que decir," respondió molesto.